Mientras buceábamos pudimos contemplar todo el arrecife, como el que dejamos, en la entrada del abismo.
Este rebosaba de vida, miles y decenas de miles de peces de colores vivos, todos nadando sin preocupaciones, corales de colores llamativos y todo tipo de flora submarina.
Cada cierto tiempo podíamos ver a una de las monstruosas mantas transportando a comerciantes a la superficie o llevándolos a la ciudad, había que decir que su velocidad de nado era realmente rápida.
Nosotros con seguridad, podemos nadar más rápido, pero aparte de que perderíamos a nuestro guía, también nos perderíamos este hermoso paisaje y tampoco teníamos mucha prisa.
Cada cierta distancia, nos topábamos con patrullas estacionadas por la línea de transporte de las mantas, por la cual circulábamos.
Aunque serios, sus ojos revelaban su curiosidad hacia nuestra apariencia, lo normal a mi parecer.
La profundidad ya estaba al punto en el cual casi no era perceptible la luz del sol, dando un cambio maravilloso y drástico al suelo oceánico.
Tanto la flora como la fauna a nuestro alrededor poseían una cualidad preciosa, luminiscencia. Volviendo el fondo negro del océano en un mar de colores llamativos y brillantes.
Estábamos cautivados por esta belleza, aunque esto estaba escondido tras nuestras mascaras.
En la distancia, una gran fuente de luz nos sacó del embrujo del paisaje.
Se podía contemplar altos muros de un azul oscuro, casi imperceptible, en ellos decenas de dibujos, que producían luz, no hizo falta que Baltasar me dijese que por ellos recorría mana, seguramente un método defensivo de algún tipo.
Varias torres coronaban la muralla exterior, en ellas parecía haber un enorme cristal.
Al verlo, no pude evitar reconocerlo, era un cristal de purita, aunque uno de muchísima menor calidad.
De la misma manera que yo lo vi, parecía que Baltasar también se fijó y no dudo en preguntar a Gong.
-Esos cristales en la cima de las torres, tienen mana en su interior, ¿sabe usted que son y cuál es su función? – La amabilidad y cortesía de Baltasar hacia el Bull me sorprendió, aunque pensando en su personalidad, hará cualquier cosa para satisfacer su hambre de conocimiento mágico.
Gong no parecía importarle su curiosidad, incluso pude percibir que hincho su pecho con orgullo.
-Amigo, esa es una grandísima pregunta, eso que ves allí es un cristal de mana puro, son la mayor fuente de mana para la ciudad, son las joyas de la corona de nuestro pueblo, extremadamente raros y difíciles de conseguir, según las historias solo existen en las venas de dragón, las cuales proporcionan mana al mundo. Gracias a un tallador de runas, podemos aprovechar el mana en el interior y suministrarlo a formaciones mágicas- Gong realmente estaba orgulloso de ser parte de la ciudad de Caer ys, algo encomiable.
Para Baltasar eso no parecía ser suficiente y no paro de preguntar hasta descubrir todo lo que sabía el pobre e incauto Bull.
Tras un par de horas de trayecto, desde el puente, al fin, llegamos a la ciudad de la pequeña emperatriz.
Cuando llegamos a la puerta, los guardias nos pararon, en este caso, volvía a haber variedad, pero los que más me sorprendieron fueron una raza de hombres pájaro, estos estaban híbridos con un algún tipo de pez, dando una extraña forma.
Con Gong como guía, no tuvimos problema para entrar en la ciudad, eso sí, otros 4 Bulls, se unieron a Gong como escoltas.
Cuando íbamos a cruzar la puerta nos dimos cuenta de algo asombroso, toda la ciudad estaba dentro de una burbuja, siendo un lugar seco y con aire.
Con un toque de nerviosismo, cruce la membrana de la pompa, así entrando a la rumoreada ciudad de los sirenoides.
Cuando entre, los ojos se me abrieron como platos.
Ante mí una enorme calle principal, toda repleta de alboroto, decenas de especies diferentes, vendiendo y comprando. Hombres, mujeres y niños, paseando.
Soldados bien armados dando sus vueltas rudimentarias, jóvenes teniendo citas, al lado de una enorme fuente, la cual era de una enorme estatura, de una sirena con una balanza en la mano derecha y una fruta en la izquierda.
Las casas eran hermosas, todas con el estilo sirenoide, el cual consistía en mármol con decorados en azurita, los tejados, todos con pequeñas placas de mármol y azurita, siendo el estilo Tudor, como el prioritario.
El azul oscuro, el blanco y el azul claro y brillante, estos eran los colores característicos de Caer ys, dándole un enfoque precioso en el oscuro océano.
Ya que habíamos cruzado la burbuja, volvimos a nuestra forma terrestre y di orden de entrar en formación.
Baltasar en nuestro viaje se detuvo en la bajada por un momento y mientras esperábamos dispuso de la formación de teletransporte en un recoveco.
Ahora que estábamos en un territorio ajeno y que no sabíamos cuál sería nuestro recibimiento, era el lugar y la hora de poner en práctica nuestro plan de emergencia.
Siendo el caso, cada uno se puso en su posición, la cual vista desde arriba era un decaedro perfecto siendo yo, el onceavo el centro y núcleo de la formación.
En ese instante, el Bull nos miró extraño, parecía que creía que estaban sobreprotegiéndome, pero no dijo nada al respecto.
Mientras que yo estaba en una ligera epifanía, el sentimiento de controlar y doblar el espacio era extasiante, cuando comencé a controlar el mana de mis compañeros, fue como si pudiese encontrar el punto dejado por Baltasar, incluso a un mar de estrellas de distancia, simplemente intoxicante.
Tranquilos, pero sin pausa comenzamos a avanzar hacia el castillo, la gente se nos quedaba mirando, pero como en situaciones anteriores, esto era lo esperado.
Imagina que, en tu ciudad, aparece alguien con ropas modernas, mientras tu llevas ropas antiguas, mientras tu llevas armadura de cuero, el lleva una armadura de cuerpo completo.
Simplemente te sorprenderías y no apartarías la mirada, aunque a nosotros no nos importaba en absoluto o eso es lo que creo en respecto a mis súbditos.