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¡Hola! les habla (o mejor dicho les escribe) Schzender, ¿como estan? supongo que muchos ya volvieron a sus actividades regulares dependiendo si trabajan o no, muchos otros seguirán en cuarentena, espero que todos esten bien. Como pude notar que están un poco inquietos por como se esta desarrollando la historia de No Soy el Héroe, quiero aclararles algunas cosas, primero: este volumen es basicamente un columpio, deja muchisimas dudas en un montón de caps justamente para que el tercer volumen tenga mucho contenido. Segundo: Hay una sorpresa para el cap 40.

sin mucho más que agregar, les agradezco a todos los lectores por seguir este proyecto, que disfrute mucho al crear. Por favor deja tu comentario abajo, si te gusto ¡Comparte! y si alguien está de humor para darme 10 millones de dolares, estaría encantado de recibirlos, jajaja. bien aca esta su capítulo.

Cap 36 La desgracia viene de a pares.

En las puertas de la ciudad amurallada de Eldar los soldados realizaban el escrutinio regular a los refugiados, estos son aquellos que estaban más cercanos a Irisad, los pocos que lograron escapar que cruzaron por Feuden con los pocos petates que tenían o pudieron reunir, la avanzada de monstruos aún no había llegado, pero por lo que parecía no faltaba mucho.

Debido a las decisiones del Capitán Rommel, en Feuden muchas aldeas se vieron motivadas a moverse de sus hogares aunque muchos necios se negaban a irse aun con el peligro encima, alegando que “El señor feudal debería de protegernos, ya que nosotros pagamos nuestros impuestos” aunque se les explico que la capital había caído, ellos se negaron a escuchar. Torpes que no comprenden la gravedad del asunto, no habrá tiempo para buscarlos o siquiera para mantener las puertas abiertas cuando los monstruos lleguen.

Dos guardias a cada lado de la puerta ubicados del lado exterior, era lo habitual, no era raro que los refugiados armasen algo de lio por que uno se adelantaba o las mujeres con sus hijos suplicando prioridad. Desafortunadamente, para la desgracia todas las caras son iguales, sin importar la vejez o enfermedad, la orden es la ley y la ley es el señor feudal, quien había indicado que la requisa se hace desde la fila y nadie tiene prioridad sobre otros. Tal vez pareciera cruel, pero si alguien tiene beneficio el resto crearía problemas por desearlo también.

-Cada vez son más…-

-Así es Grosh, la situación es complicada del otro lado.-

-¿P-pero vendrán refuerzos verdad?-

-Eso dicen, al parecer desde los reinos cerca del mar, aunque tardara demasiado y no está bien depender mucho de ellos, prometieron algo de ayuda.-

-No suena muy bien.-

-Por qué no lo es… la única razón para ayudar es que desean algo del pastel cuando todo pase, eso o usarnos de escudo si se pone peor.-

-¿Tu lo crees Hertz?-

-No sé qué creer en realidad, solo sé que cada día son más los refugiados que llegan, dentro de nada la ciudad estará en su capacidad limite.-

-Suena a más problemas.-

-Exacto, los Reinhartianos han saqueado más aldeas pero no los han matado, muchos de ellos vienen directamente hacia aquí. Bastardos, quieren mermar nuestras reservas.-

-¿No podemos hacer nada?-

-Actualmente estamos casi sin soldados que nos sobren ¿sabes? Oí al capitán discutir con algunos nobles hace unos días. Al parecer se quejaban por mercaderes que no podían conseguir guardias para irse de la ciudad, como si el capitán permitiera que más soldados se marcharan en estos momentos.-

-Entonces es verdad eh… ¿Sera verdad que piensan armar a los civiles?-

-Al parecer hay algo sobre eso… dicen que solo los entrenaran para manejar arcos, defenderán las murallas si hace falta, pero son campesinos que en su mayoría no han usado un arma en su vida. Los cazadores lo hacen bien, aunque tienen que superar la barrera de dispararle a una persona, luego tal vez les enseñen algo de esgrima, para que puedan protegerse un poco.-

-No se oye tan mal.-

-Lo es, alimentarlos es un gran gasto ¿sabes? Además requiere mucho tiempo hasta que estén medianamente preparados y más aún para que sean de utilidad.-

-¿Feuden no piensa hacer nada? Son la primera línea de defensa, entre la ciudad de Feuden y aquí se están construyendo varios fuertes de madera.-

-¿De madera? ¿No arderán fácilmente?-

-Bueno… si, pero es mejor que nada, los preparan para que puedan realizar una defensa en sectores para retrasar a los monstruos lo suficiente, por nuestra parte retendremos a los Reinhartianos hasta que lleguen los Caballeros Coral. Aunque no estoy seguro de si solo esperamos ilusiones.-

-Vamos, sé un poco optimista.-

-Tienes razón yo…-

-¡FUEEEGOOOO!-

-¡¿Qué sucede?!-

Uno de los soldados corrió desde el interior hacia la puerta gritando que un incendio se había desatado, de inmediato todos los guardias entraron a la ciudad y las puertas se cerraron momentáneamente.

-¡Grosh! ¡Busca un balde y corre para apagar el fuego!-

-¡Enseguida!-

El carro que cargaba un inmenso barril con arena y otro con agua llego con un ligero retraso desde la caballeriza, siempre estaba preparado por si había que enfrentar un fuego ocasional en la ciudad y afortunadamente esta vez estaba preparado para esta situación.

-¡Vamos hombres! ¡CORRAN, CORRAN, CORRAN! ¡Apaguen ese fuego!-

-Señor ¡Estamos para ayudar!- Gritaron Grosh y Hertz con cubos en sus manos.

-Excelente, ayuden a apagar el fuego.-

-¡A la orden!-

Rápidamente se unieron a la treintena de hombres que habían llegado a socorrer la zona del incidente.

El fuego ardía violentamente aumentando por ratos y sofocándose por otros, alrededor de este almacén, los soldados corrían tanto como les era humanamente posible, los magos de agua hacían llover grandes bolas de agua sobre los focos de fuego con mayor temperatura aplacando su poder. Aunque el tamaño del incendio lo volvía casi incontrolable, poco a poco lo hacían mermar por la fuerza.

Este se extendió a los edificios circundantes aunque solo daño un poco las paredes antes de que lograran mantenerlo bajo control y comenzaran a extinguir los focos más alejados del centro del incendio. Varias horas después y con un grupo de soldados y magos completamente agotados el incendio fue completamente sofocado, aunque la estructura se dañó a tal punto que en cuestión de nada se iba a derrumbar. Los vecinos de tal lugar se vieron en la forzosa situación de necesitar una evacuación inmediata.

-¡Exijo saber qué diablos está sucediendo aquí!- grito de pronto un hombre en nobles atavíos al mismo tiempo que caminaba hacia el capitán de la guardia.

-¡Lord Eldar! ¿Qué hace usted en este lugar?-

-¡¿Cómo que, qué hago?! El maldito fuego se veía desde mi casa y esta es mi ciudad, quiero saber que paso.-

-Bueno, un incendio comenzó en este lugar, aún no sabemos cómo inicio pero están investigando antes de que este lugar se derrumbe, han apuntalado el edificio para investigar, lo mejor será dejar que se derrumbe posteriormente, en este estado es completamente irreparable.-

-Ya veo, ¿Qué había aquí almacenado?-

-S-sobre eso…-

-¡Hable de una vez!-

-Era un almacén de suministros, señor. Grandes cantidades de grano, aceite y otros enseres se guardaban aquí.-

-Eso quiere decir…-

-Sí, señor… nuestras provisiones probablemente hayan sido objetivo de esto.-

-¿Se infiltraron en la ciudad? No lo sabemos, si encontramos rastros de un iniciador del fuego entonces nosotros…-

-¡Capitán!-

-¡¿Qué sucede soldado?! ¿Acaso no ve que estoy hablando con Lord Eldar?-

-Sí señor, siento interrumpir pero encontramos algo.- dijo mostrando el paño sobre sus manos.

-¿Qué es lo que estoy viendo? Algo ¿quemado? ¡¿es una clase de broma?!- grito al soldado con furia.

-¡¿Es que usted es incompetente o solo es idiota?! ¿Acaso no ve que son los restos de una antorcha? El fuego fue provocado.-

-Y-yo lo siento.-

-Cállese de una vez, soldado respóndame ¿Qué más encontraron?-

-Si mi Lord, es como usted dice, el fuego fue iniciado con esta antorcha ya que nunca las dejan en el almacén. Seguimos el rastro con magia y nos condujo a uno de los refugiados, cuando tratamos de preguntar al respecto él se atrinchero en un edificio y se cortó el cuello después de gritar “Gloria a Reinharth”.-

-Nos han atacado impunemente…-

-También… mi Lord, es probable que haya más infiltrados y que tengan como objetivo nuestros suministros, armas y guarnición de flechas.-

-Sí, lo mismo pensé ahora… ¡Dupliquen las guardias! Nadie que no pueda probar su identidad puede ingresar en la ciudad, revisen a todos los refugiados nuevamente y aseguren su identidad, todo aquel que no pueda probar su identidad será arrestado de inmediato e interrogado.-

-¡Como mande mi Lord!-

Al instante los soldados que habían terminado sus deberes se retiraban por donde llegaron a recargar el carro sofoca fuegos y prepararse para su siguiente acción. Por la tarde las guarniciones estaban vacías, los soldados revisaban a todos nuevamente e interrogaban a cada persona que cruzaban, incluso preguntando si alguno de los aldeanos conocía su identidad. Los pocos que no podían asegurar su procedencia fueron arrestados de inmediato aunque no fueron muchos. En las puertas la seguridad se había doblado y los mercaderes tenían que tener sus papeles en orden, si llevaban esclavos debían dejarlos en un hospedaje bajo custodia para evitar más incidentes.

Eldar estaba ahora en alerta máxima.

Por la mañana Grosh y Hertz volvían a ser apostados en el exterior de la puerta, con la visión de cientos de refugiados delante de sus ojos.

-¿la fila se hizo más larga de nuevo?-

-No lo sé… a mí no me parece.-

-Te digo que sí, es más larga hoy.-

-Puede que lo parezca porque hay más caballos y carruajes que antes.-

-¿En serio? No lo había notado.-

-Si… algunos comerciantes llegan desde Feuden, probablemente.-

-Ya lo veo, puede que tengas razón…-

Casi al final de la fila un par parecían alborotarse de pronto, llamando la atención de los guardias alrededor de la puerta.

-¡Hey ustedes! ¡¿Qué ocurre aquí?!-

-Señor, yo solo soy un comerciante y estas personas me exigen que les de mis mercancías sin pagar.- alegaba quien protegía su carruaje.

-¡Es absurdo! ¡Tienes mucho! solo pedimos un poco de comida ¡¿Por qué haces tanto alboroto?!- respondió un tipo con aspecto de matón de cuarta.

-¡Deténganse justo ahí! El mercader no tiene responsabilidad sobre ustedes, si tienen hambre paguen o vayan a cazar algo para comer.-

-¡¿Estás loco?! ¿Acaso no estas consiente de lo peligroso que se volvieron los bosques? Dudo que alguien pueda cazar algo sin morir en el intento.-

-Y-Y eso… ¿Por qué sería mi problema? Yo vendo mi mercancía, si no pueden pagarla entonces vayan a pedir a la iglesia o a alguien caritativo ¡Yo también tengo que ganarme el pan!-

-¡No seas creído! Solo queremos algo para comer.-

El problema parecía que no tendría una solución rápida y poco después algunos sujetos encapuchados se acercaron a observar.

-Por favor, vuelvan a la fila aquí no hay nada que… ¡GUUHAAA!- grito de repente uno de los guardias al otro lado.

De pronto y de la nada se encontraba escupiendo sangre.

-¡Por la gloria de Reinharth!- grito uno de los encapuchados y saco una espada, junto a él otros seis sujetos lo hicieron.

-Grosh, ponte a mi lado.-

-¡Sí!- respondió y ambos desenvainaron sus espadas.

Solo un guardia quedaba de los que cuidaban el otro extremo de la puerta y se unido a su lado rápidamente.

-Tres contra seis eh… no lo veo fácil.-

-¡Solo no les des oportunidad de acercarse demasiado.- respondió el tercer guardia.

Rápidamente el intercambio de golpes se produjo, cuatro de los asaltantes retenían a los tres guardias y los otros tres atacaban a la gente, apuñalando y desmembrando a los aldeanos y comerciantes de la fila.

-¡Acábenlos!- grito quien fue el primero en desenvainar de los asaltantes y la lucha comenzó.

Chispas salían del roce de las armas entre si y contra las armaduras, debajo de las capas estos asaltantes portaban una armadura completa. Eran soldados bien entrenados de Reinharth, el característico emblema de la casa había sido marcado sobre los brillantes petos.

En la fila unos pocos guardias de caravanas se unieron, pero los mercenarios no se pueden medir con experimentados soldados. Poco a poco los fueron asesinando violentamente aunque lograron matar a dos de los tres y capturar a uno.

Los guardias habían asesinado a dos de los asaltantes y uno de ellos de pronto arrojo una daga, una que perforo el cuello de Grosh.

-¡Grosh NO!- grito Hertz y rápidamente empalo desde abajo al asaltante causando que la punta de la espada sobresalga por la espalda de este, atravesando incluso el metal del espaldar que poseía la armadura.

El tercer guardia logro en la distracción cortar el estómago del último asaltante dejando sus intestinos colgando mientras se desangraba, cayendo en un charco de su propia sangre mientras se ahogaba en esta al esforzarse por respirar.

Los asaltantes habían dejado claro. Acosar Eldar era más sencillo que atacar de frente y esa era su debilidad… ellos eran conscientes de tal cosa.

-Grosh… no… no ¡NO! Respóndeme… Hey amigo, vamos di algo… H-hoy iremos por una cerveza después de la guardia… ¡Hey amigo responde! Sniff sniff… Hoy estará esa mesera que tanto te gusta… Grosh… ¡MALDICION! ¡MALDITA SEA REINHARTH!-  gritaba Hertz mientras sostenía al aún sangrante Grosh en el suelo, inmóvil y cada vez más frío.

Poco después algunos soldados habían llegado y comenzaron a recolectar los cuerpos para quemarlos. Dos soldados habían fallecido, dieciséis aldeanos y unos cinco guardias de caravana, ese había sido el saldo del ataque de los soldados reinhartianos que se habían posicionado en la fila para emboscar a las personas, un ataque para llevar el miedo a ellos e inmovilizarlos por la dificultad de accionar contra tales circunstancias.

Por la noche Lord Eldar ardía en furia mientras golpeaba sus manos contra el escritorio, arrojando todo a su alrededor en un colérico ataque y maldiciendo con todas las palabras que conocía. Tanto él como su incompetente capitán se encontraban en el predicamento de que si enviaban soldados estos serían emboscados, si no era por Reinhartianos, serían los monstruos, en cambio si no hacían nada, este incidente podría repetirse y causaría una revuelta dentro de la ciudad por el miedo que les producía a la población el no saber cuándo podrían ser atacados nuevamente.

Estaban entre la espada y la pared, solo una decisión más que fuera errónea y podría desatarse un problema aún peor a lo que ya está sucediendo.