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Esta carnicería, nos daría tiempo, pero más aún, nos permitirá adaptarnos más rápido a nuestros cuerpo, ahora éramos muy  ágiles, fuertes y resistentes, a su vez nuestros sentidos están perfectamente agudizados, mucho más desarrollados que antes, incluso nuestra zona segura parecía haberse expandido, además había algo oculto, esa fue nuestra cooperación, instintivamente sabíamos donde estaban los demás en la pelea y podíamos sincronizarnos como si se tratase de una coreografía, era un sentimiento abrumador.

 

Viendo a los hombres tortuga muertos en suelo y a la sangre rociando las olas, sabía que esta escena ocurriría de nuevo, cada vez que alguien se acercase al abismo.

 

Tras unos segundos, ordene que derribasen la puerta de la muralla de afuera hacia dentro y que rompieran varios trozos de ella, todo para simular que fue hecha por los ataques de las bestias, debido a nuestra brutalidad, no dejamos bordes lisos ni nada parecido a una lucha con armas, las cadenas fueron usadas para atravesar, aunque su uso normal es para aprisionar.

 

Nuestras cadenas tienen puntas con varias zonas más salidas que otras, permitiéndoles agarrar a cualquier terreno y a su vez con gran facilidad para perforar, eso unido a nuestra maestría y la fuerza absurda de nuestros cuerpos, nos permite usarlo para perforar a varios enemigos de un solo empuje.

 

Tras hacer varias marcas más en toda la aldea, era hora de partir al norte, mire al cielo y el día acompañaba mi plan, nubes grises ocultaban el sol, justo lo que necesitábamos.

 

Era hora de poner a prueba nuestra forma en el cielo, cuando los pensamientos de surcar los cielos inundaron mi mente, las cola-cadenas volvieron a cambiar, dos de ellas se situaron en la zona de los omóplatos y se trasformaron en dos enormes alas, otras dos se alejaron hacia la cintura y cambiaron a dos alas mucho más pequeñas, por último, la cadena faltante se transformó en una cola gruesa y fuerte.

Las alas no eran las típicas de plumas o como las de los murciélagos, parecían más una fusión de ambos, la forma era como la de los murciélagos, pero más anchas y largas, pero la membrana estaba cubierta de fuertes placas, estas parecían plumas petrificadas, más bien como rombos superpuestos.

 

En mi mente, el conocimiento de cómo usar mi cuerpo en el aire fue impreso, las alas superiores son para la estabilidad, el empuje y la velocidad, las inferiores son como los flaps de un avión, permitiéndome hacer maniobras más cerradas y veloces, por último la cola era el instrumento de manejo de dirección, aunque siempre podía usar también las otras alas, más los movimientos del cuerpo para cambiar la dirección, pero es más complicado que con la cola.

 

Los demás al verme no dudaron en desplegar sus alas, pero en su caso carecían de las alas inferiores, seguían siendo ágiles, pero estaban un paso detrás mío en ese aspecto, aunque nadie dio voz al descontento par las alas faltantes.

 

He de decir que el abismo nos había quitado la libertad, pero nos había dado unos cuerpos fascinantes.

 

Con un fuerte impulso, el polvo se levantó y con él nuestros cuerpos se alzaron al cielo, en unas semanas había obtenido uno de mis sueños en vida, surcar los cielos.

 

Usando las nubes grises como cubierta, nos movimos hacia el norte, podía decir que nuestra velocidad no era cosa de broma, éramos terriblemente veloces, pero de golpe desaceleramos, exactamente un 75% de velocidad perdida, habíamos salido del rango del abismo y la maldición de la restricción había comenzado a hacer efecto.

 

Nosotros solo notamos la pérdida de fuerza, pero nada más, no hubo dolor ni escenas grotescas, pero aun así no nos gustó el sentimiento que nos dio, era como si docenas de cadenas se arremolinaran a nuestro alrededor, sujetando cada fibra de nuestros cuerpos.

Siendo el caso, solo pudimos soportarlo y acostumbrarnos.

 

Viendo que el ambiente había caído, decidí, más bien no pude aguantarme más y me lancé a hacer piruetas, trombos y otra buena cantidad de estupideces en el aire, al verme parecía que también tenían ganas y comenzaron a imitarme, algunos caían en picado, otros subían hacia arriba, mientras que algunos comenzaban a zigzaguear.

 

Por muy serio que uno sea, en el momento que tiene la capacidad de volar, es normal hacer locuras en el cielo, eso sí, siempre con una regla, tenemos que permanecer en el lecho de nubes, no les permití volar ni más alto ni más bajo.

 

Tras unas horas de vuelo, las nubes estaban terminando, según Lint, habíamos recorrido más de 600 kilómetros, nuestra velocidad era aterradora cuanto menos, pero comparado con la inmensidad de LAZ, esto no constaría ni como un 1% del planeta.

 

Viendo el fin de las nubes descendimos, quería que nuestra capacidad de volar sea lo más secreto por ahora, si entramos en una guerra, los enemigos no sabrán como atraparnos, ni como esconderse, además de que en batalla, las unidades aéreas suelen ser prioridad por su capacidad de saltarse las líneas de defensa, eso unido a nuestras estadísticas absurdas, nos volverían el centro de atención y eso no es lo que queremos y menos con nuestra vida tan reducida de la original.

 

En nuestro descenso, descubrimos una línea de carretas, estas estaban bajo ataque de bestias, la mayoría clase animal, quitando a las dos únicas clase bestia, en otras palabras, estaban en una situación precaria, para derrotar una clase bestia, es recomendable unas 50 unidades, pero esta carreta constaba de unas 60 unidades armadas, en un caso extremo quizá con esas unidades podrían matar a las dos clase bestia, pero con la ayuda de sus secuaces, era virtualmente imposible.

 

Eso siempre que decidiésemos no ayudarles, en el caso de dar nuestro apoyo, podríamos solucionar toda la situación, con 5 de los nuestros, podríamos tomar una de las clase bestias y los demás para la otra, dejando a los clase animal para las unidades de la caravana.

Nos dejamos caer cerca del campo de batalla, como estaban en un bosque, no nos pudieron ver descender, además de que las pocas nubes que ahora quedaban en el atardecer, nos dieron ese efecto de simbiosis con el ambiente, a partir de nuestra ropa blanca.

 

Cuando tocamos suelo, nuestras alas volvieron a ser las colas/cadenas, como tenía dudas sobre si ayudar o no, solo pude preguntar a los presentes, de los cuales 6 dijeron que no, 3 querían la experiencia y solo Irina quería ayudarles, ella no solía participar mucho en las conversaciones, así que cuando vi que era la única que quería prestarles ayuda me sorprendí, normalmente hubiera pensado que quien querría ayudarles seria la amable Gea.

 

Siendo el caso no pude evitar preguntarle la razón y su contestación fue como una luz en la oscuridad.

 

Su respuesta constaba de dos partes, la primera era que verificáramos si eran enemigos o aliados, si son de un bando como la alianza de caparazón negro, pues los mataremos junto con las bestias o los dejaremos morir, en caso de ser parte de la pequeña emperatriz, eso nos daría puntos para que nos contratase como mercenarios, también puede que sea alguien neutral y eso nos podría beneficiar o perjudicar en diversos factores. Por último, ellos nos deberán un favor, por su dirección van al norte, es decir posiblemente hacia la pequeña ciudad de la emperatriz, podríamos usar esto para que ellos nos lleven a cambio de protección.

 

Viéndolo así, decidí hacer caso a Irina.

 

Con una orden nos movimos a la vista de ellos, justo en el borde de la lucha.

 

No tardaron en notarnos, pero sus caras parecían más asustadas que animadas, quizá por nuestra apariencia.

 

Siendo Irina quien tuvo la idea, le deje hablar a ella.

 

– A los líderes de la caravana, tenéis 10 segundos para decirnos a que grupo pertenecéis, más de ese tiempo significa que nos iremos – Su voz era firme y alta, siendo fácilmente audible en medio del fragor de la lucha.

 

Los presentes se lo habían tomado a broma, para ellos ante su situación que podrían hacer 11 personas más… Además aparte de las ropas extrañas no tenían ningún arma o armadura a la vista.

 

Pero fue en ese momento que una de las bestias clase animal nos descubrió y decidió atacarnos.

 

Esta bestia parecía un velociraptor, de escamas verdes y con cuatro ojos, era una de las bestias más comunes en los bosques cerca del océano central, por la zona este.

 

El muy estúpido se lanzó sin pensárselo un momento, pero Velona ya se había preparado para interceptarlo, de su mano invoco una cadena que se lanzó hacia el animal, dándole un pequeño movimiento de muñeca la cadena comenzó a hacer  círculos en el aire, siendo la misma estética de un remolino, la cabeza del raptor estaba justo en medio, cuando esto sucedió dio un tirón, la cadena se comprimió al instante, dejando un claro sonido a huesos rotos.

 

Los miembros de la caravana no podían creerse lo que acababan de ver, un clase animal, siendo asesinado en dos segundos, dejando una escena atroz y mórbida, un cuerpo intacto y una cabeza completamente aplastada, dejando en el suelo manchas de sangre y materia gris.

 

En ese instante, un anciano hablo.

 

– Somos de la alianza comercial Leprechaun –