No soy el Héroe capítulo 34: El ser más allá de los niveles.

No soy el Héroe capítulo 34: El ser más allá de los niveles.

Cap 34 El ser más allá de los niveles.

La capital había estallado en llamas en cuestión de minutos, las redadas habían fallado y todo aquello que había sido planeado, termino en nada.

El fuego se extendía por las casas y la sangre manchaba las calles, cientos de monstruos recorrían las calles de la capital asesinando a todo ser viviente a su alrededor.

En el sótano de una torre en el exterior de la capital, Eli y Kyle estaban peleando por su vida, Kyle enfrentando a un monstruo que jamás había visto y Eli peleando contra el tiempo con tal de sobrevivir.

La grave pérdida de sangre que sufrió, la dejo en un estado de coma y muy probablemente moriría si no resistía lo suficiente como para que su cuerpo regenerara la sangre perdida.

-¡Maldita sea!- grite por frustración.

Los cortes simplemente traspasan sin tocarlo, sus golpes contundentes se sienten como frenar un camión con las manos desnudas, la espada no se mella ni se tuerce, pero el impacto contundente es demasiado potente como para soportar demasiados de estos golpes.

Incluso con mi fuerza y agilidad mis golpes no le afectan, la magia solo lo traspasa como si fuera niebla, un incorpóreo ser que puede cambiar su forma a voluntad, la magia y los golpes solo lo atraviesan como si no estuviera ahí.

¿Qué se supone que es realmente esta cosa? Incluso la magia afectaría a los fantasmas y seres etéreos, pero esta cosa es inmune ante cualquier agresión que reciba, simplemente flota sin molestarse en esquivar y ataca con tal fuerza que el suelo bajo mis pies se esta agrietando con cada golpe que soporto.

-Solo queda una cosa que probar…-

Tome una bola de acero de el bolsillo en mi cintura, esta era exactamente igual a las demás, pero pienso utilizarla como lo hice contra aquel dragón.

Llenándola de mana hasta que sea mágicamente inestable, esta esfera empieza a pulsar y a emitir destellos en colores violetas y amarillos, pulsante y llena hasta el punto en que fácilmente estallaría por la inestabilidad del mana en su interior.

Cuando la lance el lugar se ilumino por un instante como un flash de fotografía. Pero solo consiguió traspasarlo sin hacer nada de daño mientras continuaba avanzando bajo tierra hacia quien sabe dónde.

-Tch… molesto.-

No puedo arriesgarme, es mejor escapar de aquí.

Tome a Eli en mis brazos y corrí tan rápido como pude hacia el exterior. Cuando mire hacia atrás, esa criatura no nos perseguía. (¿No vale la pena perseguirnos? Espero que así sea) pensé con toda franqueza.

En el exterior los soldados realmente traumatizados por la imagen frente a ellos, algunos balbuceando incoherencias y otros simplemente delirando en las nubes, lo que frente a ellos ocurrió es solo la peor de las pesadillas, solo que de esta no se puede despertar.

Grandes columnas de humo y llamas tan grandes como para iluminar la noche salen de la capital. El fuego proveniente de esta se sumerge en gritos y gemidos de una inmensa agonía y dolor.

-¡Soldados! ¡Nos vamos!-

Montando en sus respectivos caballos huimos de este lugar solo para ir hacia la capital, si este monstruo no nos persigue, entonces lo mejor es escapar con las personas importantes… espero que no haya más de ellos en la capital.

Las puertas ahora están totalmente destruidas, cuando pase junto con Eli hace no mucho tiempo todavía estaban intactas ¿Qué sucedió?

Junto con Chester avanzamos por la calle principal en camino hacia la mansión del Marqués Hellbound con la esperanza de que algunos de ellos estén ahí todavía.

Al llegar, Rosy, su padre y una elfa estaban defendiendo las calles, la cantidad abrumadora de monstruos a su alrededor los superaba fácilmente 30 a 1, los números no estaban a su favor.

Al observarlos de cerca, eran monstruos que solo habitan en el continente demoniaco, lo sé gracias a un libro que leí casualmente hace un tiempo durante el viaje, pero jamás pensé en verlos tan pronto.

*Ogro rojo LVL 45*

Fue: 2500

Agi: 800

Res: 4200

Vit: 6200

Int: 120

HP: 62000

MP: 1200

Cerca de la mitad de la multitud estaba compuesta por estos ogros, aunque sus estadísticas no son demasiado altas, es probable que sus números sean el problema, eso o mi evaluación es defectuosa, con tanto nivel en todo no estoy seguro de que es lo “Normal” o “Fuerte” en las estadísticas.

Algunos caballeros de la guardia real trataban de hacer espacio para que un carruaje pasara, probablemente el carruaje del Rey, la Reina y la Princesa.

Apoyando firmemente a Eli contra el lomo de Chester lo espolee para que avance, Chester solo cargo contra los monstruos arrollándolos, su equipo los cortaba en trozos ni bien eran embestidos, probablemente otro caballo tendría problemas, pero la velocidad de Chester era cercana a los 80Km/H corriendo a una velocidad ni cercana a la máxima.

Mientras la carne, sangre y extremidades de los monstruos volaban por doquier, esos tres seguían resistiendo como podían, acorralados entre las vallas de la mansión y la muchedumbre de monstruos, entre espadas, magia y flechas aguantaban a los monstruos.

Levante mi mano y castee la muy necesaria magia de rayo, su poder penetrante asaria a todos los monstruos detrás de la primera línea, uniendo el ataque en una sola cadena.

Al ser disparada desprendió su característico resplandor seguido de su tronante sonido causando que las masas de monstruos se abran como un pasillo, aprovechando esto Chester se impulsó aún más rápido en el corredor temporal.

Del otro lado, el carruaje de Su Majestad ya no contaba con guardias y el propio Rey espoleaba a los caballos que tratan de hacerse un camino hacia la puerta destrozada que daba la entrada a la ciudad.

-¡¡KYLE!!.- grito Rosy mientras empuñaba y agitaba tanto una espada como un bastón. Su estilo de lucha entre magia y esgrima no era pulido, era realmente desesperado.

La opción lógica seria que el mago se quede con su magia, pero en esta situación desesperada no había muchas opciones.

-¡Aguanten un poco más!- grito en respuesta.

Mientras nos acercábamos la densidad de monstruos aumentaba como el agua en un barril durante un día de lluvia, cada monstruo muerto era cubierto por otros dos que salían de quien sabe dónde.

-Chester, ¿Crees que podrías cargar a esas dos? Yo puedo escapar por mi cuenta.-

Asintiendo con seguridad Chester resoplo y siguió embistiendo a los monstruos como si fueran un costal de mugre.

-Rosy ¿Dónde están los demás?-

-Ari… ella … Murió.-

-¡¿Qué?!-

-¡No hay tiempo de explicar!-

-Lo siento tienes razón.-

-Rosy y tú también. Suban al caballo, Chester… Sácalas de aquí de inmediato, nos vemos en la siguiente intersección. Rosy, cuida a Eli por mí, me librare de estos monstruos y escapare de inmediato.-

-¡P-pero!-

-¡Soy el que tiene más posibilidad de sobrevivir! ¡Demonios solo vete de una vez!-

-¡Si!… Cuídate.-

De esta forma Eli, Rosy y la elfa subieron a Chester y él con todas sus fuerzas avanzo entre la multitud de monstruos.

-¿Solo quedamos tú y yo eh? Demos algo de pelea.- pregunto el Padre de Rosy, el Marqués Hellbound que agitaba una inmensa Zweihander como si fuera ligera, cortando en trozos a cada monstruo que se acerque. Su fuerza a pesar de ser un noble era tremenda.

-Por supuesto.-

De repente una flecha que salió de la nada, impactó en el cuello del Marqués destrozándole la garganta, largos chorros de sangre fluían violentamente desde donde su arteria carótida debería estar dejando la cabeza colgando de un poco de carne, haciendo que caiga de inmediato al suelo sin luz en sus ojos. Probablemente también secciono la columna ese disparo ya que el filo de la flecha era realmente ancho, una flecha hecha exclusivamente para seccionar y cortar, además de que su tamaño es varias veces mayor a una normal.

-Siendo así, ya puedo dejar de contenerme.-

Reuniendo mana en todo mi cuerpo comienzo a castear magia de fuego de alto rango, “Inferno” es el nombre que lleva. Una tormenta similar a un tifón que cubre enormes distancias, llegando en los casos más extremos a 6 km de amplitud, pero con las chicas y el Rey en el camino, no puedo extender tanto su alcance. Aunque puedo lograr castearla, al no poder hacerlo a través de la magia hace que consuma mucho más mana.

Comprimiéndola tanto como es posible, disparo la magia causando que el remolino de fuego se trague a todos los monstruos a 500 metros a la redonda. La intensidad del fuego incluso me afecta a mí ya que mi resistencia mágica no está al nivel del poder de este hechizo, mi única escapatoria es abandonar el área.

Mientras la columna en llamas se elevaba y seguía su expansión tragando e incinerando todo en cuanto tocaba, corrí tan rápido como mi cuerpo me lo permitía, en estas circunstancias podría superar a Chester normalmente, pero en este caso el mana consumido fue tan extremo que el agotamiento es inevitable, con total certeza solo puedo alcanzar a Chester más tarde.

Seguía corriendo mientras blandía la espada, no podía evitar hacerlo ya que es necesario despejar el camino, cada monstruo que cortaba no parecía contar porque seguían apareciendo para reemplazar a los caídos.

Saltando sobre los tejados pensé que me alejaría un poco de los monstruos en el suelo, pero las arpías y gárgolas no tardaron en atacarme, destrozarlas era mi única alternativa.

Mi mente se bloqueó y solo pensaba en escapar, la visión de túnel que estaba ante mi apuntaba directamente a la salida, en un tiempo normal a esta velocidad se llegaría en cuestión de dos minutos, pero con tantos monstruos por delante, incluso diez minutos no serían suficientes.

Cortando arpías y gárgolas a cada salto que daba, debía danzar en el aire impulsándome con todo lo que se me pusiera en el camino, paredes, tejados, monstruos, cualquier cosa que pudiera patear para impulsarme y alejarme un poco más de la cantidad masiva de monstruos en este momento es lo mejor que puedo hacer.

Con prontitud pude divisar a Chester quien corría paralelo al carruaje de Su Majestad aunque el Rey ya no estaba espoleando a los caballos, era Rosy.

-Lograron salir eh…- me dije en consuelo.

Cuando llegue a las puertas no pude evitar mirar hacia atrás y ver a los cientos de miles de monstruos destruyendo todo en cuanto podían, las llamas inmensas que superaban a los edificios más altos iluminaban la oscura noche. Esta noche seria conocida en los libros como el inicio de la gran invasión, y el acontecimiento que producirían los monstruos seria llamado el Maremoto Infecto.

Las casas destruidas y las personas que habitaban esta inmensa ciudad ahora desperdigadas por el suelo, muchas en trozos de lo que solían ser personas. Dejando las calles completamente pintadas en rojo sangre junto a sus respectivos charcos de la misma.

La noche de las llamas y la sangre es un buen nombre para esta noche, al menos para mí lo fue.

La cantidad de personas que moriría esta noche no sería menor a los 2 millones y medio de personas que vivían en la capital. Aquellos que lograran escapar probablemente sean la minoría, suponiendo que logren escapar sin ser emboscados por monstruos en el camino.

Salte tan fuerte como pude impulsándome hacia las puertas, para cuando logre pasar a través, estas simplemente se desmoronaron sobre el suelo, creando una enorme pila de escombros, una barrera que impediría la salida inmediata de los monstruos, aunque no por mucho tiempo.

Seguí corriendo tanto como pude hasta alcanzar al carruaje que viajaba junto a Chester y las chicas finalmente saltando en el techo de este.

-¡¿Qué es eso?! ¡¡¿Otro monstruo?!! ¡¡¡NNNNOOOOO!!!- escuche un grito dentro del carruaje.

Me introduje por la ventana rápidamente sin tomar importancia a los gritos.

-Tranquila, no soy un monstruo. Soy Kyle…-

-¡¿Kyle?! ¡¿Qué está haciendo aquí?!-

-Alcanzando a mis compañeras. El Rey…-

-Mi padre murió.-

-Entonces usted es… ¿la Princesa?-

-Eso es correcto.-

-Siento preguntar esto en este momento, pero una de mis compañeras está herida, podría traerla aquí dentro.-

-P-por supuesto, no me molesta.-

Abrí la puerta e hice señas a Chester quien se asomó equiparando la velocidad del carruaje, lentamente tome a Eli y la coloque recostada sobre el asiento.

Ella aun respiraba, débilmente seguía con vida. Una horrible y enorme cicatriz quedo en la parte superior del estómago llegando hasta su vientre. Esta marca demuestra lo grave que fue la herida, no tuve el tiempo para asegurarme de que realmente estuviera bien.

Continúe su curación por un tiempo más, mientras el viaje continuaba.

Extenuado por el continuo uso de mana, luego de dos o tres horas aplicando magia curativa con todo mi poder, caí inconsciente en el asiento, justo al lado de la princesa. Con toda la capacidad que tengo, me temo que he superado incluso la cantidad inimaginable de mana que poseo.

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-Finalmente ha despertado, cincuenta años de trabajo no fueron en vano.-

-Es como usted dice Lord cardenal…-

-¡Tenemos que celebrar! Finalmente… Aunque llevo miles de vidas y casi no lo conseguimos… ¡Hemos revivido a los Reyes infernales! ¡El Rey demonio podrá revivir eventualmente!-

En una sala inmensa un centenar de personas bebían a gusto mientras vitoreaban felizmente. El grupo de personas vestidas en mantos negros al unísono mientras el único hombre vestido de distinta forma estaba por sobre ellos en una especie de trono de hierro.

El banquete victorioso se celebró durante dos noches enteras, los sectarios lograron reavivar el infierno sobre la tierra al revivir a aquellos por sobre los niveles, aquellos que eran conocidos como calamidades vivientes.

Los Reyes Infernales eran los siervos más cercanos al señor demonio, dominando respectivamente un elemento cada uno, eran la oposición incluso a los seres espirituales y divinos, completos rivales de los dioses y seres en el mundo solo superados por el Rey demonio.

-Lord cardenal… ¿Qué debemos hacer ahora?-

-Ellos están inmaduros aun… debemos lograr que consuman más almas.-

-¿Almas? Entonces…-

-Supongo que lo adivinaste, debemos lograr que los demonios invadan el reino santo. Impedir la invocación del Héroe es nuestra mayor prioridad, el único ser sobre la tierra capaz de oponerse al señor demonio es él.-

-En ese caso ¿Cómo debemos proceder?-

-Esparzan cadáveres de camino hacia las fronteras del reino santo, el resto lo harán los demonios por su cuenta.-

-Como usted ordene Lord Cardenal.-

Los preparativos para una nueva invasión se llevaban a cabo en la sede ubicada en algún lugar dentro de lo que ahora es la extinta capital del Reino de Irisad.

El caos se acaba de despertar sobre los seres de este mundo.