God´s Toys Capítulo 20: Tormenta en el mar.

God´s Toys Capítulo 20: Tormenta en el mar.

Bueno mis queridos lectores, este es el ultimo cap de God´s Toys por el momento, espero que hayan disfrutado esta historia y que sigan apoyando mis proyectos, en breve una nueva novela va a llegar a la pag (Tan breve como la próxima semana), espero que todos ustedes esten bien y se cuiden mucho, si queres que esta novela tenga un segundo volumen, no olvides dejar tu comentario, cada comentario sirve para motivarme a escribir y creanme que aprecio mucho todo el apoyo que me han brindado hasta ahora. Sin mucho más que decir, les agradece inmensamente Schzender.

 

 

Cap 20 Tormenta en el mar.

 

En el instante en que los destructores zarparon entendí un gran problema… el tamaño del mundo es potencialmente 10 veces el de la tierra, la presión es mucho mayor pero aun así los barcos flotan, independientemente de eso, es probable que la gravedad sea varias veces mayor y por lo tanto los misiles no tengan tanto alcance.

Al observar por la borda el punto de flote de los destructores era bastante mayor al que debería ser, por lo tanto pesan incluso más, ¿Por qué no lo siento en mi cuerpo? Esta presión… ésta gravedad que afecta todo alrededor no era fácilmente distinguible porque a pesar de las similitudes los materiales son diferentes… los barcos con la madera de este lugar, de este mundo… flotara fácilmente.

Con esta información puedo deducir que existe el riesgo de fallar al disparar, aunque el problema mayor sería que los disparos de sus balistas nos alcancen en algún punto suave o sobre el armamento, de lo contrario sería desastroso.

En la proximidad una flota de no menos de trecientos navíos se dirigía hacia la base, hacia nuestro hogar. Compuestos principalmente por galeones, cocas y bergantines, los más pequeños en menor número los formaban las goletas.

-*Informe Domination II, parece haber una avería en el motor de estribor*-

-*Dominador III tiene sobrecalentamiento de motores, es imposible ir a toda máquina*-

Como lo supuse, al ser mayor la masa el tonelaje de desplazamiento es varias veces superior por lo que el esfuerzo de los motores es varias veces superior a lo normal. No lo note antes por que las lanchas surfean sobre el agua e independientemente del peso y su motor es mucho más potente de lo necesario para sobreponerse a circunstancias que requieran una rápida huida. Eso explicaría por qué las balas fallaban tanto también… es posible que junto a esa desventaja el peso del plomo en la punta de la bala sea más mortífero también.

-*Aquí Domination I, Aligeren la marcha, preparen para asalto con misiles de racimo, apunten a los extremos.*-

-*A la orden*-

El característico sonido de una plataforma en movimiento ubico las lanzaderas hacia un extremo cada una, un total de 32 misiles de racimo por extremo, tanto a la izquierda como la derecha lloverán granadas infantes llevándose a tantas vidas como sea posible.

-*Entrando en rango efectivo en 3… 2… 1… ¡Fuego!*-

El humo y el sonido de los cohetes impulsándose sobre los navíos antes de posicionarse y volar hacia los objetivos se pudo apreciar claramente, aunque el empuje necesario fue varias veces mayor para estabilizarse, se notó cuando el morro de los cohetes se mantuvieron por varios segundos hacia arriba y a pesar del empuje del motor no conseguían avanzar y conseguir altura.

Pequeños objetos que caían como lluvia sobre el ejército naval del Duque eran visibles desde nuestra posición, siempre que se hiciera uso de los prismáticos. Las explosiones de las bombas infantiles despedazaban a los marinos, volando sus partes hacia el mar, arrancando mástiles e incendiando velas por completo, en cuestión de unos minutos posterior al lanzamiento, muchas naves quedaron inutilizables, aunque tal vez no todos los soldados murieron.

-*Domination II confirma impacto*-

-*Domination III confirma impacto también.*-

-*Impacto confirmado, proceda con el acoso mediante los cañones.*-

-*Cañones listos, esperando instrucciones.*-

-*Listos aquí también*-

-*Muy bien, Domination II flanquee por la izquierda Domination III por derecha, Domination I tomará el centro hasta que se posicionen, solo dejen a flote al barco insignia, capturen a los soldados que puedan después.*-

-*¡A la orden señor!*-

En el puente de mando Esfir me observaba con cierto nerviosismo.

-Esfir, hás que todos se preparen, abordaremos el barco insignia.-

-Como usted ordene maestro, ¿les digo que usen artillería primero?-

-No, podría fácilmente hundir el barco, que usen las granadas de 40mm y los Rec7.-

-Muy bien, estarán listos en 10 minutos.-

-Excelente, vamos.-

-¿A dónde?-

-No voy a dejar que mis hombres peleen y mueran mientras me relajo aquí.-

-P-pero … maestro, usted no debe exponerse al peligro.-

-Si alguien puede matarme, sí que sería una sorpresa.-

Ante la confusa razón, Esfir malentendió su expresión al interpretar su palabra verdadera con valentía sin medida.

 

La cubierta de los navíos de Maraduque estaban hechas un desastre, la sangre se bamboleaba al son de la mar junto a los trozos de lo que solían ser marineros, muchos de ellos con graves heridas por los fragmentos y/o la explosión de las bombas infantiles, el rostro lleno de temor de algunos que quebraron en llantos incesantes y otros pocos que llegaron al borde de la locura era solo el espectáculo de la carnicería.

En sus mentes ir a provocarlos sin saber a qué se enfrentaría ahora se volvió el equivalente a llevar un cartel con la leyenda de “Mátenme” mientras se corre sin equipo por campo enemigo.

En la nave insignia el Swet Cornelia, el galeón principal del Duque de Maraduque miraban tanto a estribor como a babor. Esta nave era inmensa entre los galeones, sus cuatro cubiertas lo hacían uno de los más rígidos e imponentes barcos, decorado con plata y oro destilaba el orgullo de la marina del Rey, equipaba más de dos docenas de balistas de alto poder que disparaban lanzas de hasta dos metros de largo a casi un kilómetro de distancia y sin apoyo mágico, los tripulantes eran curtidos hombres que pasaron la mayor parte de su vida sobre la mar al servicio del Rey y el Duque, ahora estos marinos estaban al borde del llanto y la mayoría en un irremediable pánico.

Algunos riendo por los nervios y el terror y otros simplemente en silencio, paralizados por los aterradores rugidos de las bestias que pasaron por sobre su cabeza.

-¿Qué eran?-

-¿De dónde salieron?-

-¿Por qué escupen fuego?-

Se preguntaron los marinos ya sin intención de respirar por poco, de los trecientos navíos cerca de 1/3 se perdieron casi de inmediato y a una distancia que incluso para los nuevos navíos del imperio sería imposible de alcanzar.

-Su majestad… ¿Qué debemos hacer? Los hombres están simplemente aterrados.-

-¡N-no presten atención! Seguramente ese fue su As en la manga, no debe quedarle más que pelear a corta distancia ahora.-

-¡E-Es verdad! ¡Aunque sea magia no creo que puedan hacer algo como eso otra vez! y ¡Todavía somos más!- grito uno de los oficiales tratando de tranquilizar a los marinos.

Instantáneamente las ordenes se reanudaron y el pánico se aligero en cuestión de unos instantes después.  Entonces antes de que pudieran virar para rodearlos por completo, los tres inmensos barcos enemigos se separaron mientras uno de ellos sigue acercándose de frente.

-Esos idiotas… ¡¿Tratan de rodearnos con solo 3 barcos?! ¡Están tratando de insultarme! ¡Imperdonable! ¡A toda vela! Los asesinaremos antes de que el sol se ponga.-

-Como ordene Su Majestad.-

Los hombres del duque temían más a sus ladridos que a los enemigos, porque aún no conocían el terror.

La distancia mermó rápidamente entre ambos bandos, ahora a una aproximación de 700 u 800 metros nuevamente rugidos resonaron.

-¡¿Qué demonios?!-  gritó uno de los oficiales en el Swet Cornelia.

Los barcos en la parte más externa de la formación comenzaron a estallar en llamas, grandes trozos de astillas eran despedidos tras cada rugido.

-¡Tienen las mismas armas que el imperio!-

-Malditos sean… ¡Maldición! De solo saber que ellos trabajaban con el imperio…- se reclamó el Duque en su ignorancia.

Unánimemente las explosiones se producían entre los navíos de la armada naval del Duque. Poco a poco los barcos se destrozaban a tal punto que simplemente colapsaban sobre sus estructuras comenzando el viaje para tocar fondo.

Los pocos que todavía seguían a flote no poseían velas ni mástiles, como parte de un mal chiste era lo primero que volaban en pedazos, aunque extrañamente ni un solo disparo llegó hasta el Swet Cornelia, asombrados los marinos se creyeron magnánimos e intocables, su soberbia sobrepasó el terror de la vista surrealista ante sus ojos dejándolos sin las pocas gotas de cordura que aún poseían sus perturbadas mentes.

-¡A las armas!- gritó uno de los oficiales.

Antes de que se dieran cuenta el barco que estaba en el centro de los enemigos ahora se encontraba casi a su lado, estaba claro que iban a abordarlos, o al menos intentar hacerlo. El Duque incrédulo solo observaba consternado el inmenso barco acercarse, aunque lucía grande era varias veces más grande que su galeón aunque extrañamente, más bajo de aspecto ya que no tenía vela alguna, pero una gran construcción similar a una residencia yacía sobre el barco, más cercano a proa y justo detrás del cañón que posee en el frente, la estructura fácilmente tendría tres pisos de altura, algo totalmente inaudito incluso en los galeones más grandes. Este galeón de 43 metros de eslora y 10 de manga, parecía un barco de papel al lado del imponente navío de guerra que se posicionaba a babor.

-…ad… ¡Su Majestad!- gritó su primer oficial.

Cuando el duque volvió en sí, vio volar sobre la cubierta unas piedras que explotaban cuando tocaban algo, varios de sus hombres fueron aniquilados sin la posibilidad de pelear… ¿Dónde está el Honor? Se preguntó.

-¡Su Majestad reaccione!- dijo y lo abofeteó.

-Abandonen la nave…-

-¿Cómo dice?-

-¡¡Abandonen la maldita nave!!-

-P-pero señor el buque insignia…-

-¡Es un sinsentido pelear! Nuestro honor, nuestro orgullo, sus armas nos quitan el derecho de morir en combate como hombres, somos tratados peor que los restos pútridos de un cerdo, ¿de qué sirve pelear cuando te niegan una muerte honrosa?-

Dejándose caer de rodillas el Duque solo podía lamentarse a grandes lágrimas en su lamento, al ver a cientos de hombres morir o ahogarse solo porque “no tomó encuentra su poder”.

-… hehe… hehehe… ¡UGYYAAAAAAAAAA!- grito con todas sus fuerzas mirando al cielo y tomo su espada de fina decoración, un regalo de su hermano el Rey.

En la confusión los marinos no estaban seguros de que hacer, algunos se lanzaron por la borda y otros desenvainaron sus armas y se prepararon para el choque.

Con algunas extrañas pasarelas los hombres extrañamente vestidos abordaban el Swet Cornelia, llevaban bastones que nadie vio nunca y estos escupían fuego

(Para tener tantos magos… ¡Demonios! ¡Si me llevan al infierno, me traeré a unos cuantos conmigo!)

 

 

Los disparos resonaban en medio de la mar mientras los soldados armados del Domination I subían por las rampas de madera y acero que se prepararon de antemano.

-¡Vamos vamos vamos! ¡Muévanse! El maestro Finn quiere al Duque vivo ¡Tienen prohibido morir!- Gritó Esfir.

Como la primera al mando no podía dejar ir a todos a pelear para quedarse en la seguridad de la sala  de mando, además si ella no iba ¿dejaría pelear a su maestro sin acompañarlo? Sería totalmente impensable.

Finn disparaba su Vector casi sin descanso, entre ráfaga y ráfaga no pasaba un solo segundo, los hombres a su lado lo seguían, cuando uno de los marinos del Swet Cornelia se acercaba lo suficiente era golpeado o repelido con la culata de los rifles solo para ser violentamente apuñalado por las bayonetas tácticas un instante después seguido de un disparo aún más mortal.

-¡Cubierta media asegurado!- gritó uno de los soldados

– ¡Proa asegurada!- Grito un segundo hombre.

A medida que se desplazaban tenían que lidiar con los soldados del Duque quienes subían desde los camarotes y bodegas de carga del galeón, como si fueran hormigas a las que les patearon su hormiguero, con furia. Grandes números de ellos salían solamente para ser pateados aún más fuerte por un zapato de plomo caliente en el rostro.

La cubierta se llenó en poco tiempo de cadáveres, lo grotesco de los cuerpos violentamente mutilados por los disparos era apreciable desde la popa hasta la proa, cerca de 300 o 350 hombres habían asomado sus rostros por la puerta que daba a los camarotes pero ninguno de ellos conservó su cabeza intacta. Los escuadrones de asalto armados con Barret Rec7 se encargaron de ello.

De pronto un hombre saltó desde el castillo hasta la cubierta media con una espada en manos y una expresión de completa locura en sus facciones faciales.

-¡Malditos! Vamos… ¡Mátenme! ¡Juro por los dioses que me llevaré a uno de ustedes al infierno conmigo!-

Agitando su espada, no blandiendo, sino agitando como un inconsciente que sobrepasó el límite de la locura, sacudía la filosa hoja sin tener el más mínimo cuidado, atascandose con cualquier cosa en su camino. Este… era el Duque, quien perdió la razón por la catástrofe.

-¡Captúrenlo con vida!- gritó Esfir en respuesta.

Los hombres alrededor del Duque solo trataban de rodearlo al mismo tiempo que mantenían distancia para no ser cortados, el brillo plateado de la hoja daba la impresión de que ni el kevlar de sus vestimenta los salvaría de un buen corte o incluso la muerte.

-¡Vamos malditos! ¡¿Quién es el primero?! Díganme… ¡Díganme quien desea morir!-

En el caos Esfir se adelantó y el Duque intentó empalar el cráneo, Esfir utilizó la culata táctica que contaba con un orificio  de tamaño considerable para evitar peso innecesario y engancho la espada para desarmar al Duque, con un poco más de fuerza le arrebató la espada y con una patada en el centro de la cien lo dejo espumando contra el suelo, aunque una táctica arriesgada, ahora habían capturado al Duque.

Los navíos restantes que aún se mantuvieron a flote fueron remolcados lentamente por barcos auxiliares que fueron contactados desde el Domination I, varias lanchas artilladas fueron las responsables de acarrearlos, dentro de estos barcos remolcados los sobrevivientes de la masacre estaban siendo atendidos por médicos de la Isla base y los que aún podrían intentar pelear fueron esposados y encadenados en las bodegas hasta llegar la isla.

En la sala de mando del Domination I Finn y Esfir dejaban sus armas en armarios especialmente ubicados para su acceso rápido, estos lockers tenían una seguridad similar a una caja fuerte, ya que mediante una combinación única que poseía el dueño éstas se abrirían.

-Maestro…-

-¿Qué sucede Esfir?-

-Mire esto…-

Algunos hombres trajeron consigo un gran cofre con monedas de plata y oro.

-¿Qué es esto? ¿Estaban traficando dinero o algo similar?-

-Ese no parece ser el caso, sino que en la nave insignia estaban estos cofres, por favor mire el símbolo impreso en las monedas… esta es la heráldica de la casa real del Imperio de Séphiar, el Duque… estaba recibiendo sobornos.-

-Eso es algo estúpido ¿Por qué lo llevaría en su nave?-

-Quizás ¿se lo plantaron?-

-Sería algo más lógico de ser así, después de todo si el Duque se debilita y el Rey está a punto de fallecer sería mucho más fáciles para los externos tomar el poder e incluso invadir el reino entero, no me extrañaría que incluso quisieran plantar una marioneta como Rey.-

-Tiene razón maestro… entonces ¿Cómo procedemos?-

-Bien, no quiero un reino que va a caer en una dura pelea de poder, pero que yo no lo quiera no significa que no me empodere de él.-

-¿Separara el reino?-

-No exactamente al reino en sí mismo, pero si aislarlo de los conflictos, ser una barrera entre el reino y el resto del mundo, entonces podre nutrir nuestra compañía con el comercio local, acceder a nuevos materiales y posibilitar el espionaje a gran escala.-

-Como se esperaba del maestro, está pensando muy profundamente en cómo utilizar las cartas que posee.-

-Es solo lo normal, supongo… Por lo pronto hablemos con la princesa y lleguemos a un acuerdo en el que nos beneficiemos.-

-¿Ambos bandos?-

-Relativamente… después de todo, el que otros reinos no puedan aprovecharse de su debilidad es un beneficio para ellos, podrían conseguir estabilidad, también me asegurare que la princesita tome el trono y trabaje para nosotros.-

-Solo al maestro se le ocurriría hacer trabajar a la realeza para él…-

-Es solo lo normal…-

-¡Que no lo es!-

-Este es el momento de hacernos un lugar en este mundo, si no existe un lugar para las personas como yo, entonces simplemente hay que crear uno, aunque sea por fuerza. Todos sabrán el nombre de nosotros, todos temerán interponerse en el camino de la compañía Black Sail.-

Las nubes se arremolinaban en la distancia mientras los buques insignia de la compañía de mercenarios Black Sail estaban a corta distancia del puerto, aquellas olas que se arremolinaban en el centro de los mares inquietos debajo de crueles tormentas serán el menor de los temores para aquellos con intenciones hostiles.

Lo que aún no saben es que el cielo se teñirá color fuego para los enemigos que no bajen sus cabezas hacia Finn Walker y su abrumador poder.

En el puerto varios soldados y la princesa misma aguardaban el desembarco de aquellos que aunque nada tenían que ver, movieron sus recursos y pusieron sus vidas en riesgo con tal de su bienestar, aunque tal malentendido solo sería cosa de ella, ya que nadie se molestó en explicar cómo pensaba Finn sobre la gran oportunidad de monopolizar el reino que ella le entrego sin meditar demasiado al respecto.