Origen.

El pútrido olor invade mi nariz, pero no importa realmente, el tiempo te hace acostumbrarte, sobre todo cuando tu raza es una de esas que no envejece….

Los vampiros, noble raza que lleva existiendo desde tiempos inmemoriales, tan famosos por su estereotipo de bebedores de sangre sin piedad… pero aunque no es equivocado, tampoco es cierto. 

Quizá en los tiempos de las grandes guerras raciales eran ciertos, pero ahora bajo el mando de los vampiros ancestrales, esa forma de vivir no existe, guiando a los jóvenes en todo momento para que alcancen un esplendor sin igual y por supuesto, yo era uno de ellos.

Como todos, los primeros años de mi vida fueron los más tranquilos, solo nos pedían hacer unas pocas pruebas semanales para medir nuestras capacidades y talentos, en uno de esos días, todo mi mundo se tornó opresivo, no era como el resto, no, era especial, tanto que podía ser el mayor héroe para mi raza o su perdición, el consejo obviamente no podía criar un monstruo sin saber a qué lado tiraría en el futuro, por lo que discretamente decidieron acabarme.

Lo escuche de suerte mientras avanzaba por los oscuros pasillos del centro de instrucción donde vivía, aunque mis capacidades físicas, mágicas y mentales eran promedio, incluso algo peor que la medía, mi sangre tenía trazas de un ser mucho más antiguo y poderoso que un simple vampiro…

Un ser nacido de la misma condensación del miedo, un vampiro original, sería una buena forma de llamarlo, aunque nacen más débiles, por su capacidad para consumir otros seres y absorber sus poderes acaban siendo el terror de toda existencia.

Idiotas, sino hubieran discutido sobre esto, posiblemente podrían haberme criado para vuestro beneficio, pero ahora que quieren eliminarme, no pienso contenerme, esos eran mis pensamientos.

Antes de que pudieran dar el primer golpe, atacaría yo.

La tercera noche tras descubrirlo, me escabullí de la habitación en la que vivía, por supuesto acabando silenciosamente con todos mis compañeros, sería negligente dejarlos, si quería sobrevivir, primero debería llenarme con las ovejas para luego saltar y devorar al lobo.

Una vez estaba fuera del edificio contemple con sentimientos complejos la magnificencia de mi vieja raza, la exquisita arquitectura desarrollada por milenios de avances tecnológicos, aunque estuviera sumergida en la oscuridad. Pues para los más débiles la luz solar era una maldición, para mi quien había completado mi primera evolución no sería un problema, pero… agradecía que esa oscuridad se cerniese tan estrechamente en las calles de la ciudad, pues serviría como manto para cubrir mis garras y colmillos que se afilaban a cada segundo que pasaba.

Cuando ya andaba a varios kilómetros del centro, los gritos de alarma sonaron, toda la población se movilizó para capturarme, eso haría el trabajo más difícil, pero me es indiferente, si ellos querían guerra, yo les daré guerra.

Como si fuera una serpiente me escurrí entre los grupos de patrulla y fui consumiendo uno por uno a los individuos más débiles, mi fuerza aumentaba, pero la velocidad no podía satisfacerme, aparte, por primera vez, mi sangre hervía de emoción, de placer… quería más… mucho más.

Mientras más aumentaba mi deseo, menos cauto me volvía, comencé a cazar a los grupos de patrulla, era ya un monstruo en frenesí, solo mi silueta podía causar miedo entre los guardias, llevaba 6 días cazando, mi fuerza fácilmente superaba la de un vampiro ancestral y por tanto tenía nuevas presas, entré de frente al consejo, acabé con todos, sin importar su poder, solo se volvían un escalón más en mi subida al poder, luego de que luché contra el consejo, mi cuerpo estaba a punto de ser destruido, por tanto decidí huir, había acabado con 2 miembros…

Obviamente escapar no fue simple, pero en ese momento me sobraba poder suficiente para acabar todos los obstáculos impuestos ante mí. Esta forma de vida continuó por mas de medio mes, luego me emboscaron, lograron predecir mis movimientos y con una fuerza de élites, fui derrotado, sin embargo, no pudieron matarme, sabiendo que si llevaban la pelea hasta mi muerte, habría un innumerable número de víctimas, por tanto me sellaron, el precio que pagaron no fue pequeño, otro vampiro ancestral fue sellado conmigo.

En la más profunda oscuridad, donde cada segundo que pasas te invade el miedo, el pútrido hedor a muerte llenando tus fosas nasales… El abismo.

Ese era el nombre que recibía este antiguo lugar, tan misterioso como peligroso, pero eso me era indiferente en ese momento, iba a sobrevivir fuera donde fuera. Consumí a ese vampiro que se sacrificó.

Entonces busqué por algo en mi alrededor, un camino, una dirección, pero incluso con mis ojos capaces de ver en la oscuridad, eso sería subestimar el abismo.

Por tanto levanté mi cuerpo y di mis primeros pasos en aquel espacio ilimitadamente oscuro. No sentía hambre, ni tristeza, menos alegría, solo había un silencioso compañero para mi en este momento, la inhóspita soledad.

El tiempo pasaba, tan rápido como lento, pues hacía tiempo que dejé seguir su ritmo, las almas de aquellos que consumí, brotaban de la supresión que las había mantenido en silencio por este tiempo, algunas como lobos hambrientos devoraban a otras, también estaban aquellas que se dejaban consumir, pero cuando solo quedaban unas pocas, el nuevo objetivo fui yo.

En ese momento comenzó una batalla por obtener el control del cuerpo, alfinal logré consumir a todos mis adversarios, pero para cuando me di cuenta, ya no existía, no, no sería exacto, podría decirse que era yo, porque era mi cuerpo, pero mi alma ahora similar a un tumulto de ideas, existencias…

Habiendo terminado este combate volví a recobrar la conciencia, que había perdido al entrar en mi «intento».

Con el paso de los ¿años? No puedo decirlo con exactitud, es más, creo que si llevará un reloj, posiblemente la aguja de las horas y segundos avanzarían al unísono.

Ese tipo fenómeno es lo ocurría dentro de mi, sentía como si cada segundo fuera un eterno siglo haciéndome envejecer y de misma forma me parecía como si solo fuera un suspiro. Quizá ese cambio ayudó a formar mi actual ser, pues la fusión de esos fragmentos de almas se completó de forma inmediata después de unos cuantos miles de pasos, mi cuerpo se adaptó al cambió, mejor dicho mi mente lo hizo, tenía un ligero dolor de cabeza por las memorias que afloraban como flores en primavera, pero ya pasado tanto tiempo aquí, era una sensación me hacía pensar en que sigo vivo.

Con ello seguí, nunca vi nada distinto, incluso cuando encontré un extraño ser hecho de niebla, me ignoró, como si no existiese, aun si intenté perseguirlo, su forma desapareció antes de que pudiera haberle alcanzado.

Entonces, mi cuerpo cayó al suelo, algo ardía en mi interior, una emoción completamente nueva para mí, algo me llamaba.

Me levanté con todas mis fuerzas y eché a correr, cada vez más rápido, varios seres extraños avanzaban hacía donde me dirigía, aunque no pudiese verlo, sentía que si llegaba a la fuente de esta llamada, podría salir de una vez de aquí.

Cada paso que di fue más veloz que el anterior, antes de poder percatarme de ello, ya estaba casi volando. Fui el primero en llegar, ante mí un extraño portal con la impresión de ser extremadamente antiguo y complejo, aun no estaba abierto del todo, pero no me importó, salté a él, sin saber a dónde me llevaría, solo deseaba salir de ese lugar quebrado.

*Pom*

Mi cabeza golpeó el suelo debido a mi apresurada forma de cruzar el portal, cuando al levanté pude ver a una mujer vestida en negras ropas, en su espalda dos alas sobresalían esplendorosamente, sujetaba un grueso volumen con un aire arcaico, pero incluso si ella me llamó la atención, no se podía comparar a la segunda persona, sentando en un trono, con una digna aura, su presencia era opresiva y severa, sus ojos claros, pero en ellos había algo que hacía temblar incluso a mí, por primera vez, entendí la definición de cazador cazado, yo cuando decidí salir de aquel portal, no había recuperado mi libertad había entrado en las garras de algo mucho más aterrador que la perpetua oscuridad.

La dama cerro el códice en sus manos y el círculo mágico que brillaba debajo de mí se apagó y desapareció, entonces dio un paso hacia atrás, en ese momento el hombre en un trono, se levantó, no había complejidad en sus acciones pero parecían tan dignas que me hacían dudar de mis ojos, avanzó hacía mí.

Sin darme cuenta retrocedí un paso, pensaba que todo acabaría aquí, mi espíritu de lucha estaba por los suelos ante esa grandiosa aura, pero distinto a mi suposición, me dijo unas palabras que recuerdo cada segundo que permanezco con vida.

-Entonces, ¿Te importaría realzar un contrato?- No había malas intenciones en su voz y su extraña carisma evitó que siquiera lo dudase antes de asentir.

-En ese caso, ¡Álzate, pues ya no eres un morador del abismo, ni un vampiro, eres un miembro de Excalibur!-

 

          

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