La Sonrisa de Lázaro Capítulo 34: La reunión (2/3)

La Sonrisa de Lázaro Capítulo 34: La reunión (2/3)

Punto de vista de Luneth

El grito de Leva llamo la atención de todos y solo entonces me di cuenta de que ellos ya estaban discutiendo.

El furioso general les estaba gritando, él no sabía lo que estaba enfadando, él no entendía el terror de sus almas.

– Vosotros miserables, este es el salón del trono de la gran reina de los mares, como os atrevéis a mantener oculta vuestra cara, exijo que os quitéis las máscaras en este instante- Los gritos de Leva eran ensordecedores, pero los invitados simplemente no le hicieron caso en absoluto.

En ese instante podía imaginar la vena en la cabeza de Leva a punto de explotar.

Al ver que no se le hacía ningún caso, el general comenzó a avanzar hacia las calamidades, al verlo se me acelero el corazón, rápidamente mire a Gwent, quería que lo detuviera, pero ella tampoco lo hizo.

– Esta es la última advertencia, si no os quitáis las máscaras os las quitare yo mismo – La furia impresa en sus palabras, pero la respuesta de uno de los invitados detono la bomba.

La mujer que tenía la segunda alma más terrible, ella lo detono, solo con un: Inténtalo si puedes, maricona de escamas rosas.

Varios de los lideres no pudieron evitar escupir sus bebidas, las burdas palabras en la voz de esa joven casi desmallaron al general, pero eso no fue suficiente, otra de las mujeres, una con el pelo trenzado encerrado en dos anillos de metal hablo, haciendo que los inmortales presentes comenzasen a reír, incluso la reina no pudo evitar reírse a escondidas.

– Lilith, no seas burda, no puedes llamarlo maricona, no tienes el derecho a definir su género, quizá es una mujer atrapada en un cuerpo de hombre, de ahí las escamas- Lo más terrible de estas palabras fue que lo dijo monótonamente, como si en verdad estuviese regañando a su compañera.

Los demás invitados parecían también reírse del general, mientras que el líder se llevó la mano a la cabeza, mientras otra anomalía comenzó a formarse alrededor de los invitados, parecía que una miríada de espejos se formases, rompiesen y reparasen sin cesar.

Esto era magia, una que no conocía.

Rápidamente le explique a Gwent sobre la extraña magia que ocasionaba esta naturaleza, la cual solo yo en la sala podía ver, pero entonces el general exploto.

Leva ya no pudo controlarse más y sin previo aviso se lanzó hacia delante con la intención de quitarle la máscara a la bajita que le había insultado.

Entonces un resoplido se escuchó claramente por todo el salón del trono.

El resoplido decía: Estúpido.

En el instante que sus manos estaban a una decena de centímetros de las mascara se detuvo por completo, dos cadenas habían atravesado al general, cada una entraba por uno de los hombros y volvía por el otro, estas cadenas salieron del suelo y volvieron a entrar, sin ruido, sin esfuerzo, como si no hubiese atravesado carne y hueso, mármol y azurita, todo en un único instante.

El general grito de dolor, pero solo entonces el del centro dejo otro resoplido y avanzo hacia él.

Él era el más bajo de los varones, pero aun así su alma daba el mayor de los temores.

Ante la mirada aterrorizada de los presentes, se puso delante del general.

Con una orden, las cadenas, comenzaron a tensarse y obligaron al general a arrodillarse ante él, con la cabeza casi tocando el suelo, solo sus brazos tenaces impedían que su frente besase el mármol.

El agarro el casco del general y se lo quito, solo después de eso volvió a hablar.

– Tú quieres que mostremos nuestras caras, pero aun así vas con casco a una reunión con tu reina, que vergüenza y encima te crees con la capacidad de dar órdenes… Deberías aprender a guardar silencio, nunca sabes que acción puede acabar por matarte, piensa que esto es solo una lección de un amigo – En ese instante ante los gritos de ira y maldiciones del general, una especie de humo surco ambas cadenas hasta llegar al general, en ese instante, sus brazos parecían perder su fuerza y su frente acabo golpeándose fuertemente contra el suelo.

Luego ante la mirada de todos lanzo el casco al aire, justo hacia la otra compañera que se burló del general, sin ningún esfuerzo, antes de que el casco llegase a su altura máxima, una de las cadenas en la espalda de esa mujer se lanzó y enrollo alrededor del casco, en un instante lo aplasto en chatarra, sin esfuerzo, en segundos, si alguien hubiese tenido su cabeza dentro ya habría explotado, dejando toda su materia gris por el suelo.

Al ver la tensa situación, Gwent se levantó del trono y fue la primera vez que ella hablo.

– Invitados, entiendo que mi general se ha propasado, pero vosotros también, en ese caso creo que lo mejor sería dejarlo de lado, como si nunca hubiese pasado y olvidarnos del tema, por eso espero que lo liberéis de inmediato- Aunque admitía su error, tampoco parecía débil, ese era el método de nuestra reina, comprensión pero a la vez una mano de hierro.

– Lo veo justo- El líder de los invitados volvió a su posición anterior y acepto el arreglo de la reina sin ningún termino ni problema, mientras las cadenas volvieron todo el camino de regreso, volviendo a su largo anterior, era sorprendente como podían alargarse estas cadenas en las espaladas de estos seres, eran como colas, pero mil veces más mortíferas.

El general estaba realmente furioso, pero un toque de miedo se podía ver en su indomable alma, él era uno de los pocos con individualidad en la facción de la reina, él quería ser el escudo del reino y así él se volvió el sirenoide más fuerte físicamente, además de que enardeció su ya explosiva personalidad, pero ahora ya no tenía la cara para volver a hacer algo contra ellos, aunque debo de admitir de que estaba aliviada de que el no volviese a intentar entrar en peleas de inmediato, ellos seguro que eran la gran calamidad que ensombrecía nuestro horizonte y no quería coger el camino a nuestro fin, con esto en mente, me prepare para hablar en alto y romper uno de los tabús al invocar al mensajero de la luna.