Ante ella, cabalgo en la bruma de los olvidados,
Sabiendo que la eternidad espera a aquellos llorados.
Lamento mis penas, mis pensamientos no mencionados,
sabiendo que el dolor se aleja de aquellos atormentados.
Solo lloro con todas mis fuerzas por todos los no mencionados,
alejados de la mente amiga, de la historia olvidados.
Toma su mano y sonríe, ya no habrá tribulaciones,
solo la compañía de todos tus hermanos.
1º Tramo de la Oda a la muerte: Por Hel. (Un intento de Oda)
En ese momento, en la tierra, en esa misma noche, millones de casas tenían encendidas sus televisiones, sintonizando sus respectivos canales de noticias de LAZ, todos reunidos con bebidas y comida rápida.
No había casa en la cual un niño estaba en cama aun tarde en la noche o quizá siendo la madrugada en su zona horaria y el porqué fue sencillo, guerra.
Varias grandes alianzas habían formado una coalición con tal de tomar un territorio bajo las fuerzas de una de las facciones de reencarnados más poderosas.
El segundo reencarnado: Tilum.
Se podían ver miles de seres de muchas formas y tamaños, todos reunidos frente a otro gran ejército de más o menos las mismas magnitudes, obviamente Tilum supo lo que le venía y con ello llamo a sus aliados.
Los jugadores tomaron formaciones, cada uno con sus respectivos líderes de alianza…
Aunque había cierto caos, todos estaban emocionados y rebosantes de energía.
El campamento de los reencarnados era muy diferente, si las tropas de los jugadores estaban en desorden, la coalición de Tilum estaba completamente en silencio, cada uno bien colocado sin el menor fallo o indisciplina.
Otra diferencia era el tipo de unidades que abarcaban cada ejército, mientras que en el de jugadores estaban todo tipo de unidades: desde monos gigantes armados con árboles, orcos menores, humanos y facciones varias…
En el lado reencarnado se podían encontrar solo unos pocos tipos: enanos junto a artillería básica, fundíbulos y balistas hechos de metal, Los salamandrs, una facción mutada de los hombres lagartos habituales, con una resistencia y talento innato en la magia de fuego y por ultimo y no menos importante los imps de Tilum, estos diablillos tenían formas variadas, como lobos rojos, murciélagos llameantes y pequeños seres humanoides con cuernos y armas rusticas.
En LAZ, era muy difícil armar un ejército, primero tendrían que aprender a recolectar y aprender las propiedades de los minerales, cueros de las bestias y otros recursos varios, luego aprender a forjarlos y que la calidad sea decente.
Solo estos procesos conllevaron, que tras medio año desde el nacimiento de LAZ, solo los enanos de los reencarnados y las facciones con las que comercian, vendiendo sus armas y armaduras llegaran a poseerlas.
En otras palabras, LAZ era como el mundo real, desde la nada tendrían que hacerlo todo.
Los jugadores también tenían sus herreros, pero estos por ahora no podían hacer casi ninguna arma, lejos de las armas más rusticas y primitivas.
El porqué de la diferencia era muy sencillo, el tiempo.
Un reencarnado tenía todo el tiempo del mundo, mientras que un jugador acabaría dejando LAZ para comer o dormir, aparte de tomárselo como solo un juego, algo que obviamente no ocurría con la mayoría de los reencarnados, cuando algún jugador se va y es atacado, sin su supervisión seguramente perderían todos sus recursos o sufrirían muchas bajas.
Eso dejo muy por atrás a la mayoría de jugadores tecnológicamente hablando.
Eso y la inmensa cantidad de recursos necesarios para la experimentación y para la creación final de equipo adecuado.
Dando a los enanos, adeptos de la minería y la forja como los ejércitos mejor preparados y de las facciones más avanzadas, además de ricas.
La batalla estaba por empezar, todos en sus casas no podían apartar la cara del televisor de la tensión generada, hubo quienes tenían los ojos rojos de haberse olvidado de pestañear en minutos.
Con una orden, la artillería enana comenzó a atacar, las bolas de fuego se alzaron sobre los cielos dando inicio a la batalla.
La batalla estaba situada en una planicie de roca volcánica negra, las unidades de ambos ejércitos se disponían en dos colinas opuestas, siendo la de los reencarnados algo más alta, dándoles la ventaja del campo de visión y alcance de tiro, además de que ellos tenían el impulso de pelear una batalla defensiva, con la artillería atacando y el territorio detrás de ellos siendo aliado, podían reponer la comida y munición sin ninguna impunidad, mientras que los jugadores tenían detrás de ellos un gran conjunto de carromatos con alimento y agua, además de los recursos básicos para la guerra, pero como todo, se acaba y estaban demasiado lejos de sus respectivos territorios para reponerlos de inmediato.
Las unidades de los jugadores corrían por la planicie con todas sus fuerzas, mientras que los reencarnados formaron una forma poligonal cerrada, cubriendo todos sus flancos y la artillería, ellos esperaban en su colina sin ningún miedo a las tropas enemigas.
Debido a que muchos jugadores tenían unidades muy peludas, las bolas de fuego fueron muy efectivas contra ellos, llevándose una decena de unidades por bola impactada.
Entre los jugadores, había tres facciones de unidades aéreas, dos de arpías y una de cuervos de la tormenta, una facción que perdió su inteligencia en puro daño y siendo más bestias que seres conscientes.
Estos tres rápidamente se destacaron y comenzaron a marchar contra la colina, su principal función fue parar la artillería a cualquier costo usando su maniobrabilidad y velocidad superiores.
Tanto Tilum, como los demás líderes reencarnados en la coalición defensiva no eran tontos y vieron el apresurado plan enemigo.
Tilum ordeno a sus murciélagos que se parasen sobre la artillería y se preparase para interceptar a los enemigos, esto solo los retendría por unos instantes, pero con ello los ballesteros enanos y los magos y arqueros salamandrs podrían atacarles sin que puedan escapar volando.
La infantería enana era el grueso defensivo de su formación, con armaduras completas de metal, un escudo de torre y un hacha de una mano, chocar contra ellos seria lo mismo que lanzarse contra un pivote de metal con ganas de diseccionarte un brazo o dos, la infantería salamandrs, estaba formada en su mayoría por lanceros con más bien poca ropa, pero sus escamas eran suficientemente dura como para compararla con varias capas de cuero de la mejor calidad. Estos dos tipos de unidades se sinergizaron para crear un muro impenetrable, el cual se volvió insalvable para las unidades de los jugadores que chocaban contra él.
Los magos y arqueros de los jugadores fueron el mayor problema que Tilum tenía en ese momento, desde lejos provocaban una gran cantidad de daño, siendo una gran molestia, una que no tenía una solución rápida, el solo deseaba que se quedasen sin munición o sin fuerzas para lanzar ningún hechizo.
Aun con estas molestias el asalto enemigo estaba siendo repelido con cierta facilidad.
O eso pensó hasta que los monos gigantes llegaron al fin al frente de la batalla.