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La vida en el orfanato fue mucho más agradable que lo que pudiera haber imaginado.

Aunque también ha de haber ayudado que mi estilo de vida se adaptará muy bien a la vida en la iglesia. Los acólitos fueron muy amables conmigo, la vida en este lugar se había vuelto mucho más amable que cuando estaba con mi padre.

Levantarse todas las mañanas para rezar, preparar el almuerzo para los acólitos y cuidar de los niños por la mañana.

Pero mi actividad favorita se había convertido en curar a los enfermos que ocasionalmente nos visitaban.

Las lágrimas de alegría de las personas al ser curadas y los gritos de un siego al salir de la iglesia, definitivamente estaban plantando poco a poco una semilla de esperanza para todas estas desafortunadas personas.

El día en que ejecutaron a mi padre decidí que les daría a las malas personas una luz de esperanza, un pequeño camino alternativo donde no terminen sufriendo mi propio destino.

Estoy consciente de los problemas que hacer esto traerá, después de todo, aquel que le da esperanza al pueblo oprimido por un puño de hierro se convertirá en alguien que traerá la perdición de toda una nación.

Mi misión será ayudar a los asesinos, los ladrones, los deprimidos, los pobres y desamparados, e incluso aquellos que ya fueron olvidados y descartados. Quiero darles una oportunidad a todos aquellos que sean tildados de malvados, mostrarles un camino que les provea alegría en esta y la otra vida.

Es una suerte para mí el vivir en el orfanato, desde este lugar puedo escuchar las quejas de los desamparados que acuden a Dios en búsqueda de la redención. Aunque sea un ex-ángel, nadie querrá recibir la ayuda del mayor pecador que se ha engendrado, así que tengo que conformarme con ayudarles a cargar las pesadas cruces que se les han entregado.

Es mi deber el darles esperanzas a los niños del orfanato también, mi mayor deseo es que se conviertan es pastores que le muestren al mundo el camino que ha de recorrer. Pero falta demasiado tiempo como para que puedan salir al mundo a predicar la palabra de la ley, después de todo, estos pequeños ni siquiera saben leer.

Perdónenme, estoy divagando otra vez. No tiene sentido confundir al mundo con los planes que aún no se han completado y perfeccionado.

Por lo que, permítanme el honor de que me acompañen en una de las misiones en las que tanto me he esmerado.

Como ya he mencionado, los pobres son aquellos más accesibles para ser ayudados. Por lo que no será un gran dilema apoyarlos a lo largo de los años… después de todo, un niño como yo no tiene los recursos para salvarlos.

Así que mi primer objetivo ha de ser asegurar los recursos necesarios para mi ardua cruzada.

Podría difundir mis enseñanzas entre los nobles, ganar su favor y asegurar un ingreso como colaborador. Pero eso me expondrá completamente al mundo, que es lo que más anhelo evitar.

Por otra parte, puedo ayudar a los ladrones, al colaborar con ellos podré conseguir todo lo que necesite para llevar a cabo mi plan. Pero si los tiento a robar, volvería a cometer el pecado por el cual alguna vez fui sentenciado.

Podría ayudar a las prostitutas de la ciudad, pero no tengo ningún lugar en el que puedan trabajar o algún medio por el que las pueda salvaguardar.

Los mercenarios es algo con lo que simplemente no soy capaz de lidiar en el momento actual.

He escuchado rumores de que los asesinos han formado un gran gremio para trabajar… No quiero hacer esto, pero necesito conseguir la mayor cantidad de información que pueda encontrar, y su ayuda es la única en la que puedo pensar.

Si trabajo como sanador para ellos, preparo medicinas y ayudo a reconciliar las mentes de aquellos cansados de matar. Podré ganar los suficientes medios con los que comenzar a trabajar.

Pero encontrar a los asesinos que se ocultan de la vista del público generar no será una tarea sencilla de lograr, por lo que tendré que poner en marcha el primer paso de mi plan.

Trabajaré en el orfanato y en el hospital, curando a los enfermos y escuchando las penas de los desamparados. Así puedo educar a los niños mientras trabajo, conseguir un poco de dinero con el que comprar hierbas y herramientas con las que trabajar. Además, siempre podré escuchar las conversaciones de los demás, y si tengo suerte aprender la forma en que pueda contactar con el gremio de asesinos.

Estoy seguro de que, en cuanto comience a distribuir mis medicinas por toda la ciudad, poco a poco las personas me conocerán más. Incluso podría tener alguna ayuda de alguien influyente de esta ciudad.

Pero debo de ser cuidadoso al actuar, pues cualquier acción se puede hacer que todo el plan salga mal.

Mi último deseo es crear un ejército que busque arrasar y conquistar, subyugar y esclavizar. Pues esto es exactamente lo que mi padre desea aniquilar.

Debo de evitar la tentación del poder, ya fui corrompido por su mal una vez, y no deseo volverlo a hacer.