La Sonrisa de Lázaro Capítulo 20: Pensamientos de una mujer enamorada

La Sonrisa de Lázaro Capítulo 20: Pensamientos de una mujer enamorada

Punto de vista de Lilith

 

Tras su muerte fuimos transportados a otro lugar, ya estábamos en el mundo.

 

Nuestro cuerpo comenzó a transformarse y nosotros decidimos nuestras formas y tamaños, en mi caso tendría que haber sido la más grande y fuerte de todos, pero eso seguro no le gusta al maestro Hel, jeje, ahora se su nombre, más bien la voz de los dioses nos lo dijeron cuando fuimos transportados.

 

Volviendo con mi cuerpo, hice algo de trampa o más bien un movimiento inteligente, en vez de empequeñecer mi cuerpo, compacté tanto los huesos como los músculos, siendo más pequeña y dulce, pero siendo incluso más fuerte… No entiendo porque estos retrasados no intentan hacer cambios, solo un par de ellos cambiaron algo, uno agrando su boca aún más y el otro se hizo aún más alto, esta gente es muy rara.

 

Volviendo al tema importante, mi amado regreso a nosotros y obviamente era el momento de mi primer movimiento, ese sería marcar mi territorio, así que me lance a sus brazos y fingí la mayor de las tristezas, claro que en verdad estaba triste, pero tenía que aparentar estar desesperada, seguro que esto le encantara…

 

Después de abrazarlo, note su calor y solo tenía el impulso de tirarlo para abajo, pero había demasiada gente delante, además aun no es momento de asustarlo.

 

Con ello, él se disculpó con nosotros, llamándose egoísta y que no se había sacrificado por nosotros, si no, por su propio beneficio. Lo que él no sabía es que, con esas palabras, las cadenas impuestas por los dioses, las que aparecieron cuando gano [Lealtad] fueron rotas, que clase de egoísta admite serlo?, ninguno y con su disculpa el entro en nuestros corazones y con ello nos volvimos completamente libres, habíamos decidido ser leales a él y a cuidarlo.

 

Parecía tan mono, comportándose como un adulto, fuerte y digno, si no supiésemos todo lo que sabemos hasta lo parecería, eso nos dio más ganas a protegerlo.

 

Pues este regalo de los dioses a los inmortales, el poder vivir aquí, no nació para la guerra eterna, eso solo es un entretenimiento, un extra, el verdadero propósito es el cuidarlos, para que en esta vida no sufran el mismo dolor que en la anterior, que se desvanezca el terror a la muerte y para poder superarse a sí mismos constantemente.

 

Tras este tierno momento, algo extraño apareció.

 

Cadenas negras rompiendo el espacio, todos nos reunimos alrededor de nuestro señor, en caso de que algo intentase atacarnos y de ese lugar una extraña criatura salió, he de admitir que era una cosita monísima o eso me pareció antes de que Hel se lanzase hacia ella y comenzase a jugar, dándole vueltas y acariciándola.

 

Los celos me estaban carcomiendo y lo peor es que la sucia cosa se estaba divirtiendo.

 

El golpe mortal a mi encanto femenino fue cuando le puso nombre sin pensarlo.

 

En serio, a esa cosa le pones un maldito nombre nada más conocerla y a mí, ni siquiera me has tratado de tu.

 

Para no parecer celosa, volví a usar la técnica de la chica dulce y triste, diciéndole que a nosotros también nos gustaría que nos pusiera un nombre.

 

Los demás también parecían tener la misma idea que yo y con ello él estuvo de acuerdo, también decidió darnos una individualidad a cada uno, eso estaba aún más lejos de mis pensamientos más salvajes, con ello significaba que me quería a su lado para siempre, es decir matrimonio.

 

Obviamente no puedo negarme a ser su esposa. Pero en ese instante, cuando se calmó mi felicidad note algo más, algo en mi estaba desaparecido, algo que tenía cuando era delfín y que ahora no está, algo que tendría que permanecer.

 

Fue entonces cuando me di cuenta de la maldición del abismo, la maldición de la infertilidad, se nos había quitado la capacidad de tener hijos. No sé cómo se sienten los demás, pero el no poder tener hijos es algo doloroso para la mayoría, me fije que algunos otros también lo habían notado y que Hel parecía tener una cara arrepentida desde antes, quizá es por esto.

 

A mí personalmente me duele, es decir, si tengo sus hijos el estará atado a mí, pero por el contrario, que pasaría si él es un padrazo, si tras tener niños el ya no me hace caso por esas pequeñas bestias.

 

NO, no, no, no. Por ahora está bien el no tenerlos, solo los tendré si alguna vez veo que lo pierdo o que alguna sanguijuela consigne apartarlo de mí.

 

Bien con todo pensado y planeado, me pongo la primera en la fila, obviamente la esposa va la primera.

 

Con ello recibo mi individualidad, la cual, como no, es perfecta en todos los sentidos y un hermoso nombre, Lilith, la primera mujer según él, obviamente, soy su primera y ÚNICA mujer, de eso me encargare personalmente.

 

Con una sonrisa brillante le miro y me pongo detrás de él.

 

Mi individualidad se llama [Compañera guardián], en otras palabras, su esposa.

 

Permite al poseedor, localizar en todo momento a su compañero, notar sus latidos del corazón, sin importar las distancias y me da grandes bonos de estadísticas siempre que este a su lado, además si consigo que se enamore de mí, podre evolucionarla.

 

Era la mejor individualidad de todas, eso seguro.

 

Con ella incluso puedo saber si miente, si tiene miedo o mejor, si tiene deseos salvajes, en esos momentos estaré yo, quizá haciéndome la difícil y luego ZAS, lo atare a cualquier lugar y le obligare a no olvidarme, después de eso ya no habrá problema en el dónde o el cómo, seré la buena esposa que cuidara de él.

 

En ese momento la baba comenzó a caerme de la boca, lo bueno es que estábamos bajo el agua y nadie se dio cuenta.

 

Después de eso, el tiempo paso, hubo un pequeño incidente con Baltasar, la pena es que Hel lo permitió, si no, le habría roto el brazo izquierdo, con el cual tanto le gusta gesticular.

 

Y más tiempo paso después de eso, pero entonces, el muy estúpido vino a interrumpir nuestro tiempo a solas, si eso no fuese suficiente le pidió que arriesgara su vida, arriesga la tuya pedazo de mierda, como demonios te atreves a decir tal gilipollez, la ira exploto en mí y no pude contenerme, en un suspiro le había roto el brazo izquierdo y le había estampado la cabeza contra la entra de la grieta, obviamente todos se enteraron de lo sucedido y me dieron la razón.

 

Pero Hel en cambio lo acepto, se tragó el puñetero cristal y después de eso su corazón comenzó a acelerarse, primero con asombro, luego con alegría y después terror.

 

Cuando iba a decirle algo para aliviar su miedo, sus latidos volvieron a cambiar, fue una sonata al valor y la determinación, en ese momento él nos miró y nos ordenó no seguirlo bajo ningún concepto.

 

Ese estúpido estaba intentando hacer alguna locura solo, pero antes de poder lanzarme, Gal me agarro de un brazo y Velona del otro.

 

Esos subnormales, comencé a forcejear como loca, pero al final no pude hacer nada.

 

Me rendí por un largo rato, pero entonces lo note, su corazón latía a toda prisa, más que nunca, eso no era miedo o terror, era el sentimiento de encontrarse con la muerte, la desesperación me agarro del pecho e hice toda la fuerza posible para zafarme de ellos, en ese momento, una decenas de rugidos atronadores salieron del fondo del abismo oscuro, estábamos aterrados, pero su corazón aun  latía, él estaba vivo, mis forcejeos continuaron, pero Pelé se puso delante mía y supe que con los tres no podría, conseguí que me soltaran, sabía que no podía ir, que seguramente no sería de ayuda.

 

Mientras su corazón lata todo estará b…

 

Con un grito ensordecedor, me volví a lanzar hacia abajo, ellos me agarraron, todos me agarraron. Cuando note la mano de Baltasar me gire y me lance a por él, quería matarlo, degollarlo y despellejarlo y eso no pagaría el precio de lo que había hecho, pero fui detenida, entre sollozos y jadeos de ira, le dije a todos lo que acababa de sentir.

 

Su corazón había dejado de latir.