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Nadamos apresurados, todos atentos a nuestra habilidad de zona segura, poco a poco nos acercábamos a la tierra, aunque debo decir que Caronte tiene una gran habilidad para encontrar un continente o isla tan rápido, incluso no podía ver nada más que agua en la dirección que señalo, pero siendo alguien con el deseo de guiarnos no creo que falle.

 

Entre nuestras dudas, Saun se adelantó y se sumergió.

 

Al cabo de unos diez minutos volvió a la superficie.

 

– Maestro, la roca en las profundidades se está elevando de manera sistemática, también he localizado algunas bestias de clase monstruo por la zona – Saun, dio su reporte sin dejar nada al aire, habiendo salido solo en esos diez minutos pudo llegar bastante lejos.

 

Esto debido a dos razones, su deseo de asesinar le dio más agilidad que al resto, el otro punto son nuestros tentáculos, cuando queremos ir rápido, instintivamente, las unimos y acaban por tomar la forma de una enorme cola de pez, quizás más parecidas a la cola de las morenas, dándonos un gran impulso al movernos en el agua.

 

Nos alejamos de las zonas con bestias de clase monstruo, en este momento una sola podría matarnos a todos, además Demora solo es una cría y no creo que pueda enfrentarse a una criatura de igual poder, esta sería su primera batalla y sin ninguna experiencia cometerá errores, errores que no se pueden permitir en una pelea a vida o muerte, esto junto a que nosotros no tenemos la fuerza de interferir.

 

Si fuésemos unos cientos o más, con armas primitivas, deberíamos de poder con una bestia clase monstruo, con algunas bajas de nuestro lado, pero ahora imposible.

Bajo la guía de Caronte y los reportes continuos de Saun, poco a poco, avanzamos y tras dos horas nuestros ojos se iluminaron.

 

Vimos la costa, muy a lo lejos, pero lo que nos encanto era lo que residía debajo de las aguas, una enorme extensión de coral de múltiples colores, y entre ellos pequeñas simas que parecían no tener fondo, otro de los puntos es que era de noche y aun sin la mejora de la visión nocturna, se podría ver, todo el suelo estaba recubierto de pequeñas plantas como el musgo, que brillaba, aparte tanto el coral como las flores y la absurda cantidad de peces, todos tenían luminiscencia, era realmente hermoso.

 

Al ver la ingente cantidad de peces, el estómago de Demora gruño, junto con el de todos los presentes, algunos se rieron en voz alta, como Gal y Velona, otros se ruborizaron, esto es algo que solo la gente de nuestra especie puede percibir, para otros, quizá solo se ha oscurecido un poco el todo de las escamas, entre ellos estaba Lilith, Gea, Lint y para mi sorpresa Pelé, los demás simplemente callamos.

 

Gracias a la enorme cantidad de peces, pudimos comer sin demasiado esfuerzo, buscando maneras de encerrarlos en huecos en las rocas, donde no podían salir y atrapándolos después, nuestra manera de cazar era realmente torpe, aun así, conseguimos resultados, en cambio Demora… Podríamos decir que su manera era la más salvaje y abusiva existente y la más eficiente.

 

Se metió en una sima, ocultándose en ella, luego abrió por completo su boca, sellando todo el agujero donde entraba su cuerpo con cierto margen con las paredes y activo devorar mares.

 

El resultado fue terrorífico, un remolino comenzó a formarse y al poco, incluso nosotros teníamos que tener cuidado de no caer en la corriente absorbente, los pobres peces cercanos no tuvieron oportunidad alguna, se les podía ver ser engullidos con bastas cantidades de agua.

 

Tras un par de minutos tragándose todo a su alrededor, que no estuviera pegado a las rocas, Demora salió de la sima, sin ningún cambio en su cuerpo, algo extraño porque estaba seguro que había bebido suficiente agua como para que su cuerpo explotara unas 20 veces, con una sonrisa de satisfacción escupió toda el agua en una dirección cualquiera, destrozando el coral por donde pasaba el chorro de agua, obviamente su potencia seria docenas de veces más fuerte si lo lanzase en la superficie, pero así estaba bien para nosotros.

 

Cuando todos comimos nos reunimos de nuevo, siendo yo quien abría la conversación.

 

– Bien, ahora que estamos saciados tenemos que encontrar un lugar donde pasar la noche y donde formar una aldea rural, aún tengo que invocar la piedra de vida – Este tema era el más acuciante, la piedra de vida era el núcleo de las facciones, un objeto que tenía la capacidad de revivir a la población, eso sí , perderían sus conocimientos y personalidad, con excepción de aquellos que se les concedió una individualidad, de ahí lo importante que fue dárselas lo antes posible.

 

Al contrario que otras facciones, no tenía problemas con las individualidades. Lo normal sería no darlas a no ser que alguien de tu población tenga la calidad más alta, y las mejores habilidades, nosotros no tenemos población suficiente para gastar las individualidades, así que no me podría importar menos dárselas a todos, además de que esto me permitiría poder contar con ellos en todo momento, incluso tras su muerte.

 

Eso no quita que se necesitan recursos para traerlos de regreso, cantidades astronómicas de alimento, muchos bienes de valor, algo mucho más fácil de obtener para los jugadores que tienen acceso a la tienda del juego.

 

La tienda era la misma que en cualquier juego pay to win, con revivires, algunos recursos básicos, y sobre todo, población.

 

Tras una guerra, la carencia de soldados es obvia, pero no solo cubría esta función, imaginaos un reencarnado, él tendría a su población y alguno de ellos acaba por destacar en la forja, acabando en volverse herrero y comenzar su estudio de los metales, armas y armaduras, aprendiendo de cero y aprovechando su talento para poder dar a esos materiales sin vida una nueva forma útil.

 

Todo ese proceso solo le lleva a un jugador un solo gesto, ellos pueden ir a la tienda y comprar una unidad de población con características de herrero, con un don para el oficio.

 

La diferencia es enorme, eso sí, también la calidad, el comprado es casi una docena de veces peor que aquellos que se esforzaron desde cero, la calidad de su fundición de materiales y el uso de estos son mucho peores, era la manera que tenía LAZ de mantener el equilibrio entre jugadores y reencarnados, a lo que beneficios refiere.

 

Otra ventaja del jugador en este caso, es cuando ese herrero muere, ya sea por la vida útil de tu facción o por otros medios, el reencarnado tendría que volver a nutrir a otro herrero, si este no tiene ningún aprendiz capaz, pero el jugador solo tendría que ir a la tienda y listo.

 

Esto sucedía en la mayoría de los oficios, aunque otra regulación que tenía LAZ fue el costo de estas unidades, valiendo decenas de miles de euros, pero para las grandes empresas eso no era ni calderilla y con lo que se mueve en LAZ, siquiera valía la pena darle una segunda mirada.

 

Siendo el caso, los reencarnados tenían los mejores trabajadores, mientras que los jugadores tenían la capacidad de reemplazar a los suyos de inmediato o de tenerlos desde los mismos instantes de empezar, entre otras ventajas de la tienda, como mutaciones, siendo terriblemente caras.

 

Aquellos tiburones que nos atacaron en la guardería tenían estos efectos, ya sea el veneno o las púas, todos tenían precios absurdos, llegando a los millones y ahí estaban, siendo los reyes de la guardería por ello.