El ciclo de la vida, donde las almas dignas son recompensadas con una nueva vida, mientras que el resto son lanzadas a un mar de llamas y tortura eterna. Lucifer, fue la primera alma en caer.
Han pasado ya muchos más años de los que se pueda imaginar, y ni una sola alma ha salido de ese horrible lugar. Cientos de universos han perecido ya, mientras que la interminable marea de almas amenazaba por sofocar el poco espacio que quedaba en ese lugar.
Dios había creado un nuevo universo, esta vez le permitirá al alma más vieja mostrar el fruto de haber pasado una infinidad de años encerrado y reflexionando.
-Lucifer, hijo mío, te concederé una última oportunidad para demostrarme que las almas son capaces de cambiar. Te permitiré vivir una nueva vida en un pequeño mundo que no serás capas de destrozar. Si desperdicias tu ultima oportunidad, no tendré piedad.
Estaba clara la razón de la prueba de su señor, si las almas no se pueden reformar, es mucho más simple para él destruirlas sin más. Acabando por siempre con el ciclo de la reencarnación, dejando atrás su propia piedad… Dios se convertiría en un tirano más, que solamente se entretiene observando a la vida divagar.
Su padre, aquel a quien siempre envidio, ahora estaba a punto de convertirse en todo lo contrario a lo que alguna vez soñó.
El sueño de Dios era crear un majestuoso mundo plagado de belleza y bondad, pero por más que lo había intentado nunca lo logró alcanzar.
Ahora estaba despejando la última posibilidad, si esta vez fallaba, toda vida estaría condenada a vivir una vida completamente manejada por Dios. Una vida en la que todos deberán nacer, crecer y morir, atados desde la cabeza hasta los pies.
Si fallaba ahora, toda la vida se convertiría en una simple esclava.
Después de milenios había aprendido a amar la vida que su padre creaba. Había pasado tantos años escuchando los lamentos de sus compañeros carcelarios… todo ese dolor no era causado por la interminable tortura que estaban afrontando, hacía mucho tiempo que se habían olvidado del dolor que ello les estaba causando.
No, su dolor era mucho mayor que el que Dios les podría llegar a causar jamás. No importaba cuantas veces se les torturará, cuantas veces sus mentes quebrará, o cuentas veces los destrozará. Ellos lo único que sentían era el mismo dolor en su alma.
El interminable dolor de haberse decepcionado, sufrían el hecho de no lograr salvar a su propio ser.
Ya sea del hambre, de la ira, la envidia o el placer. Lo que más odiaban era no poder volverlo a hacer, siempre rogaban por una oportunidad para volver a vivir otra vez.
No les importaba nacer como una planta o el ser más horrible y cruel, ellos solo querían vivir otra vez y demostrarle a si mismo que podrían superar cualquier cosa a la que se enfrentarán.
Las almas en el infierno eran mucho más dignas de la vida, que las que Dios reciclaba.
Pues aquellas almas, que nunca se han equivocado o fallado, no conocen el dolor de la decepción. Así es como estas almas impolutas siempre caen en cuanto fallan en su labor, es por eso que el infierno está repleto de almas arrepentida deseosas de una oportunidad para demostrarle a Dios su verdadero valor.
Es así, como el alma más odiada y despreciada, tomó su decisión. Con la única oportunidad que se le fue dada, le demostraría a Dios el valor de aquellos que se equivocaron.
Lucifer, el portador de la luz, obrará su verdadera labor, trayéndole libertad y esperanza a toda la vida creada por el gran creador.
Esta es la historia de un alma que dio todo de sí para demostrarle a Dios su valor.
Pero como toda historia, esta comienza con un pequeño niño que al ver el mundo no puede hacer otra cosa que llorar con toda la fuerza de su ser.
Lucifer estaba llorando lágrimas de alegría al ver la luz otra vez, definitivamente puliría su determinación.
Autor: Aldohnc