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Desperté en un lugar extraño, sólo oía gritos, veía grandes resplandores rojos, sentía un repiqueteo en el aire y fuertes golpes en el suelo. Cuando mis sentidos regresaron a la normalidad vi donde estaba… y desearía jamás haberlo visto.

Una enorme guerra, miles de soldados avanzaban entre explosiones, cuerpos siendo desintegrados, otros partidos en trozos, unos cuantos siendo heridos tan fuertemente que no podrían sobrevivir más que unos cuantos segundos de infierno.

Yo mismo al verme tenía la armadura de los soldados, al darme cuenta de eso alguien jaló de mí, un segundo luego el lugar donde estaba desapareció en los aires.

— ¡¡No te quedes atrás, hombre, hay que salir de aquí vivos!!

Me gritó un soldado en la misma armadura que yo. Por instinto corrí al frente junto a él. ¿Qué pasaba? No tenía idea, pero comenzaban a disparar los que estaban a mi alrededor.

Al volver a ver al frente vi una enorme criatura compuesta de largos tentáculos gruesos como un hombre adulto tomando y partiendo a los soldados, aplastándolos y lanzándolos a cientos de metros sin ninguna duda; todos los demás disparaban, en un fútil intento de derrotarlo.

No entiendo por qué, pero cargué contra él soltando mi rifle y sacando una espada, al parecer estaba en mi espalda desde el comienzo. Al acercarme la blandí cortando cada uno de los tentáculos que me intentaron golpear, no entendía que pasaba, sólo me movía; al final llegué a su centro, un punto de un hermoso y tenue color azul cielo, lo apuñalé sin vacilar destrozando a la criatura.

—¡Joder, la destruyó! No puedo creerlo, ahora, compañía, sigan adelante.

Seguimos avanzando, peleando, moviéndome de formas que no reconocía, como si me controlaran, pero apenas ejecutaba los movimientos seguía moviéndome libremente.

Luego de varias horas llegamos a un gran agujero en la tierra, cientos de metros de lado a lado.

— Muy bien, nos vemos en el fondo, traten de sobrevivir.

Y nos lanzamos, durante la caída varias criaturas similares a un murciélago con el hocico de alguna especie de monstruo nos atacaron, mataron a varios arrancándoles la cabeza o devorándolos en el vuelo mientras aún vivían. Ciertamente el espectáculo de ver intestinos y trozos de carne y hueso volando no era una linda vista, pero no podía hacer más que disparar sin darle a otros, sorprendentemente pude eliminar varias docenas, uno por bala, así que el castigo fue menor para todos.

Al llegar al fondo luego de varios minutos de caída la vimos… una enorme estructura que habría pasado por un edificio de la talla de la gran pirámide de Keops, pero no, estaba viva, supe que era la líder de todos los demás monstruos.

Cargamos con todo, los misiles pasaron rozando mi cabeza, mares de balas fueron disparadas por todos, aun así, no se movió un solo milímetro. Pero cuando lo hizo comenzó una escena que superó con creces todo lo anterior.

Tentáculos salieron de su cuerpo ensartando a los soldados, pude adivinar que los aspiraba, pues las partes flexibles de sus armaduras se hundieron, vaya muerte, siendo aspirados; al terminarlos simplemente los arrojó a un lado y fue por más, fue ahí cuando me moví.

Nuevamente no sé cómo o por qué, pero rechacé y corté una docena de tentáculos, bien, una docena menos de bajas, pero al llegar no supe qué seguía.

Entonces, oí una voz:

— Al fin nos encontramos, aunque será un adiós.

Y un enorme brazo salió de su cuerpo directo hacia mí, lo esquivé por nada, pero el resto de mis compañeros no, se habían convertido en puré, ahora estaba solo.

Bien, veamos qué podemos hacer; corrí como un berserker, tomé un lanzacohetes que habría pertenecido a algún soldado pesado y avancé, esquivé todos los ataques por poco recibiendo un par de arañazos. Al final vi un pequeño agujero y entré.

Era un conducto respiratorio, pues una pared de aire me arrastró dentro.

Al ingresar vi que era como un insecto, todos sus órganos estaban en contacto directo con el aire, ahí vi lo que creí era un corazón, apunté y disparé; luego de unos segundos una explosión de un líquido negro pudo ser vista en el interior de esa cosa que se comenzó a derrumbar.

Salí corriendo por el conducto y justo antes de salir el conducto colapsó atrapándome, justo antes de perecer oí de nuevo la voz.

— Ganaste para tu especie, pero tu lucha aún no ha terminado, nos vemos pronto.

Y así todo se volvió negro.

Al despertar estaba en una cama, con una bella mujer a mi lado, cierto, mi esposa.

Entonces mi teléfono, vaya, tenía un teléfono, timbró con un mensaje.

“Doctor, hemos detectado un asteroide del tamaño de la pirámide de Keops dirigiéndose a la Tierra, le pedimos venga de inmediato para comenzar las medidas para su desvío”.

Así que de eso se trata, todo desde el comienzo, hasta que uno de los dos gane, está bien, acepto el reto.

Y así dejé a mi esposa, sabiendo que sería la última vez que la vería, ahora es tiempo de ir al infierno.

Autor: Lalo