A- A+ Ahora puede cambiar de capítulo pulsando dos veces las teclas de navegación izquierda y derecha, espero lo disfruten.

Capítulo V

 

Incapaz de siquiera ver tus propias manos en esa oscuridad ,eres derribado nuevamente por tu atacante, esta vez no consigue agarrarte del cuello, y sin poder ver terminas concentrándote más en tus otros sentidos, notas el olor a enfermedad emanado de tu atacante, notas su aliento cálido en tu cara, sientes su piel áspera y fría,  su respiración pesada y sus latidos rápidos e irregulares, todo esto en el breve momento antes de que golpees el suelo, desesperadamente tratas de quitartelo de encima.

Nunca te ha gustado la oscuridad, no le tienes miedo, pero simplemente no te sientes cómodo en ella, no te gusta la idea de no poder ver, puedes estar a oscuras en tu casa sin problema, sientes que tienes el control de la situación, pero afuera…

Odias no estar en control, la mayoría de las personas odian ese sentimiento, la sensación de no saber lo que podría estar acechando, la idea de que algo más allá de tu control o entendimiento podría estar vigilándote desde las sombras, lo odias.

Y justo ahora estás viviendo ese mismo temor, no a la oscuridad, si no a lo que acecha en ella, a eso que es más poderoso que tu, a eso que no puedes controlar.

Desesperadamente le das golpes patadas y jalones, pero no te lo puedes quitar de encima, el pánico se ha apoderado de ti y no eres capaz de defenderte bien.

Por otro lado “él” no parece verse afectado, “él” continúa su ataque sin descanso, ni miedo, ni preocupación, “él” sabe que está en control de la situación, y tu no puedes hacer nada más que débilmente resistir sus ataques, sin la fuerza o la habilidad para contraatacar, eres solo una débil presa.

Ese infierno continua por lo que parece una eternidad, tus brazos están siendo destrozados y están perdiendo fuerza, tu torso está siendo aplastado y apenas eres capaz de respirar, todo lo que puedes sentir es dolor y miedo.

En medio del pánico sientes algo activarse dentro de ti, como un interruptor siendo presionado, fue tan rápido que no podrías pensar en lo que pasó, solo sabes que el miedo empieza a disiparse, la fuerza regresa a tus brazos y un jalón de adrenalina llena tus sentidos.

Con fuerzas renovadas atacas al maníaco, por un momento consigues quitarlo de encima tuyo, lo suficiente para levantarte y alejarte, instintivamente te pones en posicion de pelea, un instinto que no sabias que tenias, te sientes listo para detener cualquier ataque, te sientes capaz de derrotar a cualquier enemigo.

Usando solo el sonido de los pasos y de sus movimientos, te das una idea de en dónde está y que está haciendo tu atacante, y así evitas un par de ataques y devuelves un par de golpes.

No sabes cómo lo consigues, pero eres capaz de luchar aun en medio de la oscuridad abismal que te rodea, como si estuvieras hecho para ello, no sabes como explicarlo, es como si siempre hubieras sabido cómo pelear, pero nunca habías pasado por ningún tipo de entrenamiento. 

Tu cuerpo se mueve solo ante esos instintos misteriosos, un tanto lento por las múltiples heridas en tu cuerpo, pero lo suficiente para enfrentarte al atacante en frente tuyo.

La pelea solo dura un par de segundos, los golpes volaron rápidamente y la mayoría de ellos fallan por la oscuridad que hace aún más difícil pelear, y en varias ocasiones estuviste a punto de caer por no poder ver donde pones tus pies.

Pero al final tú estás más herido, incluso con la adrenalina haciéndote olvidar gran parte del dolor, no podrías continuar por mucho tiempo, buscando una manera de ganar la pelea, se te ocurre usar nuevamente uno de los varios muebles tirados a tu alrededor, pero sería arriesgado, en primer lugar no podrias ver lo que estás agarrando, podrias agarrar un sillón imposible de levantar, en segundo lugar ya es bastante difícil acertar un golpe a mano desnuda, tener que maniobrar una silla o algo asi solo hará mas difícil atinarle, y si cometes cualquier error en tu postura acabarás cayendo una vez más, y  dudas que puedas reunir suficientes fuerzas para levantarte después.

Pero no te queda otra opción, es todo o nada, rápidamente te agachas y agarras lo primero que sientes a tu alcance, lo levantas y balanceas hacia dónde crees que está la cabeza de tu oponente, lo que sea que hayas agarrado pesa la mitad de lo que esperarías de una silla, tal sea vez un banco.

En los milisegundos que tomó el ataque sientes como el tiempo parece detenerse, estas lleno de tensión y de miedo de haber fallado el ataque, hasta que finalmente sientes el impacto con tu cuerpo.

Sientes como se rompe lo que sea que hayas agarrado, sientes el impacto contra la cabeza de tu oponente, escuchas el sonido de algo quebrándose y finalmente el sonido de algo golpeando el suelo.

Te quedas paralizado escuchando atentamente por cualquier señal de vida del cuerpo en el suelo, esperas por lo que parece una eternidad, tus ojos incluso se pudieron adaptar un poco a la casi inexistente luz.

Pero esa cosa nunca se movió.

Enciendes la linterna de tu teléfono para observar mejor, y decides darle un buen vistazo a tu atacante.

Es difícil identificarlo, su piel está dañada, su cabello se está cayendo a mechones y pareciera que se estuviera muriendo de hambre, pero logras reconocerlo, es tu vecino, no entiendes porqué intentó matarte, tampoco puedes entender por que se ve así, apenas hablaste con él hace un par de días y no parecías disgustarle, mucho menos parecía que te odiara, es verdad de que se veía algo sospechoso últimamente, parecía paranoico e irritable, pero nada que fuera demasiado extraño.

Tampoco parecía estar enfermo, tal vez un poco débil, pero nada como lo que esperarías de algo similar a la rabia, te preguntas qué clase de enfermedad será la que está causando todos estos maniáticos “infectados”.

Conforme te vas calmando el dolor regresa poco a poco, incapaz de soportarlo decides que será mejor intentar volver a dormir, pero no te sientes seguro con la puerta destrozada, ¿que tal si hay otros maniacos cerca?

Con la poca fuerza que te queda reconstruyes un poco la barricada, luego subes a tu cuarto para descansar, esperando que la luz vuelva en la mañana…