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El día estaba soleado y el cielo despejado sobre la escuela secundaria. En una ventana del segundo piso había una chica en su pupitre viendo por la ventana, con la mirada perdida, y con sus ojos color avellana fijos en las nubes.

 

  • ¡Kobayashi-san!
  • ¡ah! ¿sí?

 

Al ser llamada por su nombre, Makoto volvió a pisar tierra y volteó al frente. Notó que sus compañeros, menos Akiyama Nozomi que se sienta frente a ella, la habían volteado a ver, y el profesor Oros, el maestro de matemáticas, que fue quien la llamó, no parecía de buen humor; entonces Makoto entendió lo que sucedía, se había perdido en sus pensamientos de nuevo y no escuchaba que estaba siendo llamada.

 

  • Lo siento…
  • ¿Por qué no pasas a la pizarra a resolver este problema? Tal vez así te despiertes un poco
  • Voy…

 

Makoto aceptó su castigo y se levantó. Mientras caminaba a la pizarra sus compañeros tenían sus miradas fijas en ellas, algunos con una sonrisa irónica, pero para Makoto que ya estaba acostumbrada no le afecto, era común que el maestro Oros le llamar a pasar a la pizarra como castigo.

 

  • Y… ya esta

 

Makoto resolvió el problema de la pizarra con mucha naturalidad y rapidez, el profesor solo dio un respiro al ver la respuesta.

 

  • Es correcto ¿Cómo puedes ser tan distraída, pero buena en matemáticas?
  • Soy un fenómeno de la naturaleza jeje
  • No negaré ni confirmaré nada, puedes sentarte

 

Makoto volvió a su asiento y la clase siguió normalmente, ella siempre ha sido buena en matemáticas a pesar de como se ve y actúa.

La campana sonó marcando la hora del almuerzo. Makoto en su silla levanto los brazos para estirarse mientras dejaba salir un largo bostezo. En eso Tanaka se acercó con su sonrisa usual mostrando su colmillito izquierdo que sobre salía.

 

  • Parece que alguien se desveló viendo chicas mágicas de nuevo.
  • Ugh… ¿Cómo supiste?
  • Adiviné.

 

Era como Tanaka dijo, Makoto se acostó tarde mientras veía un maratón de las Pretty Curry para relajarse.

Ryoko, que estaba en el pupitre de al lado, se levantó con un bento en la mano y se unió a la conversación.

 

  • ¿Seguimos nuestra conversación mientras vamos al lugar de siempre?
  • Pues claro
  • ¡Yes!

 

Makoto tomó sus cosas y se levantó, las tres juntas se dirigían al pasillo cuando Ryoko se detuvo y dio la vuelta para ver a Akiyama. La rutina de siempre.

 

  • Akiyama-san ¿te gustaría acompañarnos?

 

Akiyama que estaba todavía sentada en su lugar viendo por la ventana volteo a ver a Ryoko, por un momento sus ojos tomaron un pequeño brillo y parecía que quería decir algo, pero inmediatamente volvió a su habitual expresión seria y volteó a ver a la ventana de nuevo.

 

  • Lo siento, creo que pasaré.

 

Con voz apagada Akiyama rechazó la invitación de Ryoko una vez más, a pesar que la última vez acepto.

Ryoko se vio un poco desanimada por un momento, pero volvió a su sonrisa de siempre, ya que sabe puede volverlo a intentar mañana.

 

  • Entiendo, entonces lo intentaré la próxima

 

Akiyama solo guardó silencio sin voltear. Ryoko no le dio importancia y volvió con las otras diciéndoles que siguieran, siendo ella la primera que salió, seguida por Tanaka que solo suspiró y decidió no decir nada.

Makoto, que las siguió, volteó a ver de reojo a Akiyama y pudo notar que sujetaba algo sobre su mesa, tenía forma cuadrada y estaba envuelta en un pañuelo.

Makoto, al adivinar que era, suavizó un poco sus ojos y se volteó con una pequeña sonrisa y unos ojos tristes.

 

  • No eres para nada honesta ¿cierto?

 

Susurrando para sí misma salió del aula para seguir a sus amigas.

A pesar de que susurro para no ser escuchada, sus palabras llegaron a oídos de Akiyama, que ahora se encontraba sola en el aula, volteando a ver el objeto en la mesa, un bento, pensó en las palabras de Kobayashi Makoto y sujetó con fuerza su bento arrugando un poco el pañuelo que lo envolvía.

Tranquilizándose comenzó a desenvolverlo para comenzar a almorzar.

 

♦ ♦ ♦ ♦

 

  • Hoy te vez de muy buen humor Kobayashi-san ¿algo bueno paso hoy?

 

Debajo del árbol de siempre, el grupo de amigos almorzaba sobre un gran delantal rojo con cuadros blancos. Y entre ellos, el nuevo integrante del grupo, Kalet lanzó una inocente pregunta a Makoto, ya que esta se veía más contenta de lo usual desde que se conocieron.

Makoto lo volteó a ver y procedió a responderle con una sonrisa.

 

  • Jeje no es nada, solo digamos, que me alegraron la mañana.
  • Ya veo, me alegro.

 

Ambos se sonrieron el uno al otro recordando esta mañana, los demás que estaban presentes fueron atrapados por la atmosfera que también comenzaron a sonreír.

 

  • Me gusta más, cuando sonríes, Makoto-san.
  • Es como dice, te vez mejor cuando sonríes así Kobayashi-san.
  • Si, si, prefiero ver tu rostro feliz que tu rostro aterrador.

 

Minami, Tachibana y Saito, a su manera, compartían la misma opinión de Kalet sobre Makoto. Al escucharlos Makoto comenzó a ruborizarse un poco a la par que sonreía.

 

  • Con Makoto-chan aquí uno no puede evitar sonreír.
  • Después de todo el deber de una magical girl es hacer felices a todos ¿cierto?
  • Jejejeje~ basta por favor~

 

Makoto sonreía como un gatito que recibía mimos mientras se agarraba sus cachetes ruborizados, en su risa se notaba lo avergonzada que estaba y sus amigos al ver no pudieron evitar reír con ella.

 

  • ¡Bien! ¡No dejemos pasar este momento y sigamos teniendo un fantástico día!
  • ¡Ooohhh!

 

Todos gritaron al unísono y cada uno levanto su brazo al cielo respondiendo a las palabras de Makoto. La atmosfera a su alrededor parecía brillar gracias a sus sonrisas y sus ánimos.

 

  • ¡Nada puede arruinar este maravilloso día!
  • ¡Cuidado!
  • ¡!

 

Kobayashi Makoto es buena para levantar banderas.

En el momento que volvió a lanzar otro animado grito, un balón de futbol soccer cayó en sus piernas sobre su bento lanzando la comida fuera y cayendo sobre su cabello. La bonita atmosfera que tenían hace un momento se convirtió en una lúgubre y decepcionante que incluso podrías decir que se pintó de un azul oscuro, sobre todo las rígidas sonrisas de los presentes al saber del mal que ha sido desatado.

En ese momento un par de chicos que parecían del club de futbol soccer de la escuela se acercaron.

 

  • ¡Oigan! ¿podrían pasarnos el balón?
  • ¡Ustedes…!
  • Kalet
  • ¿Uh?

 

Kalet se estaba levantando enojado al ver que los dos chicos no tenían intención de disculparse por lo ocurrido, pero antes que pudiera decir algo Saito lo llamó, cuando se dio cuenta sus mangas de la camisa estaban siendo sujetadas por ella y Minami.

 

  • Será mejor que te quedes sentado.
  • ¿Eh, pero…? ¿Kobayashi-san?

 

Kalet estaba por preguntarle a Saito a que se refería, pero fue cuando noto que Makoto se levantó con el balón en sus manos y camino hacia el par de culpables. Había arroz por todo su largo pelo y un tomate cherry partido a la mitad justo en su corona. Kalet no pudo ver su rostro, pero sintió un extraño escalofrió recorrer su cuerpo.

 

  • ¡Oye! ¿vas a darnos la pelota o qué?
  • ¿No se van a disculpar?
  • ¡¿?!

 

El chico que habló se exaltó un poco por la fría voz de Makoto, pero no le importó y siguió hablando como un patán.

 

  • ¿Ah? ¿por qué debería disculparme? Ustedes son los tontos que almuerzan tan cerca de la cancha.
  • ¿Dijiste tontos?
  • Oye, creo que esa es Kobayashi Makoto de segundo.
  • ¿Y esa quién es?

 

El otro chico parecía que se había puesto nervioso por la actitud de Makoto, que por alguna extraña razón la conocía, le susurro a su compañero. El patán a su lado no le dio importancia y volvió a hablarle a Makoto que seguía de pie.

 

  • ¿Nos devolverás el balón o que niña ra.ri.ta?
  • ¡!
  • ¡!

 

La voz del patán se cortó por un momento y se convirtió en lamentable chillido. Entre sus piernas se encontraba el balón de futbol que tanto buscaba, el cual cayó al suelo junto con el patán de rodillas mientras que tenía ambas manos entre sus piernas y a su vez, su cara tocaba el suelo mientras hacia una extraña voz como si fuera un cachorro herido.

Su compañero, con el rostro azul, que todavía estaba de pie había cerrado el espacio entre sus piernas por reflejo, incluso Kalet y Tachibana lo habían hecho, y aunque no podían saberlo, dentro del edificio de la escuela cercano a ellos, algunos chicos cerraron sus piernas por un extraño dolor fantasma.

El compañero del patán volteó a ver a Makoto, la cual estaba en una posición que parecía haber pateado algo, y era muy obvio que fue.

 

  • ¡Oye! ¿Qué crees que…?
  • ¿¡Ah!?
  • ¡Eek!
  • Yo solo le pase la pelota tal como él quería, él fue el tonto que no la atrapo

 

El chico quería reclamarle algo, sin embargo, la voz de Makoto lo asustó tanto que hizo que gritara un poco.

La expresión actual de Makoto era tan diferente a la que usualmente tiene, su sonrisa había desaparecido, sus ojos brillantes fueron remplazados por unos ojos oscuros que daban una presión gélida a quien los viera y, sobre todo, Makoto comenzó a tronar sus nudillos, como si quisiera a golpear a alguien en este momento. Era aterradora, y el pobre chico no paraba de temblar al verla.

 

  • Entonces…
  • Y-yo…
  • ¿Te vas a disculpar… o no?
  • Lo… lo… ¡¡Lo sentimoooos!!

 

El chico asustado se fue a toda velocidad arrastrando al patán mientras se disculpaba.

Makoto solo los vio con desdén mientras se iban.

Kalet estaba de pie aun totalmente impactado boquiabierto ante lo que acaba de suceder frente a él.

 

  • ¿En verdad es Kobayashi-san?
  • Si, la linda y aterradora Kobayashi Makoto

 

Su pregunta fue respondida por la sonriente Saito que estaba a su lado sentada, sin embargo, Kalet seguía sin creer lo que vieron sus ojos.