A Kingdom of Unfortunates – Volumen 1 – Capitulo 19

A Kingdom of Unfortunates – Volumen 1 – Capitulo 19

Al ver al último de los nobles irse, las pobres personas se alteraron, claramente se llevaron a todos los que eran medianamente importantes, todos los que quedaban aquí no eran más que campesinos y comerciantes menores y a pesar del hecho de que llevaban armadura y parecían soldados, sus captores eran todos Hobgoblin, muchos de ellos sabían lo que sucedería con las mujeres una vez se las llevaran. Una especie de camarería nació entre los hombres aun presentes, lentamente formaron un circulo, con los niños en el centro las mujeres protegiéndoles y los hombres frente a los monstruos.

Los Hobgoblin, no reaccionaron, seguían allí parados firmes como una pared de acero. No parecían ser monstruos en absoluto, parecían otro ejército humano.

Al cabo de unos minutos otro monstruo hizo su aparición, parecía un Hobgoblin pero su piel no era verde grisáceo, era negra, con un par de cuernos brotando de su cabeza y fuerte cola terminada en aguijón y una altura ligeramente mayor a la de un Hobgoblin (Hobgoblin mide normalmente 1,70) se paró frente a los hombres y hablo.

“Saludos, soy Gor’Kesh, Comandante del Quinto Batallón de este ejército, ahora mismo están baja nuestro cuidado, debido al gran número de ustedes me gustaría pedir que eligieran a un representante para tener una comunicación fluida y evitar malinterpretaciones así como problemas, les daré unos momentos para elegir un representante”

El habla fluida del monstruo los aturdió durante algún tiempo. Esto era inaudita, primero la organización con la que los enemigos se formaban y movían. No eran para nada como un grupo de bestias que robaron esas armas y armaduras a aventureros desafortunados o que fueran tomadas durante el ataque a la ciudad. Luego el hecho de que pudieran hablar.

Esto era un punto muy importante, la totalidad de los que Vivian aquí habían recibido instrucción de la iglesia o al menos hubieran escuchado al menos una vez sus sermones. La Santa Iglesia, que adoraba a la Diosa del Destino Relseus, enseñaba que la raza humana era superior a todas las demás razas, que la interacción con ellas debía limitarse a únicamente utilizarlos para engrandecer a la humanidad o destruirlos si se negaban a cooperar.

Uno de los puntos de esta doctrina, era la incapacidad de los monstruos humanoides de hablar. Se tomaba el acto de hablar o la capacidad de tener habla, como un signo de que la especie era tocada y bendecida por la Diosa.

Los más creyentes en el grupo se quedaron aturdidos, mientras que el resto se juntó y debatió, terminando al haber elegido al antiguo capitán de la guardia de la ciudad, un veterano en su segunda mitad de los cuarenta.

A pesar de haber dejado la guardia de la ciudad aún estaba en buena forma, era honesto y genuinamente bueno.

Se paró frente a la criatura y le miro directo a los ojos.

“Soy Jomen, el representante elegido por los ciudadanos de esta parte de la ciudad”

Sin dejar de mirar sus ojos empezó a cuestionar.

“Asumo que el hecho de que estaremos a su cuidado significa que no nos sacrificaran”

La criatura esbozo una sonrisa y relajo su postura.

“En efecto, ustedes serán guiados por nosotros y estarán bajo nuestro cuidado, aquellos que se nieguen a cooperar serán enviados a las minas a trabajar durante 30 años.”

Ante la declaración del ser algunos de ellos hicieron una mueca de disgusto, en su mayoría fue hecha por los firmes creyentes  la fe de Relseus. Pensamientos tales como “Criatura inferior” o “Como te atreves a amenazarnos a nosotros los elegidos de la diosa”

Pero no dieron aliento a sus pensamientos, la gran cantidad de soldados enemigos, la falta de armas en su lado y la presencia del comandante Gor’Kesh funcionaron como elementos disuasorios.

Jomen puso una cara disgustada y pregunto “Cuales serían esas preguntas?”

El ser negó y añadió “Lo sabrás cuando sea el tiempo, despeja todas tus dudas rápido”

El viejo soldado se dio la vuelta y hablo con sus antiguos vecinos, así como los más influyentes que conocía y seguían allí, hablo cuestiono y una vez más se paró frente al ser.

“Como podemos estar seguros de que no nos mataran y se llevaran a las mujeres, ustedes son monstruos después de todo”

Gor’Kesh asintió y hablo con voz seria “No puedo darte nada que garantice su seguridad más que mi palabra”

“Muchos de los que están aquí tienen más familiares en la ciudad ¿les permitirías ir a buscarles?”

“Ellos están en la misma situación que ustedes, podrán reunirse con ellos una vez lleguemos a nuestro destino”

“¿Por qué han atacado nuestra ciudad?”

“Ordenes, el Tercer Legado Nemesio fue encomendado por el Consejo de Legados para capturar esta ciudad, si preguntas por el motivo exacto… sinceramente no lo sé y aun si supiera, es información perteneciente al Tercer Ejercito Confederado, no puedes acceder a ella.”

“Que harán con los que pasen las pruebas que mencionaste”

“Ya lo sabrán”

El tiempo pasó y paso. Alrededor de una hora paso mientras más y más preguntas eran lanzadas hacia el Comandante Gor´Kesh. Hasta que finalmente él y Jomen se dieron la mano y siguieron a los soldados hacia las afueras de la ciudad.

Donde había una gran cantidad de personas reunidas mientras que los soldados que les escoltaban entraban en formación cuadrada, haciendo un perímetro y evitando que ellos pudieran alejarse demasiado.

Una gran cantidad de miedo surgió de ellos cuando un monstruo de escamas rojas y piel negra se paró frente a todos ellos. Su masivo cuerpo y seis brazos le daban una apariencia temible. El masivo ser emitió un aura fuerte y abrumadora.

“Nosotros somos el Tercer Ejercito que sirve a la Confederación de Rosas Rojas y mi nombre es Nemesio, el Líder Supremo del Tercer Ejercito y Tercer Legado de la Confederación de Rosas Rojas. Los hemos traído hasta aquí para que sean testigos de una juicio, para que todos ustedes quienes que cualquier otro asedio serian saqueados y asesinado o convertidos en esclavos, tengan ahora la oportunidad de juzgar y castigar a aquellos que estando en un posición de poder prefirieron priorizar su vida y su interés en lugar del bienestar del pueblo” Nemesio hizo un gesto con una de sus manos derechas mientras que abría un libro con dos de sus manos izquierdas. Rápidamente pasaba las páginas hasta encontrar la indicada.

[Nemesio ha utilizado su GRIMORIO ]

[Hechizo Rúnico: Crear Plataforma]{Fue seleccionado y utilizado}

Una gran extensión de tierra se levanto desde el suelo, formando una especie de escenario, donde estaba al frente Nemesio y detrás suyo comenzaban a subir, encadenados y escoltados por Hobgoblin Lanceros, los nobles de la ciudad, así como también el Capitán de la Guardia, el líder del Gremio de Comercio y sus homólogos de los demás gremios. Increíblemente también estaba allí el Maestro del Gremio de Aventureros de la Ciudad, muchos de ellos no podían creerlo pues conocían las antiguas historias de su destreza en batalla y habilidades sobrehumanas.

“Ahora empezaremos con el Juicio, llamaremos uno por uno por uno a todos ellos y ustedes lanzaran sus acusaciones, ellos deberán aceptarlas o negarlas”

Una vez más hizo una gesto con la mano, pero esta vez hacia una joven mujer vestida de sencillas prendas de color blanco y un hermoso par de alas blancas camino lentamente hacia el escenario, sin dejar ver en ningún momento su rostro.

Un ligero “oooo” se oyó entre los hombres jóvenes, quienes habían quedado hipnotizados frente a semejante belleza y pureza.

“Ella es miembro de la Orden de la Luna, quienes poseen el poder de ver a través de las palabras, no importa que tanto intenten ocultar sus crímenes, ella sabrá la verdad”

La joven simplemente se paro frente en el centro del escenario y puso sus manos blancas como la nieve frente suyo, un círculo de luz brillo durante un instante antes de desaparecer y seguidamente uno de esos nobles que esperaban detrás de ella fue arrastrado hacia el lugar donde antes apareció el círculo de luz.

“Di tu nombre” la profunda y penetrante voz de Nemesio le hizo temblar antes de que pudiera contestar.

“Soy el Ser Gilleer Misforget, Caballero de la Orden de Águilas Plateadas”

Nemesio momentáneamente miro en dirección de la joven quien declaro con voz suave y dulce, a la vez que cruel y solemne.

“Ese Verdad”

“Bien, debido a que soy ajeno a esta ciudad y desconozco muchos de los eventos que sucedieran aquí, primero hare una serie de preguntas a cada uno de ustedes. Por cada una de sus respuestas que sea una mentira, serán sentenciados a 7 Años años de trabajo forzado en las minas de Ebannium, en cualquier momento ustedes pueden declarar si es que conocen que el noble en cuestión les hizo daño. No serán juzgados por ello ni serán perseguidos, todo lo que queremos es justicia”

“Alguna vez a usado su estatus para obligar a una mujer a aceptar su “amor”?”

El Joven Caballero parecía confiado.

“Nunca lo he hecho”

Nemesio esta vez no miro a la joven dama blanca, solo espero su voz

“Es MENTIRA” dijo ella.

Mientras Nemesio le miraba fijamente grito “aquella mujer que fue abusada por este hombre de un paso al frente y expóngale, declare abiertamente que fue lo que sucedió”

Unos pocos momentos después una mujer que vestía ropas sencillas subió al escenario. Muchos de los residentes le conocían, era una de las meseras de la posada más popular de su ciudad.

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Todo este espectáculo era presenciado por un hombre de pelo marrón y ojos negros, su poderoso cuerpo era prueba de haber sido bastante bueno en la lucha en algún punto del pasado, este hombre podría haber pasado como un mercenario que cualquier otro lugar.

Sin embargo un rápido vistazo a su cabeza daría a cualquiera la sensación de que este no era normal, después de todo llevaba la Corona de Zafiros, el Símbolo del poder real en el Reino Merecido. Leonido Val Teloc´Sar, el Rey del Reino Meredico.

A su lado había una bella mujer de rasgos finos, con cabello verde brillante y un cuerpo delgado. Alaria Tiz Vraan, llevando su elegante vestido blanco detallado en oro.

Junto a la pareja real se encontraban los tres jóvenes príncipes, El Príncipe Heredero Mercenio Tiz-Val Teloc´Sar.

El Segundo Príncipe, Marcurio Tiz-Val Teloc´Sar, ambos con el mismo color de pelo, marrón, aunque en estilos diferentes, el Príncipe heredero llevaba el pelo corto y estrictamente funcional, ideal para no sufrir desventajas en una batalla. El Segundo Príncipe en cambio llevaba su pelo en una cola de caballo y con un sus costados rapados.

La Tercera Princesa, la más joven en la familia Real, llevaba su largo cabello verde en un rodete, mientras cubría su rostro con una tiara que sostenía un velo que apenas permitía ver la parte inferior de su boca.

Tonos ellos tenían la misma expresión.

Escenas como esa eran reproducidas en 7 espejos Rúnicos al mismo tiempo.

Siete ciudades, la coordinación para capturarlas a la vez, la disciplina para no matar a quienes se sometieran, la falta del característico saqueo y el juicio por crímenes contra el pueblo dejo boquiabierta a toda la familia real.

No estaban seguros de que su propio ejército personal pudiera mantener tal disciplina.

Una vez más el Rey levanto su vista para contemplar al hombre que les había recibido en su casa actuando como representante de la Confederación de Rosas Rojas y de por qué había sido elegido para este propósito.

Un joven que no llevaba armadura, sino un conjunto de prendas elegantes pero sencillas, como las que usaría un noble menor o un hombre rico del Reino. Su cabello carmesí atado en tres trenzas desde su frente era muy llamativo, ya que resaltaba frente a su pálida piel verdosa. Era Karbogh, el hijo mayor del Primer Legado.

“Esto es una muestra de la capacidad de nuestro ejército, debo aclarar que en este ejercicio militar únicamente actuaron 7 Legados y aun hay 30 de ellos cada uno con su propio ejército listo para cualquier operación militar.”

Leonido, el Rey, se quedo aturdido mirando fijamente a Karbogh quien aun tenía una sonrisa y una mirada llena de poder.

“Por supuesto – finalmente dijo, con algo de temblor en su voz – creo que no es creo que es increíble lograr tal excelencia militar”

Miro con entusiasmo al joven hombre, a pesar de su corta edad ya ostentaba un puesto en el Consejo de los Comunes, el Segundo poder de la Confederación.

Según lo que escucho de sus informantes, el poder absoluto recaía en el Consejo de Legados. Pero una vez hablo con Karbogh entendió que la estructura de la Confederación no era tan simple. La creencia de que el Consejo de Legados tenía el poder absoluto es debido al completo control del ejército que tenían y la prohibición de que cualquier persona ajena al mismo pudiera tener uno. Pero existían otras 4 Instituciones que rivalizaban en poder con el Consejo pero al actuar cada una en un área diferente el clásico conflicto de interese no existía. Karbogh pertenecía a uno de ellos. Mientras que el Consejo de Legado administraba el poder militar, el Consejo de los Comunes tenían las Leyes como su área de acción.

El Consejo de los comunes estaba conformado por representante de cada uno de los otros poderes, junto a los Representantes de los Pueblos tanto naturales como conquistados, los reinos que conformaban la Confederación, los diferentes Gremios existentes dentro de la Confederación etc., etc.

Debido a la necesidad de los militares de tener representación en ese Consejo y la Prohibición de que alguien que este ocupando un puesto en uno de las Instituciones pueda tener un puesto en otra de ellas, numerosos militares de menor rango habían sido elegidos para pertenecer al Consejo de los Comunes.

Y aunque Nemesio actualmente era solo un Capitán su escalada en la Jerarquía Militar era impecable por que pronto su voz seria de  las más potentes dentro de los 20 Representante del Poder Militar dentro del Consejo de los Comunes.

La alegría de haber tomado la decisión correcta casi hizo que perdiera la voz. Antes de partir hacia la Confederación había recibido “invitaciones” del Santo Imperio Jovnor para discutir qué hacer con la “Amenaza del Sur” si contestaba a alguno de sus llamados seguramente sería arrastrado a una guerra suicida contra este poderoso estado.

Una vez más vio el mapa extendido debajo de los Espejos Rúnicos. De las 7 ciudades capturadas le entregarían dos en señal de buena fe. La ciudad militar Jo-Riokis y la ciudad Comercial Kiris. Ambas eran de un enorme valor estratégico debido a que formaban un cuello de botella con la cadena montañosa que separa al Reino del Impero.

Se levanto de su asiento y camino unos pasos hasta estar en medio camino entre él y el joven Senador. Extendió su mano y espero.

No paso mucho tiempo hasta que Karbogh extendiera su mano también estrechando ambas y formando así un precedente de buena voluntad entre ambas naciones.

“Pero el día aun no termina, deben seguirme al comedor donde presentare a mi familia y cenaremos apropiadamente”

“Naturalmente Ser Thirvanir”-Dijo el Rey-“Guie el Camino”

Sin dudar un segundo el hombre de cabello carmesí comenzó su camino, seguido del Rey, la Reina, La Tercera Princesa, el Príncipe Heredero y el Segundo Príncipe.

“Ser Thirvanir”

Una suave voz llamo desde atrás, aun sin darse vuelta el respondió. “Que se os ofrece mi Lady Margaret”

La joven Tercer Princesa continúo su oración pese a la mirada furtiva que recibió tanto de su padre como de su madre.

“Es Nemesio un mago?”

Hero no respondió, solo continuo la marcha sin siquiera darse la vuelta para mirar a la joven. Mientras que las miradas endurecidas y crueles de su padre parecían indicarle que se mantuviera callado todo lo que pudiera.

Finalmente llegaron a un gran salón en la que se encontraba una larga mesa con doce sillas.

Primeramente todos ellos tomaron uno de los asientos mientras que Karbogh hacia un gesto a uno de los mayordomos, quien volvió rápidamente diciendo, “Vuestro padre, hermanos y hermanas están en camino”.

Karbogh invito a la familia Real a sentarse y una vez todos ellos tomaron su lugar el mismo se sentó mirando fijamente a Margaret.

“Mi Lady, usted no debería mencionar nada relacionado con los magos dentro de esta casa, aquí no son apreciados, especialmente mi padre les detesta, aunque esto es inesperado, no creí que mi padre vendría”

El rey, quien pareció haberlo entendido como una ofensa hacia el honor de su Estado y su familia, pregunto algo irritado.

“Por que no creía que el vendría”

Karbogh enseguida puso una sonrisa y contesto con voz suave y conciliadora.

“Mi Padre, a pesar de ser el Primer Legado, en realidad es un Herrero de corazón, usualmente se encierra durante días o semanas para completar algunas de sus obras, al él escuchar de la visita del rey de un país extranjero se volvió loco y comenzó a forjar una regalo para cada uno de vosotros estima….”

Un ruido seco callo inmediatamente a Karbogh, quien se paro en adopto una postura militar.

Unos segundos más tarde, un musculoso hombre de largo cabello carmesí suelto y una gran barba trenzada entro en la sala, sosteniendo un gran martillo en su mano derecha.