Tercer día de la Segunda Luna. Año 300513 Después del Rubí
Un pequeño grupo de niños estaba jugando en la pradera, sus edades no llegaban a los 2 dígitos y aun así estaban bastante tranquilos corriendo y saltando.
Si uno observaba con atención podría notar que alguno de ellos posea orejas de animal, o más pelo en su cuerpo visible.
Sus ropas eran viejas y desgastadas, remendadas, rotas y vueltas a remendar. Con gran cantidad de suciedad en ella, mucha de la misma estaba presente antes de que ellos jugaran en la tierra. La razón por la cual estos niños podían estar tan despreocupados era simple, en las ramas de un árbol cercano una joven podía ser visto, parecía tener al menos unos 12 o 13 años. A diferencia de los niños la tenía ropa ligeramente mejor, además de que llevaba un improvisado peto de cuero y un guantelete del mismo material, en su cintura se encontraba una espada corta gastada.
Cerca de ellos una joven con equipo similar estaba recolectando hierbas, pero en lugar de una espada ella llevada un arco improvisado…
Además de ellos dos había un tercer niño, era de la misma edad que los otros pero su físico lo habría podido hacer pasar por unos 3 o 4 años más, era básicamente una mole de músculos que no perdía tiempo tratando de ocultarse. Estaba a simple vista debajo de la sombra de un árbol cercano.
A estos tres se les encargo la tarea de proteger a los niños más jóvenes de la aldea mientras los mayores se preparaban para el… «ritual».
La chica, quien era la que tenía mejor vista, anuncio al resto, con una especie de susurro.
«Viene una carreta… sin caballo… solo parece haber un hombre… se dirige a la aldea»
Ante el aviso de su compañera el joven de la espada se dirigió al resto, quienes empezaron a temblar, excepto el grande, que comenzó a sonreír.
«Vamos todos a la aldea, no olviden nada y vayan a la aldea, díganle al mayor que esta vez lo haremos»
Los jóvenes niños no esperaron mucho antes de comenzar a correr hacia la aldea mientras que el joven sacaba su espada y un cuchillo oculto en sus botas.
El de mayor tamaño se tomó una enorme porra y se ocultó detrás de un árbol. La chica se quedó en una de las ramas y alisto un par de flechas.
Allí, ocultando su presencia esperaron, mientras veían al hombre acercarse. Cuanto más se acercaba más impresionado quedaban. Acercándose a ellos estaba un joven alto, de cuerpo muy tonificado, su cabello negro en rastas atado en una cola de caballo. Tenía su oreja izquierda con un anillo que parecía ser de oro.
Atado a sus hombros habían gruesas tiras de cuero que lo enganchaban una gran carreta cubierta con tela sucia, que originalmente debía haber sido blanca, claramente era pesada, el rastro que dejaban su viejas ruedas daba fe de ello, pero la llevaba con rostro tranquilo, y aunque sudaba no parecía cansado.
Se detuvo muy cerca de ellos y movió su carreta del camino, se desato el arnés que llevaba y se dirigió a la parte trasera de su vehículo. Allí no destapo su carga, solo tomo un mapa tosco, una cantimplora y un pan.
Tomo asiento en la parte de la carreta destinada para el conductor y devoró el pan junto con lo que parecía ser algo de vino. Luego abrió el mapa, miro a su alrededor para poder orientarse y bebió un poco más de la cantimplora. Los jóvenes, decidieron que el momento más oportuno para atacarle era cuando este guardando sus objetos en la carreta nuevamente. Así que esperaron, pero en su afán de conseguir el momento más oportuno, llego alguien a sus espaldas y aunque no lo habían notado, no se alarmaron cuando llego, era un hombre viejo pero de cuerpo firme, con una barba fina y larga barba. Sus ojos rasgados escanearon a los niños buscando anormalidades, pero una vez verifico que no les sucedía nada libero un pequeño suspiro.
Los chicos le hicieron una mueca y el hombre mayor asintió, al momento comenzaron a moverse ya que el hombre joven comenzó a alistarse para tirar del carro una vez más.
Así que sigilosamente se acercaron a él y, con una coordinación que no era acorde a su edad y condición, atacaron…
La flecha silbo en el aire…
El tronco-garrote se dirigió a su cabeza desde atrás en un punto ciego…
Una daga se dirigía a su muslo izquierdo mientras que una espada se dirigía a su hombro derecho…
Y entonces…
Giro sobre sí mismo para tomar un escudo pequeño de su carreta…
Abrió la boca y atrapo la flecha con ella…
Desvió en el mismo giro el garrote con el escudo en su mano derecha lanzando lejos al chico al mismo tiempo…
Pateo la espada al aire y la tomo con su mano izquierda apuntando al cuello del chico…
«Bien» dijo con un tono burlón mientras tomaba una posición más eficaz para combatir.
«Parece que sus padres no les enseñaron a no meterse con extraños»
Pateo la daga que había perdido su objetivo en el giro y se clavó en la carreta, lanzándola a los pies del anciano que estaba parado encima de la gruesa rama de un árbol.
«Pensé que finalmente había encontrado un lugar pacifico… no hay remedio»
Lanzo la espada haciéndola girar en el aire al chico más grande, golpeándolo en la frente con el mango de la misma, dejándolo fuera de combate.
Propino una patada alta al joven de la espada (que ya no la tenía), causando el mismo estado. Por ultimo lanzo el escudo hacía la rama de un árbol, golpeándola y haciendo caer a su ocupante… A quien atrapo en media caída…
Puso a los tres atados e la parte trasera de su carreta…
Solo en ese momento el hombre viejo se dispuso a moverse parándose frente a la carreta y el hombre joven.
“Que piensas que estás haciendo?”
Dijo el viejo con voz gruesa.
“No me malentiendas” replico rápidamente. “Tengo intención de vivir en la aldea cercana”
Señalo su carreta mientras continuaba su declaración.
“Solo soy un herrero, no les hare daño a esos críos, después de todo ellos también viven allí… Seguramente”
El viejo estrecho aún más sus rayados ojos mientras escudriñaba al joven, buscando cualquier indicio de mala intención…
“Yo no empecé la pelea, claramente me confundieron con alguien, aun así no les estoy haciendo daño y además de eso los llevo hasta su casa, hay algo que te siga haciendo sospechar?”
Declaraba el joven con una expresión cansada.
“Si hay algo… tu…”
Decia mientras preparaba su cuerpo para una inminente (Según si mismo) confrontación.
“A pesar de que dices ser herrero, esos movimientos con los que redujiste a los niños pertenecen a quien ha pasado el nivel Maestro en el entrenamiento el Marma Arti, que se supone estaba extinta, según tu nivel de cultivo ya has llegado a la etapa del séptimo del Alma Naciente y lo que es más, dentro de esa carreta siento la presencia de alguien mucho más fuerte que tu”
El joven no cambio su expresión ni por un momento mientras veía al anciano.
“Quien está dentro de la carreta?”
El joven adopto una postura de combate mientras miraba fijamente al anciano.
“Mi hermana pequeña”
El anciano dudo por un momento antes de adoptar una posición de pelea al igual que el joven.
“Si no respondes honestamente no me culpes por matarte”
El anciano al segundo instante desapareció y se materializo nuevamente ante el joven intentando golpearle con la palma abierta en el pecho.
El joven, sin siquiera dudar o vacilar ante la velocidad del viejo, se movió ligeramente a un costado evitando el golpe de palma mientras decía con voz burlona.
“Atacar de frente, que anticuando”
Antes de que el anciano pudiera retraer su brazo un par de dedos se hundieron en el espacio de sus costillas y un puño se estrelló contra su oreja, dejándole aturdido y sin poder responder ante el ataque, que continuo con un doble golpe a sus rodillas y una patada a frontal, tan fuerte que le hizo retroceder más de 10 metros mientras seguía de pie.
“pbufgha” el anciano no pudo contener su dolor y escupió una bocanada de espesa sangre mientras se presionaba con fuerza la herida entre sus costillas.
Miro con asombro y miedo al joven frente a él. Aunque era un veterano en el quinto nivel de la etapa de Transformación del Vacío, un simple Alma naciente le hizo tanto daño…
Pero lo que más le aterraba es que en realidad todos esos golpes tenían el potencial de ser mortales. Su intuición le decía que no es que el joven fuera débil, solo no había golpeado con la fuerza requerida adrede.
Mientras el anciano hacia recorrer su energía de origen para curarse una vez más miro al joven frente a él, pero contrario a sus expectativas el ya no estaba en una postura de combate, solo le veía con una sonrisa sincera y calmada.
“Viejo mira allí”
Decia mientras señalaba a la carreta con su cabeza.
Y allí estaba, una pequeña niña de no más de 8 años, con una fuerza espiritual que podía compararse con sí mismo, y una dulce sonrisa dirigida al joven que tenía enfrente…
“Nii, quien es el anciano”
Decía con una alegría impropia de aquellos que alguna vez han sufrido, con una pureza tan pura que los mismísimos cielos debían haberle concedido.
“Este anciano debe ser uno de nuestros futuros vecinos”
Dijo con una mirada llena de afecto hacia la pequeña niña.
“No es así anciano”
Aunque la pregunta seguía con el tono gentil usado hace instantes, ahora había claros matices de amenaza.
Repentinamente comenzó a sudar frio.
“Así es joven señorita, solo confirmaba la fortaleza de tu hermano mayor, quería saber si él podría proteger a una joven tan bella como tú”
La pequeña continuaba dentro de la carreta mientras dijo con ánimo.
“Igual que los tres niños que mi hermano noqueo?” Pregunto inclinando su cabeza.
“Esos son mis discípulos, si él no los hubiera derrotado, no le habría probado yo mismo jovencita”
Perdiendo interés en el viejo, la pequeña niña se giró hacia su hermano mayor.
“Nii, ya llegamos a nuestro nuevo hogar?”
El joven comenzó a engancharse las tiras de cuero mientras sonreía y decía en voz alta, como para que el anciano escuche.
“Ya casi llegamos Mery, solo preocúpate de que no te toque el sol, tu enfermedad aún no está curada… pero Nii encontrara la cura para ti Mery, solo espera un tiempo a que me establezca en el pueblo”
La última frase estaba cargada de un tono amenazador dirigido al anciano.
“Por supuesto”
Dijo rápidamente.
“Permítanme que les guie, jóvenes”
Dijo con prisa mientras comenzaba a caminar al frente, seguido rápidamente por el joven que tiraba de la enorme carreta, mientras pensaba…
/quienes serán estos jóvenes, porque sabe las técnicas más letales del Marma Arti, claramente se dirigió a mis puntos vitales pero no los toco/…