Punto de vista de Lilith
La sangre de mi señor recorría mis manos y caía en mis muslos, mientras el descansaba sobre estos, por proteger esta asquerosa ciudad y su insignificante gente él había sufrido.
Casi no podía controlar mi odio, si no fuese por el estado debilitado en el que me encuentro y por cuidar de él, ya habría saltado sobre el ejército invasor y tras arrasarlo a por el de la ciudad.
Como se atrevían, no tienen derecho, se lo avisamos, pero no nos hizo caso, dios…
Al poco, todos estábamos en la torre, mirándole.
Su pulso se había reducido en gran medida y su respiración se entrecortaba, era una escena que jamás desearía contemplar y aun así, aquí esta.
- Lilith, entiendo tus emociones, pero no es momento para para la ira, nuestro señor ha dado su todo por ganar esta guerra y es nuestra labor completar su deseo. – Irina me miraba y aunque sus palabras eran ciertas, por lo fuerte que estaba apretando su puño izquierdo, detrás de su espalda, pude comprender cuanta ira estaba conteniendo.
Esto sucedía en todos nosotros, algunos como Pelé y Velona, ya estaban mostrando su deseo de muerte y otros como Caronte o Gal no perdían ni una mirada de la batalla, como felinos acechando a su presa.
Estos compañeros míos decían tantas cosas, pero todos pensaban en saltar y desgarrar a los enemigos, bueno y a los aliados por igual.
Alce la voz para que la sirena molesta me escuchase.
- Necesitaremos unos 10 minutos para poder pelear, protegeos durante este tiempo – Pude verla desde la torre, ella asintió y grito a sus soldados.
- Armas de asta arriba, escudos primera línea, distancia, no frenéis vuestros ataques en sus pelotas de unidades, centraos en las fuerzas monstruosas que aún no han llegado – Con un fuerte grito, el ejercito dio su confirmación.
- Gea, tú con Caronte, defenderán a nuestro señor, los demás, en diez minutos nos lanzaremos al combate – Recogí a mi señor con cuidado y bajamos de la torre, allí estábamos a plena vista, nos ocultamos detrás de esta y esperamos a que nuestros cuerpos volvieran a su mejor momento, también dejé con gran pesar a Hel en el regazo de Gea, su aura curativa podía ayudarlo a aliviar el estrés en su cuerpo, mente y alma.
Aunque admito que verlo allí me molesta mucho.
Punto de vista de Gwent
Bajo mis ordenes un fuerte muro se mantenía ante el oleaje de enemigos, las unidades aguantaban, pero solo eso, el fuerte olor a sangre en el aire mostraba que la batalla llevaba bastantes vidas tomadas.
Pero este resultado era obvio.
- Mi reina, tenemos un informe en el lado izquierdo, en estos 3 minutos de combate cerrado, hemos sufrido más de 50 bajas y en augmento, las unidades monstruosas rompen nuestras líneas y provocan mucho caos. No seremos capaces de aguantar a este ritmo – Un mensajero con indudables malas noticias.
Otros dos llegaron de sus respectivas zonas del campo de batalla, con mensajes muy parecidos, lo único bueno es que aún no han roto completamente nuestra formación.
La batalla en el aire, también estábamos en desventaja, pero gracias a las sacerdotisas arqueras y a la propia Luneth, se estaba estabilizando, gracias a sus oraciones su flechas siempre acertaban, esto en unidades terrestres puede ser aceptable, si aciertan, pero dan en un hombro o en un costado del vientre, en zonas no mortales del cuerpo, entonces no ocurría nada preocupante, pero en unidades aéreas, cada acierto equivaldría a perder el equilibrio y seguramente en una muerte directa, con cada disparo, una unidad enemiga descendía del cielo sin control y serian engullidos por la marea de soldados.
La única pena de esta situación, son las pocas unidades de sacerdotisas y que ellas pronto estarían demasiado agotadas para poder lanzar más de su teúrgia.
Cuando esto suceda, entonces Olivia estará en una fuerte desventaja.
Lo único bueno de esta situación, es que ya queda nada para que esos minutos hayan pasado, solo espero que puedan lograr algún milagro, si no, esta batalla estará completamente perdida y con ello, mi ciudad y todo mi esfuerzo.
Hel, espero poder corresponder tu sufrimiento y lograr la victoria.
Miré a Leva y le asentí.
El primero negó, pero luego no pudo evitar mirar hacia la torre ahora vacía y comenzó a temblar y sonreír.
- Sera un placer mi señora acompañarte a segar a esas sucias tortugas – Con estas palabras gritamos en alto, para que nuestro ejército nos escuche y cargamos a primera línea, hoy sobrevivirá Caer Ys, aunque sea gracias a nuestras muertes.
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Autor~ Verith
Editor~ Max d. Wargen