Quien da la Luz «Prólogo»

Un fuerte sonido, seguido de un estruendo metálico recorrió el espacio reducido en el que su huésped, recostado en una cama tan dura como cemento o una dulce apelación de clavos esperaba paciente mientras contaba los segundos con sus dedos. -¡Levántate! tienes visita. El hombre soltó un bufido y de …