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Como era de esperarse de mi querido padre, no me dejaría las cosas fáciles al reencarnar. Después de todo, en mi vida pasada fui el mayor pecador que haya existido jamás.

En vez de borrarme la memoria para que mi alma pura pueda demostrar su valor, me obligó a conservar mis memorias. Padre puede llegar a ser muy cruel cuando quiere, después de todo soy el signo del pecado vuelto hombre.

Lo único bueno que puedo encontrarle a esta lamentable situación, sería que aún recuerdo toda la magia que había aprendido en mi vida anterior.

Es lamentable que este cuerpo mortal no posea la infinita cantidad que tenía el anterior, así que tendré que comenzar a cultivar lentamente mi poder anterior.

En este momento has de pensar “El diablo quiere recuperar su poder para pelear una vez más”, pero este pensamiento no podría estar más alejado de la realidad. Deseo recuperar mi poder para ayudar a las pobres almas que habitan este lugar.

Después de todo, he nacido en un mundo que fue arrasado por la desgracia, el odio y la maldad.

Un “Rey demonio” está arrasando el mundo sin parar, y los humanos se masacran los unos a los otros sin parar.

Padre… en verdad me has dado una tarea casi imposible de lograr verdad…

En ese caso, te demostrare una vez más la razón por la que en antaño fui tu mayor creación.

En este mundo mi nombre es Barrabas, hijo de Nerón, y he nacido de un asesino y un ladrón.

Mi querido padre Nerón, ha cometido innumerables pecados a lo largo de su vida. Su lista se extiende desde el hurto de un pequeño jarrón, hasta la masacre de una pequeña nación.

Padre, te suplico que perdones los pecados de mi progenitor. Sé bien que tu amor no tiene límites para la razón, pero por favor apiádate de Nerón, quien ha pecado con fervor.

Viví mi infancia como cualquier otro menor, cumpliendo plenamente la ley del señor. Aunque fue realmente difícil obedecer a mi padre cuando sabía bien que lo que me ordenaba era repudiado por el Señor.

A pesar de las innumerables palizas dadas por desobedecer los deseos de mi progenitor, tomé todo el dolor con el más grande amor. Después de todo, nunca podría odiar al hombre que me dio un lugar al que pueda llamar hogar.

Madre por otra parte, había fallecido después de darme esta amada vida mía. Por lo que no puedo culpar a padre por los errores que cometió al no saber cómo cuidar de una criatura recién nacida.

Siento que ya he hablado demasiado de la tragedia de mi familia, así que hablare un poco de la rutina de mi vida.

Al abrir los ojos le doy gracias a Dios por esta nueva vida, me levanto y limpio completamente mi cuarto, después oró por una hora antes de comenzar a meditar para aumentar mi cantidad de maná.

Hago todo esto antes de que padre despierte, pues es el deber de un hijo limpiar la casa y preparar los alimentos al despertar.

Cuando termino de meditar, la abrumadora oscuridad apenas está comenzando a ser arrastrada por el sol. En cuanto salgo a buscar agua, mientras admiro la grandiosa creación del señor, no me olvido de orar y dar gracias por todo lo que creo.

Al volver a casa, preparo una comida ligera para mi progenitor y le despierto para que pueda comenzar con su labor.

Agradezco a Dios por los alimentos, mientras pido redención para las almas de aquellos que fueron sacrificadas para que pueda continuar con mi vida.

Nuevamente, como era de esperarse de mi amado padre, siempre se despierta con el olor de la comida. Me siento silenciosamente en la mesa orando mientras el comienza a comer, después de todo es mal educado para un hijo comer antes que su progenitor.

Al terminar de desayunar, me dirijo junto a padre a trabajar, mi labor es alimentar a todos los hombres que siguen a mi papá. Al terminar deberé de preparar los carruajes y las herramientas de todos los demás.

  • Mocoso ¿Qué habrá hoy para desayunar?
  • El día de hoy preparare un ligero estofado de conejo con las sobras de la cena de ayer, espero que sea de su gusto señor Bartolomé.
  • Será mejor que te apresures mocoso, después de todo mi estómago ruge sin parar.
  • En dicho caso terminaré de cocinar cuanto antes ¿puedes esperar una media hora más o será necesario que te prepare algo más rápido para desayunar?
  • ¿Quién crees que soy mocoso? El gran Bartolomé no necesita de tu piedad.

Tal parece que el hambre ha comenzado a azotar el estómago de los hombres que durmieron en este lugar, pero ¿quién podría culparlos? Después de todo, hace solo unas pocas horas que estuvieron muy ocupados casando y robando a una pequeña caravana que pasaba cerca.

Rezo todos los días para que padre se apiade de sus almas, no son malas personas, solo fueron obligadas a sobrevivir de esta cruel manera.

Como es usual, me dirijo a la pequeña tienda de cocina para comenzar a trabajar.

Actualmente tengo 5 años de edad, mi padre está muy orgulloso de que su pequeño hijo disfrute trabajar y ayudar. Aunque lo único que hago sea lo mínimo para compensar su amabilidad.

En la banda no hay mujeres que se ocupen de las labores del hogar, por lo que ese siempre será la labor de este humilde servidor.

Al terminar de cocinar, toco fuertemente la campana para despertar a todos y que vengan a desayunar.

Sirvo rápidamente la comida en los cuencos de madera, debo de terminar mi labor cuanto antes, de lo contrario comenzaran a pelear otra vez.

Justo cuanto termine de colocar los cuencos de todos en la mesa, una manada de hombres fornidos se abalanzo sobre la larga mesa de madera en busca de su comida matutina.

Mientras ellos devoran sus alimentos, me dirijo rápidamente al río para recolectar algo de agua. Nuestras reservas de agua han estado algo escasas desde el último atraco.

Mientras me bañaba en el río, obviamente después de haber llenado las dos grandes jarras de agua, escuche gritos de batalla venir desde el campamento en el que habitaba.

No me lo pensé dos veces y corrí con todas mis fuerzas, solo para encontrarme una horrible escena ante mí.

Cien guardias de la capital nos habían encontrado, seguramente fueron llamados por algún comerciante que logró escapar de la escaramuza de ayer.

Una feroz batalla esta desatándose frente a mis ojos. Una violenta batalla donde esos hombres que he conocido de toda una vida sudan y sangran sin parar.

En este momento no debo de quedarme pasmado, debo de apresurarme y tratar a todos los heridos que haya en esta cruel batalla.

Cerca de doscientas personas, mi mana debería de ser suficiente para poder curar quinientas heridas leves, cuatrocientas graves y hacer unas cien cirugías de reconstrucción.

Puedo hacer esto, Barrabas, no temas porque en este momento eres el único capaz de salvar la vida a todas las personas que están frente a ti en este lugar.

Sin preocuparme por los escombros dispersos a mis pies, rápidamente me escabullo en medio de esta feroz batalla para arrastrar a todos aquellos que ya no puedan luchar.

  • ¡CHICO! ¡acaso quieres morir! ¡¿qué haces en este lugar?!
  • No se preocupe señor Baltazar, todo estará bien, solo déjeme desenterrarlo.

Justo cuando llegué me encontré con el señor Baltazar, enterrado bajo lo que una vez fue la cocina en la que trabajé esta mañana para él.

Mi cuerpo de seis años no tiene la fuerza para levantar todos los escombros de este lugar, así que dependeré completamente de la magia para poder sacar al señor Baltazar.

Creado un hechizo de aire lo suficientemente fuerte para levantar la madera que me impide arrastrarlo fuera de ese lugar, tomó sus pesados hombros, y con toda la fuerza de mi pequeño cuerpo…

¡Ho Dios mío!… Ten piedad.

Las piernas del señor Baltazar fueron completamente trituradas por la pesada madera que había caído sobre ellas. Sus huesos sobresalían de sus piernas, no pude evitar recordar como cortaba la carne de los conejos esta mañana, porque había partes donde la piel simplemente se había caído de sus huesos.

Odie tanto que la sangre y la carne dispersada por el lugar hubieran ablandado el suelo, lo que hiso que mi tarea de sacarlo fuera mucho más fácil de lo que me hubiera gustado.

No fui lento, cuanto antes comencé a cocer y reparar con magia su debilitado y maltratado ser.

Fue una suerte que antes no me hubiera percatado de sus intestinos saltando desde un amplio corte que se extendía desde su ombligo hasta su miembro masculino. Definitivamente tendría mucho trabajo que hacer.

Traté sus heridas lo más rápido que pude, si me demoró demasiado en tratamientos innecesarios, como reconstruir sus piernas, estaré malgastando el mana que podría usar para salvar a alguien más.

Coloqué sus intestinos en su lugar, mientras rápidamente cocía todo para evitar que se desangrará aún más.

  • Lo lamento señor Baltazar, pero no puedo darme el lujo de tardar más. Por favor resista lo mejor que pueda el dolor mientras me espera.

Sin esperar su respuesta me lancé hacia la persona más cercana que pude encontrar…

Vaya forma de comenzar un día normal.

 

Autor: Aldohnc