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Primer día de Nuevo cielo, Año 300512 Después del Rubí

Una joven estaba se encontraba sentada mientras revisaba los documentos en su escritorio. Su habitación dedicada únicamente al trabajo estaba completamente abarrotada de fichas, hojas y archivos.

Detrás de ella había un balcón que daba a una vista panorámica de la ciudad. Ciertamente grande y bien organizada.

Como cualquier ciudad de la confederación, se dividió en distritos. Mientras se levantaba del asiento gris y el escritorio color caoba diviso un barco con enormes paletas laterales, llevaba  una bandera de fondo negro con un fénix y dos alabardas detrás de él, era la bandera del “Primer Legado”, Hero Thirvannir.

Se ruborizo ligeramente mientras tomaba recordaba las lecciones de su mentor, quien ahora era su igual.

“La mejor forma de mostrarle que he crecido, es tener éxito en mi proyecto” se decía a si misma mientras veía al navío marchar rumbo a la capital. Seguramente tenía algo que ver con la reunión del día anterior. Aunque el había dicho que su informe pasaba, no confiaba en que fuera así del todo. Inmediatamente se dirigió a su residencia como una posesa y reunió a sus generales, con su ayuda pulió aún más el magnífico plan.

Una vez más llamo a uno de sus confidentes. Únicamente haciendo un gesto con la mano izquierda, apareció un joven.

Portaba un enorme espadón en su espalda, un estoque enfundado y una ballesta con finas líneas de azul brillante. Su nombre era Maido Brooktorm. Su ocupación?, era un Vigilante.

Miro el rostro del chico que apareció, tendría su misma edad, pero a diferencia de ella, quien eligió y forjo su camino hasta llegar al máximo rango del ejército y el gobierno, el no tuvo elección. Desde joven fue elegido y entrenado. No sintió pena, más bien orgullo, por personas como él es que la Confederación podía pisotear a cualquier otro.

“Qué opinas de lo que has oído del proyecto hasta este momento Vigilante Maido, habla con libertad”

Cuando termino de pronunciar esas palabras el joven únicamente asintió y luego de unos segundos hablo en voz firme.

Sus palabras le mostraron un nuevo enfoque, ahora era prácticamente imposible que este plan fracase.

-«Ahora solo debemos atraer al pobre cazador, ya que los huevos del dragón fueron dejados atrás, realmente has cumplido con tu deber Vigilante»-

El joven únicamente asintió antes de desaparecer en las sombras nuevamente, dejando a la joven legada con una siniestra sonrisa en el rostro.

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Tercer día de la segunda luna, Año 300513 Después del Rubí

En uno de los caminos del reino Meredico se encontraba un exquisito carruaje, a la distancia podía verse su lujo, aunque lo que más destacaba era la seguridad con la que viajaban. En 4 formaciones de rombos alrededor de cada uno de los 4 carruajes y la carroza, se encontraban jinetes en armadura ligera, sus poderosas mazas daban la sensación de haber visto mucha violencia, con unos escudos de caballería pequeños y las dos lanzas que llevaban en su espalda.

Sus vestimentas no eran comunes, de hechos sus trajes de cuero tachonado estaban elegantemente decorados, tanto que parecían más nobles armados que soldados. No llevaban casco pero sus brazales y botas estaban blindadas, en el techo de cada carruaje viajaba un arquero Ranger y los conductores eran Hechiceros.

El mismo carruaje estaba fuertemente blindado y encantado para mayor seguridad y confort.

El más lujoso de los cuatro carruajes estaba ocupado por 5 personas, tres hombres y dos mujeres, estos eran los gobernantes del Reino Meredico, quienes discutían acaloradamente sobre cómo encarar las próximas reuniones diplomáticas, siendo la reina la más calmada de ambos.

Alaria Tiz Vraan, de rasgos delicados cabellera verde brillante y un cuerpo delgado, no era humana, era una Dríade de una poderosa casa noble del reino y aunque el matrimonio entre ambos fue arreglado ella siempre había tenido sentimientos por el joven rey que destituyo al anterior tirano. Llevaba un elegante vestido blanco con detalles en oro, y una especia de chaqueta alrededor de la cintura, en su cuello podía verse un collar con el símbolo de su casa, un par de serpientes entrelazadas a una espada de madera.

A su lado se encontraba el rey Leonido Val Teloc’Sar, en su tiempo fue un poderoso guerrero, que por mala suerte se encontró en una casa de clase baja al nacer. Se enlisto en el ejército a los 16 años como la mayoría de voluntarios y allí demostró que no solo había nacido con el fervor de la batalla en las venas si no que una buena mente se encontraba sobre sus hombros. Luego de una ofensa contra la que en ese entonces era una amiga cercana suya un joven Leonido se rebeló contra el anterior monarca, le derroto y tomo el poder para él y su casa.

Ahora no era más que una vaga esencia del guerrero que alguna vez fue y aunque su cuerpo aún mantenía su misma figura, un tanto más descuidada, lo cierto es que no había vuelto a tomar una espada desde que se sentó en el trono.

Como era de esperarse de un hombre en su posición sus ropas eran exquisitas, pero había algo en particular, su forma de vestir se asemejaba más a la de un noble bárbaro que a la de un noble de un imperio o un reino, esto era precisamente porque quería dar la impresión de alguien fuerte que no debe ser subestimado.

Era una estupidez para él, si quería dar una buena impresión entonces su padre, el rey, debía mostrarse como sabio, capaz de ver cualquier artimaña o truco y sacar el mayor beneficio para su nación. Aunque si lograba hacer esto vestido como estaba entonces sería el doble de beneficioso, aun creía que no tenía sentido mostrarse como fuerte y poderoso, ya que ¿Qué clase de monarca loco se lanza a la batalla?, tal vez los Emperadores Mágicos de antaño, pero eso es justo lo que llevo a su nación a la perdición, luego de que el heredero muriera una lucha de poder entre los hermanos restantes dividió a la nación y los Reinos Santos del Este esperaron pacientemente a que se destruyera por dentro para invadir luego a un mero cascaron de lo que una vez fue el más grande imperio, esa es una de las razones por las que la Magia divina es tan valorada, no necesitas entrenar para que esta sea poderosa simplemente debías tener fe, y eso es también su perdición, por algo los reinos santos cayeron hace 300 años aun después de anexar los ricos territorios del primer imperio.

En cualquier caso el Joven príncipe giro su cabeza para verificar el estado de ánimo en el carruaje, a su izquierda su hermano mayor y príncipe heredero, Mercenio Tiz-Val Teloc’Sar, con un cabello corto y funcional color marrón con algunos destellos verde claro, un hombre joven que había demostrado ser más capaz que su padre en la misma edad, con destellos de brillantez en sus ojos. Él era una persona manipuladora y astuta, capaz de mentir, traicionar, engañar e instigar innumerables intrigas con tal de conseguir aquello que deseara. Aun así era muy amable e intento con él, como muchos de sus tutores y sus «amigos» le decían, esperaba que al momento de la elección de su padre él se pusiera del su lado como primogénito y que planeaba hacerle su consejero.

Al menos había visto utilidad en un jovencito como el…

En el lado opuesto del carruaje se encontraba su hermana, ella era……

….

Extraña?

Era un joven bendecida con una extraordinaria belleza, pero se encontraba en sus 16 años y aún se mantenía soltera, esto generaba una gran tensión en su reino, especialmente en la alta nobleza, ya que el rey mediante un edicto declaro que su hija solo sería desposada por aquel hombre que pueda derrotarla en una batalla.

Pero lo extraño era que ella misma había pedido a su padre que promulgue este esté «mandamiento», ya que no deseaba ser usada como una herramienta en los juegos políticos, aunque el mismo sospechaba que la verdadera razón era debido a la enfermedad de la que padecía…

«Maniaca de batallas, estabas pensando en ellos otra vez verdad hermanito?»

Al ver que su expresión era aún demasiado fácil de leer, opto por una salida rápida y segura.

«De hecho estaba pensando en la posibilidad de que esta vez sí consigas esposo hermana mía, después de todo los rumores afirman que la nación a la que partimos está llena de personas fuertes»

Mientras visualizaba a su padre para imitar los gestos de un gobernante dejo salir unas apropiadas palabras para un joven medio arrogante, pero no fue suficiente para ella.

«Sera que en realidad estas intentando engañarme, a mí? Tu querida hermanita?, eres cruel» decía mientras mostraba una expresión inocente e infantil.

«Tienes razón oh «Hoja de Medianoche» ha sido una mala broma de mis parte preocuparme por la segunda espada del país, pensar que podrías ser derrotada, tu Gran y gloriosa «Hoja de Medianoche», por favor acepta mis más sinceras disculpas por…»

«Para, lo dejare solo, Para»

Una siniestra sonrisa asalto su rostro, sin duda su hermana era fuerte en combate, pero su mente, más bien su resistencia contra ataques emocionales y adulaciones era inesperadamente bajo.

«No debí ir tan lejos hermana, en serio discúlpame, a pesar de saber la razón por la que padre te trajo, en verdad discúlpame»

«No te preocupes, no es nada»

En efecto su padre se había cansado de esperar, el edicto creado hace 6 años había evitado el matrimonio, pero ahora este era un grillete, ya que explicaba que si ella no había conseguido un esposo para el quinto año después del onceavo aniversario de su nacimiento, el derecho a elegir esposo recaería en su padre otra, vez. En estas circunstancias su padre había decidido llevarla junto a sus dos hermanos, a las primeras reuniones diplomáticas con la «Confederación d de los Pétalos» o Blood Rose como se presentaban ellos mismos, así es solo había una razón por la que podrían llevarla a tan importantes reuniones, justamente lo que ella había querido evitar, convertirse en una en una herramienta política en este caso, ser utilizada para atar a esta nación al reino a través del matrimonio.

Su hermana simplemente aparto su mirada de él, obviamente estaba irritada, pero esto solo podía saberlo el, puesto que normalmente era inexpresiva.

 

Había sido demasiado cruel