Magical Girl Diamond – Capítulo 1: Un día normal

Magical Girl Diamond – Capítulo 1: Un día normal

Un día normal.

El sol salía desde el horizonte dando inicio al amanecer de un nuevo día. Desde la ventana de una habitación la luz iluminaba su interior, donde se podía apreciar a una joven  que dormía cómodamente en su cama usando un pijama de conejo abrazando su almohada con una sonrisa despreocupada en su juvenil rostro.

  • Makoto, arriba, ya amaneció.

Con una voz monótona un joven de cabello negro y ojos color avellana abrió la puerta y entro al cuarto sin dar los buenos días. Encontrándose a la bella durmiente en su cama con la misma sonrisa despreocupada y sin señal alguna de levantarse. El joven al verla así, se acercó a la cama en silencio para no despertarla y lentamente estiro su mano hacia la chica.

  • Hey tonta, levántate de una vez
  • ¡Uguah!

Con indiferencia el chico tomo a la bella durmiente de una pierna y la jalo fuera de la cama haciéndola caer de espaldas y ocasionando que se golpeara la cabeza al chocar contra el suelo. No importa como lo veas, esto está mal de distintas formas si le preguntas a cualquier tercero.

  • Eso dolió…
  • Deberías saber que hoy vas a la escuela, no duermas tanto y pon tu alarma.
  • Onii-chan, existen mejores formas para despertar a alguien ¿sabes?
  • Las hay, pero esta es más divertida… para mi

Mientras estos tenían lo que parecía ser la charla de todas las mañanas, los hermanos se burlaban uno del otro mostrando la lengua como niños pequeños. Viendo a su hermana despierta el hermano mayor decide irse del cuarto para dejar a su hermana arreglarse e ir a desayunar y después a la escuela.

  • Ya está el desayuno, baja
  • Ya te escuché, fuera

Con ese último comentario, la hermana se levantó del suelo sobando la parte detrás de su cabeza mientras su hermano salía cerrando la puerta. Limpiando su pijama mientras se levantaba se dispuso a cambiarse por su uniforme escolar.

La habitación estaba adornada con algunos posters de animes y mangas, también de chicas en trajes coloridos llamativos, y figuras de colección de distintos personajes en la parte superior de su escritorio que se encontraba enfrente de su cama a lado de un pequeño librero con una pantalla y una consola de videojuegos encima.

  • Bien, todo listo

Kobayashi Makoto, con su uniforme color azul oscuro se para frente a su espejo de cuerpo completo luciendo su impecable apariencia de colegiala de secundaria de segundo año. Mientras veía su impecable apariencia en su reflejo, sus ojos color avellana empezaron a brillar por cierta idea divertida que le llego. Empezando a mover su cuerpo y brazos para hacer una peculiar pose parecida a cierta Sailor Scout famosa hablo:

  • Soy Kobayashi Makoto, y te castigare en el nombre de la Luna!
  • Baja o se te hará tarde

Cuando estaba terminando su presentación, su hermano volvió entrar sin avisar solo para encontrarla hablando con su reflejo, posando. Makoto se ruborizó al ser descubierta en el acto, mientras su hermano la veía desde la puerta guardando silencio.

  • Veras, esto es…
  • …Je
  • ¡No te burles! ¡Y no entres a la habitación de una chica sin tocar!

Al ver el rostro de su hermano volviéndose una mueca de burla total el rostro de Makoto no pudo evitar volverse rojo como un tomate mientras perdía la calma y le lanzaba su mochila a su hermano que cerró la puerta para escudarse.

Kobayashi Makoto, una otaku y amante de las Magical Girl clásicas, una vez más fue descubierta imitando a sus personajes favoritos por su hermano mayor, Kobayashi Mikado, un chico de preparatoria antipático y otaku que, aunque no lo parezca quiere mucho a su pequeña hermana.

Después de lo sucedido en la habitación, Makoto bajo al comedor de su hogar y ser recibida por el olor del desayuno que venía de la cocina donde se encontraba su madre. Ya calmada decide ir a la mesa para desayunar.

  • Buenos días, mamá, papá, tonto onii-chan
  • Buenos días Makoto-chan
  • Buenos días ¿Dormiste bien Makoto-chan?
  • Si!

Su madre, Kobayashi Rin, y su padre, Kobayashi Yukio, ambos al unísono le dieron los buenos días a su hija. Su madre venía de la cocina con el desayuno, mientras su padre que ya había terminado de desayunar tomaba una taza de café en la mesa junto a su hermano mayor que se estaba levantando de la mesa con su plato vacío en la mano.

  • ¿Terminaste tu presentación?
  • ¿Presentación?
  • ¡Cállate!
  • ¡Ugh! Mocosa…
  • ¡Déjame!

Molesta por la innecesaria pregunta de su hermano, Makoto lanzó un ligero puñetazo al estómago desprotegido de Mikado, dejando salir una pequeña queja; enojado, con su mano libre empieza a pellizcar el cachete de su hermana pequeña que se empezó a quejar.

  • Veo que se siguen llevando tan bien como siempre
  • ¡Para nada!

Al ver el intercambio de sus hijos, su padre no pudo evitar mostrar una sonrisa de felicidad al ver que siguen siendo igual de cercanos como siempre, incluso aunque estos lo nieguen a veces

  • Bien, bien, ustedes dos tranquilos, Makoto, ten tu desayuno
  • Oh, Gracias mama
  • Oh, ahora que lo recuerdo, ustedes dos

 

Mientras Makoto se sentaba a desayunar y Mikado estaba en la cocina, su padre que leía el periódico llamo a ambos con tono serio, aunque era normal que hablara así, era inusual a la hora del desayuno, así que esto llamo su atención. Mikado fue el primero en hablar de los hermanos y Makoto prestaba atención

  • ¿Qué sucede?
  • Últimamente he escuchado que han estado pasando cosas extrañas en la ciudad
  • ¿Cosas extrañas?
  • No sé los detalles, pero, aun así, vayan con cuidado, ¿entendido?
  • Entendido

 

Ambos respondieron al unísono, al verlos así su padre se sintió aliviado y se levantó para irse a trabajar dejando a los demás y el desayuno familiar paso.

En la puerta de su casa, Makoto y Mikado estaban cambiándose sus zapatos para partir e irse a la escuela, cuando mama Kobayashi llamó a uno de ellos.

  • Makoto-chan, no te olvides de esto
  • ¿Bento?
  • Si, uno para Ryoko-chan

Makoto recibió de su madre dos bentos envueltos en una tela con patrones de pétalos de cerezo de parte de su madre. Ella a menudo prepara esto no solo para Makoto, sino también para Ryoko, su mejor amiga, una niña de su edad que conoce desde la primaria y es considerada un miembro de la familia Kobayashi.

  • Salúdala de mi parte, y dile que si desea puede venir a cenar con nosotros cuando quiera
  • ¡Claro, lo haré!

Con los bentos guardados en su bolsa, Makoto salió con Mikado que la estaba esperando fuera de su hogar para comenzar otro gran día como los demás.

 

♦ ♦ ♦ ♦

 

Después de separase de su hermano, Makoto empezó a caminar tranquila y alegre mientras se dirigía a su lugar de encuentro de siempre con Ryoko. Para ella, su mejor amiga es un ejemplo a seguir de una chica modelo. Ella es muy madura y responsable para su edad, siempre cumple con sus deberes y llega a tiempo, es muy ordenada a diferencia de Makoto, también es muy estudiosa y atenta en la escuela, siempre dando lo mejor de sí misma. Es amable con todos, y muy modesta, pero, sobre todo…

  • Makoto-chan, buenos días
  • ¡Ryoko-chan buenos días!

Mientras caminaba perdida en sus pensamientos, una dulce y suave voz la llamo dándole los buenos días. Levantando su mirada, una hermosa chica la estaba saludando agitando su mano.

Pelo corto hasta el cuello de un hermoso color castaño y su flequillo recogido hacia un lado con una pequeña pinza para el pelo color blanco, unos ojos amables color obsidiana brillantes, una piel clara y hermosa de forma natural y una sonrisa que cualquiera que la viera caería cautivado. Estaba parada de forma derecha en una esquina mientras sostenía su mochila, su cuerpo era delgado y se veía saludable, acompañada de la luz de la mañana bañándola la hacía verse realmente hermosa luciendo su uniforme escolar.

Hayashi Ryoko, una joven chica de secundaria que para Makoto era su amiga más preciada y considerada una hermana. Para ella, Ryoko era una de belleza febril y un modelo a seguir. Como todas las mañanas ella la esperaba en el cruce de caminos para irse juntas a la escuela, algo que se volvió costumbre desde hace algunos años cuando se conocieron

  • ¿Esperaste mucho?
  • Para nada, no llevo mucho desde que llegue

Saludándola de regreso Makoto se paró a su lado mientras esperaban el semáforo para cruzar, y así ambas fueron juntas a la escuela como siempre.

Ellas conversaban de forma frívola, algunas veces llamando la atención de los transeúntes que estaban cerca. Makoto empezó a contarle sobre lo sucedido esta mañana con su hermano y Ryoko soltaba una pequeña risa al oírla.

  • Ya veo, Mikado-san te volvió a encontrar mientras hacías una de tus imitaciones
  • Vamos, no te rías, es inevitable, cuando pienso en como seria ser una Magical Girl que pelea con las fuerzas del mal y todo eso, no puedo evitar emocionarme
  • Bueno, eso es cierto, es lo que te hace tan linda Makoto-chan
  • Muu~ si tú lo dices…

Ryoko que mostraba su amable sonrisa de siempre, elogiaba de manera inesperada a Makoto, la cual no pudo evitar apartar la mirada mientras se ruborizaba de vergüenza, pero segundos después dejo salir una pequeña voz algo abatida.

  • Pero a diferencia de mí, Ryoko-chan es más linda, todos los que te vieran dirían lo mismo, bueno, como culparlos, tienes una hermosa figura a pesar de ser joven, una brillante piel natural, un cabello sedoso, unos ojos y mirada cautivadora, tienes un aura de madurez a tu alrededor, cualquier chico se enamoraría de ti fácilmente y las mujeres te verían con admiración y envidia, en cambio yo…
  • Ara ara… de nuevo

Cuando Makoto empezaba a hablar de todas las cualidades que tiene Ryoko su tono empezó a decaer y tornarse un poco temblorosa. Ryoko solo podía sonreír al saber lo que venía, otro de las aficiones de Makoto

  • en cambio yo… en cambio yo…

Mientras Makoto murmuraba para sí misma, sus hombros cayeron y de pronto se detuvo a mitad de la acera con una mirada perdida y abatida. Ryoko solo podía esperar a que terminara su rutina para consolarla al final

  • ¡Yo no tengo nada de eso!
  • Ara ara Makoto-chan

Entonces Makoto estallo en un grito al aire con una voz llena de enojo mientras sacudía sus manos con frustración. Ryoko solo podía pensar en lo linda que era cuando se ponía así de vez en cuando. Es la tercera vez esta semana, dijo Ryoko en su mente

  • ¡Yo no tengo nada de eso! ¡No tengo tan buena figura, mi pelo no es brillante y parece carbón, mis ojos siempre parecen estar cansados!, y a veces dan un poco de miedo, ¡estoy a nivel promedio en la escuela, soy ruidosa y torpe, y siempre me toman por una niña infantil y sobre todo una otaku!
  • Sí, sí, tu desahógate…

Makoto empezó a decir cosas sin sentido sobre sí misma mientras tenía una voz furiosa y molesta, por alguna desconocida razón, mientras Ryoko palmeaba su espalda para intentar que no alzara mucho la voz esperando el clímax de siempre

  • Si… ya puedo verlo, Ryoko-chan crecerá y se convertirá en una hermosa mujer madura, se casará con un apuesto hombre trabajador que use ropa formal, tendrá un hermosa y modesta casa propia donde vivirán juntos, será la típica ama de casa que usa vestido y delantal que va al mini mercado y saluda a los vecinos con una amable sonrisa y es amada por todos…
  • … Por favor intenta no planear tanto mi vida Makoto-chan

Al escuchar a Makoto, Ryoko no pudo hacer nada más que suspirar al oír su brillante y exagerado futuro de la boca de su mejor amiga. Esta escena sucede un par de veces a la semana, otra de las tradiciones de estas dos debido al inexplicable complejo de inferioridad de Makoto

  • En cambio, yo… ¡Solo seré una solterona de treinta sin curvas o rostro atractivo!, que trabaja como esclava asalariada en una triste oficina, solo para regresar a su solitario apartamento con ojos de muerta, ¡un apartamento donde ni siquiera puedo tener un gato porque no lo permiten y lo único que hare será jugar videojuegos online toda la noche mientras bebo latas de cerveza y como ramen instantáneo comprado en un mini mercado!
  • ¿Acaso piensas ser una especie de hikikomori en el futuro?

Era obvio que Makoto era una chica poco común. Generalmente una persona de su edad pensaría de forma positiva y muy soñadora sobre sueños y esperanzas, un futuro brillante donde si te lo propones lograrías lo que sea, o eso se supone. Kobayashi Makoto en cambio solo puede ver un futuro brillante para los demás mientras para ella solo parece esperarle una triste vida de adulto, pero tan realista que quien la escuchara podría pensar que podría ser posible. De todas formas, casos como esos son usuales en Japón

  • Makoto-chan, escúchame
  • ¿Uh?

Mientras Makoto seguía sintiéndose miserable, Ryoko se puso frente a ella y la tomó de los hombros para que levantara su rostro mientras le hablaba con una voz apacible:

  • La Makoto-chan que conozco y quiero no terminaría de esa forma, estoy segura que serás una gran mujer en el futuro
  • Ryoko-chan…
  • Así que anímate, yo te estaré apoyando siempre

Makoto solo podía ver a un hermoso ángel delante de ella. Su mejor amiga como siempre, la consolaba como su amiga, o le tiraba un balde de agua fría para calmarla, dependía de la ocasión. Makoto se empezó a calmar y se tranquilizo.

  • Gracias Ryoko-chan, como siempre, eres la mejor
  • No es nada, haría cualquier cosa por ti Makoto-chan
  • Ryoko-chan…
  • Es por eso que, si en verdad tu futuro resulta ser como dices, te iré a visitar a tu triste apartamento tantas veces como pueda en mi tiempo libre
  • No sé cómo sentirme al respecto sobre eso, pero gracias Ryoko-chan

Aunque sus palabras eran honestas, Makoto no pudo evitar sentir como una pequeña aguja se clavaba en su corazón al mismo tiempo que su rostro se formaba un rostro de felicidad. Ryoko pensó que se veía muy linda haciendo esa expresión y que era mejor verla así. Concluida esta innecesaria escena, reanudaron su camino a la escuela

Poco a poco el camino empezó a llenarse con estudiantes que llevaban el mismo uniforme que ellas, y en poco tiempo podían ver la escuela y la entrada. En el portón estaba un maestro alto y de buena condición física usando una sudadera, era el maestro de educación física como siempre y a sus lados estaban los miembros del comité de disciplina, y entre esos miembros estaba una amiga suya miembro del consejo estudiantil

  • Ah, ¡Ai-chan buenos días!
  • Makoto-san, Ryoko-san, muy buenos días a las dos.
  • Buenos días Ai-san.

Una chica de cabello corto de tono rojizo las volteo a ver y al verlas con sus delgados lentes fue a saludarlas con una sonrisa. Saito Ai, la presidenta del consejo estudiantil de su escuela y también amiga de la primaria de Makoto. Una chica calmada y serena y muy responsable al igual que Ryoko, aunque con un pequeño defecto

  • Auch
  • ¡Ai-chan!
  • ¡Ai-san!

Es muy torpe. Cuando caminaba hacia las dos, por una mística razón que solo el universo podría conocer, Saito se resbaló en algún momento cayendo de boca al suelo de frente. Makoto y Ryoko solo pudieron ver como se caía y se apresuraron a ayudarla, incluido el profesor

  • Me caí…. Otra vez… ugh

Pero Saito empezó a levantarse sola antes de que ellas llegaran, y empezó a llorar sentada en el suelo. Saito Ai, una chica muy torpe y sensible, siempre es víctima de su propia torpeza. Cuando eso sucede ella siempre se pone a llorar y los demás tienen que apresurarse a consolarla. Pero ese no es el mayor problema

  • Siempre soy muy torpe, no hago nada más que molestar a los demás y retrasar su trabajo y avergonzarme a mí misma… ¿está bien que siga como presidenta del consejo?
  • Ai-chan, no tienes de que preocuparte, ser miembro del consejo es el mejor lugar donde puedes estar, aun mejor siendo la presidenta
  • Si, si, tu eres una estudiante modelo en la escuela, algo como esto no tiene importancia
  • Así es Saito-dono, eres una excelente alumna de esta escuela y modelo a seguir para los estudiantes

Incluso el profesor intentaba consolar a Saito, pero, aun así, ella no parecía convencida, pero parecía que se empezaba a calmar gracias a lo que los demás le decían

  • Chicas, sensei…
  • Así que Saito-dono, no importa si eres realmente torpe, eres una gran estudiante de esta escuela
  • Ugh… ugh… ¿¡Y eso de que sirve!?

Al escuchar esas últimas palabras de su profesor, ella no pudo evitar empezar llorar. Makoto y Ryoko solo podían ver boquiabiertas y con una mirada de desdén al profesor que entraba en pánico sin saber por qué fue su culpa. Aunque ser torpe no era el mayor problema de Saito

  • ¿¡De qué sirve ser una buena estudiante si el resto de mi vida seré igual de torpe!? ¡No seré estudiante de secundaria para siempre! Si sigo así yo…
  • Ai-chan, no te preocupes, estoy segura…
  • ¡Si sigo así en el futuro, terminare como una solterona de treinta años al igual que Makoto-san!
  • ¡Agh!

Mientras Makoto intentaba consolarla, fue interrumpida por la fuerte declaración que le lanzaron, la cual la hizo sentir como si un samurái la hubiera atravesado por la espalda con la gran lanza Tombokiri con las palabras “Solterona de treinta” escritas, mientras Ryoko solo podía ver sorprendida la escena.

El mayor problema de Saito Ai, algo peor que una torpeza increíble que solo los dioses saben de donde aparece y como sucede, era su terrible honestidad sin pizca de malicia alguna. A pesar de decir la cosas sin intención de herir a alguien, su honestidad al hablar hace que diga las cosas que siente y piensa sin tomar en cuenta a los demás o la atmósfera de la situación y solo pocos segundos después reacciona y se da cuenta de lo que dijo no estaba bien y empieza a bajar la cabeza disculpándose sinceramente.

  • ¡Ah! Makoto-san, lo siento mucho, lo siento mucho
  • No, no te preocupes Ai-chan, te quiero como usualmente eres, con todo y tus defectos
  • Sí, eso es… parte del encanto de Ai-san
  • Chicas, gracias…

Aunque Makoto tenía un tono algo cansado, aun así no podía dejar de querer a Saito y perdonarla, y Ryoko también con un tono cansado hacia lo mismo. Al escucharlas, Saito no pudo evitar bajar la cabeza con una sonrisa avergonzada y sus mejillas rojas agradeciendo por tener unas amigas maravillosas como ellas. Y aunque no lo sabía, mientras juntaba sus manos, sus brazos presionaban su pecho inusualmente grande para su edad haciéndolos resaltar más. Makoto al notar eso, sintió como su dolor fantasma crecía un poco más.

Al final, las tres entraron a clases mientras el profesor era sermoneado por los miembros del comité disciplinario que estaban en la entrada.