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Ahm, hola, soy shiku….Bueno, iré al grano, me voy. No será para siempre, solo un tiempo, la verdad últimamente no puedo descansar bien y traducir me resulta pesado y hasta agobiante…como entenderán esto lo hago por gusto y si me sienta mal…entonces no lo disfruto, por eso quiero darme un retiro espiritual.

Las novelas:

Tower Of Karma: Quedará pausada.

Reing of The Hunter: Ecleair…se encargará de nuevo ^^ al igual que con My Beloved (Cat) Girlfriend…Así que realmente no verán muchas diferencias con mi desaparición temporal.

Bueno ha sido un placer, volveré, pero no se cuando ^^ Espero que….no se, no me odien mucho, ¿si?

Shiku.

PD: Antes de irme les dejaré un fragmento de….Shikuro «El Viajero Errante» Una novela original mía….Así les dejo algo de despedida.

Su rostro se levanta, sus ojos violeta se clavan en el cielo oscuro, su pelo corto se mueve como las briznas de hierba lentamente, sus labios se separan suavemente. Su mirada baja y observa la vasta pradera gris, sin vida, sin muerte, sin color.

Las nubes cubren suavemente la oscuridad eterna de un mundo estancado. Sus pies se mueven por primera vez en su vida y también por última.

Un paso indeciso, un miedo aflora, una zancada de más una menos para el final. Un camino eterno, una meta inexistente. Un deseo esperanzador, un miedo irracional. Un segundo, un año.

Su alma, afligida por aquello llamado sufrimiento emergente, un dolor repentino, un crujir, un latido moribundo, un suspiro de vida, una muerte en paz, una soledad eterna.

El tiempo corre, o quizás no. El brillo en sus ojos se desvanece y poco después su color, solo negros pozos cual cielo sin evolución. Su pelo se cae y se marchita como árbol milenario sin raíces. Ahora negros cabellos crecen incesantes e imparables y cubren su ser.

Sus manos se funden y sus huesos también, para formar un nuevo cuerpo, tan blanco que resulta impoluto, tan negro que asola al abismo, tan vacío que alcanza la perfección.

“Ni vida ni muerte, aquel que la senda del viajero errante hace”

“Paso tras paso un camino perpetuo”

“Sin pasión, sin felicidad pero con miedo”

“Ira llameante sus cuerpos mueve”

“No por aquel que les condena, sino, por ser ellos mismos”

Esas palabras sueltas en su cabeza nacen, tan simples, tan duras, cuan cruel es el destino, caprichoso como el tiempo que tu vida roba. Magnificencia en polvo queda.

Perdido en un abismo incoloro, el tiempo pasa y vuelve a pasar, un ciclo, dos ciclos, tres ciclos. Eón tras eón, el sentido se pierde, la cordura abandona y la locura se revuelve.

La soledad no perdona, sus garras agita y tu cuerpo recibe su golpiza, ¿pero ya que es ese sufrimiento con el ya sufrido?

Te pierdes en tu senda, hipnotizado por un deseo de ver el final inexistente, una esperanza falsa, una mentira fruto de la debilidad.

Perdido en los recuerdos en busca de algún color, mas tomado fue de tu vista y de tu ser, no más belleza has de ver.

No más felicidad tienes que sentir, solo sufrir eternamente para deleite de aquellos que también sufren sin saber.

Un monstruo que trae muerte, un dios que trae vida, no, no has de poseer si quiera eso, solo el vacío es digno de ti.

Quieres gritar, quieres llorar, pero todo eso es oscuridad. Lágrimas de tinta lastimera que corrompen el mundo con su fluir, gritos agonizantes que hasta a las bestias harán sufrir.

 

Tortura sin nombre que soportar, ropas negras de luto por la eternidad.

No por aquellos que en tu pasar perecerán, por tu alma inocente y pecadora que nunca sufrirá.

Contradictorio es, mi sufrimiento puedo entender, pero a la vez, ¿es está tranquilidad lo que se llama “paz”?

¿Es mi amor el que me hace pasar por penitencia o mi estupidez?

Mi valor o mi cobardía la que me arrojan al pozo sin fondo por el que lento desciendo esperando poder ver su final.

Irónico que aun pueda pensar, deleitarme con mi propio sufrimiento. Mis alaridos música celestial y mis lágrimas un dulce manjar.

Mis dedos danzan y mis pies también, un baile, todo es tan solitario, ni el sonido me acompaña, rítmico es mi suspiro tanto como la encantadora melodía de la soledad.

Acompañado de un peso que no puede soportar.

El viajero errante, viaja por la eternidad.